¡OH NO, CARMEN NATALIA, NO ES MOMENTO
de meditar ¿Tú quieres compañera,
que intente una metáfora? ¿O un cuento
de lobos y una ciudad de madera?
(Pedro Mir ante el féretro de la poetisa y patriota)
Carmen Natalia Martínez Bonilla y Josefina Padilla Deschamps constituyeron parte esencial de la vanguardia en la lucha interna de la juventud antitrujillista en la década del cuarenta. Carmen Natalia poetisa y ensayista petromacorisana, muy notoria en la literatura, publicó su libro de poesía Alma adentro en 1939. Hasta esos momentos brillaba en el parnaso criollo, su lira romántica se hacía sentir con vigor y plena hermosura. No obstante, su sensibilidad social no le permitía mantenerse indiferente ante la lobreguez política que abatía al país. Sin arredrarse, se integró a una inolvidable jornada épica por la restauración de las libertades públicas. El horrible vendaval dominante no pudo doblegarla.
En aquellos instantes harto tormentosos, el crítico literario Pedro René Contín Aybar en su celebrada Antología poética dominicana, editada en 1943, sin imaginárselo integraba a dos poetas petromacorisanos que poco tiempo después se convertirían en opositores radicales a la tiranía: Pedro Mir y Carmen Natalia. Contín Aybar comentó que la poetisa tenía un sello personal como Juana de Ibarbourou, Delmira Agustini y Gabriela Mistral, colocándola en un plano semejante a la poesía de los hombres, proclamando:
“Vale decir, que su feminidad se universaliza, desentendiéndose del círculo familiar para expresarse, humanamente, con voz de Hadas. Es la más poeta de nuestras mujeres escritoras. Y la más personal. A los titubeos del comienzo, opone ya, atrevidamente, la independencia de su alto sentido poético”. (Pedro René Contín Aybar. Antología poética dominicana. Editorial El Diario. Santiago, 1943. p. 192).
No se imaginaba el antologista que además de su independencia lírica, la poetisa estaba henchida de una emancipación social que le permitiría no apocarse ante el entonces vigente reino de las tinieblas. En la segunda edición de la Antología Poética Dominicana en 1951 de modo obvio Carmen Natalia fue segregada, para reaparecer en la antología intitulada Poesía Dominicana del referido autor en la época post-Trujillo en 1969. Alberto Baeza Flores, poeta y antologista chileno muy vinculado a los dominicanos, anotó que su correspondencia desde el exterior con la poetisa rebelde para evadir la censura tenía que ser en clave, dado la peligrosa participación política de esta. (Alberto Baeza Flores. La poesía dominicana en el siglo XX. Biblioteca Nacional. Santo Domingo, 1986. p. 202). Joaquín Balaguer por “precaución” también asumió a la poetisa en la época post-Trujillo, manifestando que:
“Sus versos llamaron poderosamente la atención no sólo por el sabor de protesta que contenían contra el estado de cosas entonces reinante en el país, sino también por cierto acento inconfundible que quita a esos poemas lo que pudieran tener como expresión de desahogos ocasionales”. (Joaquín Balaguer. Historia de la literatura dominicana. Editorial Liberia Dominicana. Tercera edición. Santo Domingo, 1965. pp. 310-311).
De manera hipócrita Balaguer acentuaba que su composición a las hermanas Mirabal debía permanecer como imperecedera. No obstante, le atribuía una actitud vengadora en sus versos políticos. Su lira solo procuraba justicia social, naturalmente muy temida por los panegiristas del régimen, como era el caso del antologista. La denomina Corina dominicana, en alusión a la poetisa griega caracterizada por sus odas o poemas largos encantadores y su gran belleza. Corina le ganó a Píndaro en varias competencias poéticas.
José Rafael Sosa en uno de esos penetrantes reportajes que lo caracterizan, ha advertido sobre la poetisa: “No es una poeta romántica como dicen algunas biografías y como se ha estado publicando en redes sociales”. (José Rafael Sosa. ¿Una película sobre la novela La Victoria, de Carmen Natalia, honrada por la Feria del Libro? Acento. Santo Domingo, 16 de abril 2022). Cierto, fue de modo primordial una combatiente en las primeras filas en la rebelión contra la opresión. El reconocido intelectual Virgilio Díaz Grullón, de los dirigentes de la Juventud Democrática, al esbozar como su actitud de poetisa romántica se transformó en social, enfatizó que en su inspiración fue:
[…] extendiendo su temática hacia los problemas sociales y haciéndola más recia y combativa pero sin caer en lo panfletario ni en el lugar común porque su verso conservó siempre su altura, sin concesiones a la banalidad ni a la demagogia”
“Recuerdo de esa época su poema “La Miseria está en mi Pueblo” que marcó su rompimiento con el romanticismo y fue la primera muestra de su nueva poesía”. (Virgilio Díaz Grullón. Antinostalgia de una Era. Fundación Cultural Dominicana. Tercera edición. Santo Domingo, 1992. p. 60).
