En un mundo que experimenta continuamente el cambio, las municipalidades se enfrentan el desafío de planificar y diseñar espacios urbanos que puedan responder eficazmente a las necesidades de sus habitantes. Aquí interviene la cartografía social, una herramienta que permite visualizar y comprender las dinámicas sociales; emerge como un recurso esencial para lograr este objetivo.

A través de la participación ciudadana y la recolección de datos sobre los niveles de vida, aspiraciones de la comunidad o problemas, la cartografía social se convierte en un pilar fundamental para el diseño y gestión de las ciudades.

Esta herramienta no solo permite identificar con precisión las necesidades de los ciudadanos, sino que también visibiliza a las comunidades y sus problemáticas locales que tradicionalmente han sido marginadas en los procesos de toma de decisiones. Al involucrarse a los habitantes en la creación de mapas que reflejen sus realidades, se obtiene una visión más holística de la ciudad, facilitando la identificación de áreas que requieren atención urgente, ya sea por falta de servicios básicos, la ausencia de espacios públicos adecuados o la inseguridad.

Este instrumento, además, mejora significativamente la planificación urbana. Los datos que son obtenidos a través de la cartografía social les permiten a los planificadores municipales diseñar espacios públicos que respondan a las necesidades de estas zonas, priorizando las inversiones en infraestructura y adaptando las políticas públicas a las dinámicas culturales y sociales específicas de cada barrio o sector, procurando un desarrollo urbano equitativo e inclusivo.

El profesor Juan Herrera, de la universidad de Laguna, España, en su libro Cartografía social centro superior de ciencias políticas y sociales, plantea otro aspecto determinante de esta especialidad; su capacidad para fomentar la gobernanza participativa, integrar a los ciudadanos en el diseño de su entorno y fortalecer la relación con las autoridades. La rendición de cuentas y transparencia se ven favorecidas, lo que mejora la calidad de la gestión pública y confianza en las instituciones.

Municipalidades en varios países han utilizado esta herramienta para mejorar la calidad de vida de sus ciudadanos, demostrando que la participación ciudadana en la planificación urbana es la clave.

Los casos de éxito en América Latina

Brasil

Municipio del Amazonas: La cartografía social se ha utilizado para mapear tierras indígenas y áreas de conservación ambiental.

Rio de Janeiro: En las favelas se ha utilizado para mapear necesidades y promover la participación comunitaria.

México

Chiapas: Es utilizada para el reconocimiento de territorios indígenas y la planeación comunitaria rural.

Ciudad de México: Aplicada en proyectos de recuperación de viviendas y espacios públicos.

Colombia

Municipio del Cauca y Chocó: Utilizada en procesos de restitución de tierras y la construcción de proyectos de desarrollo en comunidades indígenas y afrodescendientes.

Bogotá: En barrios informales se ha utilizado para mejorar el acceso a los servicios públicos.

Ecuador

Amazonia Ecuatoriana: Es utilizada por comunidades indígenas para la defensa de sus territorios frente a la explotación petrolera.

Quito: Se utiliza en barrios para identificar las necesidades sociales.

Europa

España

Cataluña: Se utiliza en procesos de planificación urbana participativa.

País Vasco: Aplicada en la planificación de proyectos de desarrollo rural y sostenibilidad.

Italia

Nápoles: Empleada en la planificación de barrios degradados a través de la participación comunitaria.

Roma: Utilizada para involucrar a la ciudadanía en la planificación de espacios públicos.

América del Norte

Canadá

Vancouver: Usada en comunidades indígenas para mapear territorios y planificar proyectos de conservación.

Toronto: Aplicada en barrios multiculturales para promover la cohesión social y mejorar los servicios públicos.

Estados Unidos

Detroit, Michigan: Ha sido utilizada en barrios afectados por la crisis económica para mapear activos comunitarios y planificar la revitalización.

Nueva York: Aplicada en la planificación de proyectos de recuperación post-desastres en zonas vulnerables.

Fuente: Social Cartography an Analysis tool for Community Study./ Revista Granmense.

Otras comunidades de Asia y África también han experimentado soluciones positivas aplicando la cartografía social. No obstante, la implementación de esta herramienta no está exenta de desafíos, es fundamental abordar consideraciones éticas en la recolección y uso de los datos, garantizando que los procesos sean inclusivos y representativos de toda la comunidad. Además, se requiere la suficiente voluntad política y los recursos económicos adecuados para ejecutar estos proyectos de forma efectiva.

Este instrumento es invaluable para el diseño y la planificación de las municipalidades, porque cuando se coloca a las personas en el proceso de toma de decisiones, se promueve el desarrollo inclusivo, sostenible y equitativo. Quienes adopten la cartografía social estarán mejor posicionados para construir ciudades en las que todos puedan prosperar y enfrentar los desafíos del futuro.