De nuevo los obispos dominicanos en su Carta Pastoral del 21 de enero volvieron a manifestar su inquietud y preocupación social, por los acontecimientos y las afectaciones que tiene la sociedad dominicana.
Para lo que tuvimos la oportunidad de asistir virtualmente a la Virgilia de la Virgen de La Altagracia, con la misa auspiciada por el obispo Antonio Camilo y por Fray María Guerrero resultó altamente satisfactorio poder visualizar como la puerta de la Basílica de Higüey el cristal que protege a la Virgen de La Altagracia fue desplegado; para mí fue emocionante debido a que no había tenido esa experiencia.
El obispo Antonio Camilo hizo una importante homilía en la que destacó la consagración de la virgen en el año 1922 precisamente un 15 de agosto. la Iglesia Católica celebra el Año Jubilar Altagraciano, en ocasión del centenario de la coronación canónica de la Virgen.
En su homilía el obispo Antonio Camilo habló de la igualdad de todos los hombres ante la ley, sin privilegio y sin distinción de estatus social, además llamó al pueblo dominicano a orar permanentemente por el cese de la pandemia y por la recuperación.
El obispo de La Altagracia, monseñor Jesús Castro Marte, y el arzobispo de Santiago, Freddy Bretón, tan bien se pronunciaron para que el pueblo dominicano tenga firmeza ante las adversidades que constituyen la inflación, el Covid-19 y la violencia.
El obispo de la Diócesis de Higüey, monseñor Castro Marte, pidió al pueblo dominicano que permanezca firme en la fe y confiado en que “Dios no abandona a sus hijos en los tiempos difíciles que vivimos, generados por la inflación, la violencia, la corrupción y sobre todo por la pandemia del Covid-19”.
En una clara alusión al momento actual monseñor Castro Marte dijo: “Hay que actuar al respecto: las leyes del mercado no deben primar sobre la persona humana necesitada; es aquí donde el Estado ha de intervenir a través de políticas públicas que propicien el bienestar de la mayoría. Confiamos en que la actual administración pondrá sus oídos en el corazón del pueblo para escuchar las angustias y preocupaciones que le atormentan y brindar soluciones reales a esta problemática”, expuso el prelado.
Es necesario humanizar la toma de decisiones públicas, acercando a los ciudadanos y a los más carenciados. Por ende, la formulación de las políticas públicas debe estar lo más cercano a la gente, preservado el ahorro nacional y transparentado las ejecución del Estado.