De su amplia inspiración social, veamos una de las estrofas más significativas de «La Miseria está de ronda»”:
“Los ojos de la Miseria son áridos y profundos
como los pozos vacíos. Sus lagrimales de fuego
queman lágrimas de sangre en la pira del silencio.
Las manos de la Miseria son frías y descarnadas.
Tantean el viento espeso buscando el pan escondido.
Y volviendo sólo devuelve el hambre de su vacío”.
(Inés Díaz Soñé. Antología biográfica de poetas petromacorisanos. Universidad Central del Este. San Pedro de Macorís, 1982. p. 33)
Cuando la juventud criolla asumió las movilizaciones patrióticas con fuerza a partir de 1945 tras la caída del imperio nazi, Carmen Natalia estaba en la vanguardia. Vinculada al grupo opositor alrededor de los hermanos Viriato y Antinoe Fiallo, también con la Juventud Democrática, donde participaba su hermano José Rolando. Al romper con arrojo el pánico institucionalizado, de inmediato la arropó la severa reprimenda oficial. Se cabildeó su cancelación del Circuito Rialto donde laboraba, fueron prohibidos sus artículos en el periódico La Opinión, fue suspendida de sus estudios universitarios, y proscrita del ámbito literario de la época.
Gabriela Mistral en 1945 recibió el primer Premio Nobel de Literatura de Amèrica. Trujillo quiso asociarse a los diferentes homenajes que en el continente se le ofrecieron. El 4 de mayo de 1946 sería recibida por Harry Truman presidente de Estados Unidos, Trujillo pretendió incorporarse al festejo y se organizaron actos públicos en homenaje a la poetisa que coincidieran con la fecha que sería recibida por Truman. Llegado el momento, Gabriela Mistral al saludar al presidente Truman le dijo de modo público: «Señor Presidente ¿no le parece una vergüenza que siga gobernando en la República Dominicana un dictador tan cruel y sanguinario como Trujillo?». El presidente atónito no logró responder la inesperada pregunta de la poetisa, la reunión terminó de inmediato. La noticia se regó en toda Amèrica de inmediato y Trujillo ordenó la suspensión de los actos en honor a la Premio Nobel. (Santiago Castro Ventura. La intelectualidad de América un tormento para Trujillo. Editora Manatí. Santo Domingo, 2012. pp. 57-59). Carmen Natalia el año anterior le había enviado una comunicación a la poetisa chilena denunciando la tiranía criolla, solicitando su solidaridad con la lucha de los dominicanos, proclamando a la Mistral como una «voz de todas las patrias». Al escribirle de nuevo para felicitarla por su valiente actitud ante Truman, le decía en otra misiva:
“Su voz nos ha llegado, no en la bella forma del verso, sino en la pura forma de la sentencia ética. Nuestro pueblo ha sentido en carne viva el grato escozor de esa voz suya, que ha venido a decirle “Estoy contigo” y ha sido como un dulce despertar la vida”. (Colección Archivo del Escritor/Gabriela Mistral. Biblioteca Nacional de Chile).
La poetisa rebelde y su familia residían en la calle Arzobispo Nouel próximo a la 19 de Marzo, de C.T. (Santo Domingo), donde luego funcionó el cine Leonor. Encabezaba allí la Librería Vidamar, que era la sede primero secreta y luego abierta de la Juventud Democrática. (Juan J. Cruz Segura. Bajo la barbarie. La Juventud Democrática Clandestina 1947-1959. Testimonio de un protagonista. Editora Taller. Santo Domingo, 1997. p. 33. Alejandro Paulino Ramos. La dictadura de Trujillo. Vigilancia, tortura y control político. Impresora Soto Castillo S. A. Santo Domingo, 2020. p. 64 ).
Virgilio Díaz Grullón explicó en torno a ese histórico centro de desahogo político y social: “En fin, todas nuestras actividades giraban alrededor de aquella casa que nos brindaba una hospitalidad generosa y sin límites”. Estableció en torno a su valor político:
“Y Carmen Natalia era el centro de todo, ofreciendo su entusiasmo, su inagotable capacidad de trabajo y su fe en el futuro democrático de nuestro pueblo. La verdad es que no podríamos imaginar que lo que hicimos entonces hubiera podido hacerse sin ella, sin el ejemplo permanente de su firmeza, de su valor, de su abnegación”. (Virgilio Díaz Grullón. Obra citada. pp.59-60).
Hans Wiese Delgado, comentó que en sus años juveniles también asistía a ese domicilio a conspirar contra la tiranía, luego sería importante funcionario muy cercano a Trujillo. Alegó que la casa estaba al lado del local que sería el cine (inaugurado en 1955), en realidad el cine ocupó los terrenos de varias viviendas. (Hans Paul Wiese Delgado. Trujillo amado por muchos, odiado por otros, temido por todos. Editorial Letra Gráfica. Tercera edición. Santo Domingo, 2000. p. 25).
Juan J. Cruz Segura en sus memorias de joven opositor militante, nos dice que una de las labores del grupo era la redacción y distribución de un periódico clandestino, luego público pero con alto riesgo, manifestando que:
“En estas faenas de ventas de periódicos en las calles veo en mi memoria a Rafael Valera (Fefé), Vinicio Echavarría, Rafael Mieses (Cocuyo) y otros compañeros universitarios o normalistas, catalizados generalmente por Carmen Natalia Martínez B. Recuerdo esas para mí extrañas acciones (porque en las calles nunca se sabía lo que podía ocurrir), […]. (Juan J. Cruz Segura. Obra citada. p. 32).
Trujillo en cierto momento temeroso que la derrota del nazismo lo arrastrara, permitió en 1946 las actividades públicas de las organizaciones antitrujillistas clandestinas. Una prueba de laboratorio político que rápidamente debió clausurar, cuando la juventud opositora se lanzó de modo abierto y masivo a luchar contra su tiranía en las calles. La represión se hizo sentir con toda la rudeza que caracterizaba al régimen. El intelectual y maestro de sociología Dato Pagán Perdomo, de los jóvenes que participaron en la jornada, apuntó para la historia sobre este inusitado movimiento:
“Mientras tanto una amplia campaña nacional de agitación en torno a las consignas del movimiento democrático general conmovía al país. Grandes manifestaciones de masas en las principales ciudades y en los centros industriales azucareros movilizaron a los grupos estudiantiles, a los trabajadores, al campesinado y a todo el pueblo”. (Dato Pagán Perdomo. ¿Por qué lucha el pueblo dominicano? Imperialismo y dictadura en América Latina. Archivo General de la Nación. Santo Domingo, 2012. pp. 298-299) .
Porfirio Herrera Báez de los apologistas del régimen, al acusar de “comunistas” a todos los integrantes de esta imprevista oleada de oposición pública, manifestó en defensa del status quo trujillista:
“La campaña sistemática, de proporciones orgiásticas, a que se dio este partido, en su empeño de trastornar el orden social imperante en el país, conmovió la opinión pública del país. Obedeciendo consignas traídas desde el exterior por las estafetas del partido, el propósito ostensible de la incipiente agrupación comunista dominicana, no consistía en llevar a la práctica un programa de reivindicaciones sociales características. Su obsesión táctica era el descrédito del Partido de Gobierno y de sus líderes, su palabra de orden era provocar el mayor número posible de catástrofe públicas con el objeto deliberado de aterrorizar la ciudadanía o conmoverla por el espectáculo de un melodramático automartirologio”. (Porfirio Herrera Báez. Dogmática anticomunista de Trujillo. Renovación. Organo del Instituto Trujilloniano. C. T. 1953. Núm. 2 p. 110).
Porfirio Herrera Báez desde la óptica gubernamental, admitía que la movilización juvenil antitrujillista conmovió el país. Si el ambiente era tan “democrático” no hubiesen logrado la opción los opositores de presentarse en condición de mártires, como insistía el distinguido funcionario.
José Antonio Bonilla Atiles exvicerrector de la universidad, se había opuesto de modo público a la continuidad de Trujillo. En mayo de 1946 fue golpeado por un esbirro al salir del cine Rialto, cerca dela calle Del Conde, le dejó la cabeza sangrante. Carmen Natalia era su sobrina y junto a la esposa e hija del agredido, visitaron la embajada norteamericana para solicitar al embajador que diligenciara con su homólogo de México el asilo de este ciudadano que su vida corría grave peligro. (Bernardo Vega. Los Estados Unidos y Trujillo. Colección documentos del Departamento de Estado y de las Fuerzas Armadas Norteamericanas. Año 1946. Fundación Cultural Dominicana. Santo Domingo, 1982. T. I pp. 289-290). (Bonilla Atiles tras superarse la tiranía, fue delegado ante la O.E.A. del Gobierno golpista del Triunvirato y votó por la ocupación militar extranjera en 1965).
Entretanto en el exilio se preparaba una invasión patriótica que tentativamente debía llegar en diciembre de 1946, Juan Bosch envió un emisario secreto chileno de nombre Freire a contactar el frente interno antitrujillista para las acciones de apoyo, se destaca entre sus relacionados con la misión a Antinoe Fiallo y Carmen Natalia, desde el domicilio de ella, el enviado salió a entrevistarse con Mauricio Báez y Justino del Orbe, para coordinar una huelga de los trabajadores azucareros en apoyo a la acción armada que se proyectaba. (Bernardo Vega. Un interludio de tolerancia. El acuerdo de Trujillo con los comunistas en 1946. Fundación Cultural Dominicana. Santo Domingo, 1987. p. 238). La repatriación armada fue pospuesta para el año siguiente y finalmente se frustró y solo quedó para la historia como la «Intentona de Cayo Confites», en Cuba. Chito Henríquez exiliado en Cuba también se refirió al mensajero que ubicaba como Freides. Señalando que fue enviado donde una persona de:
[…] absoluta confianza, porque era muy amiga de los Fiallo, de Viriato Fiallo y Antinoe Fiallo; es decir, fue siempre del grupo de ellos, Carmen Natalia Martínez, antitrujillista, yo tenía ese punto de referencia para cualquier cosa…”. (Relatos biográficos de Francisco Alberto Henríquez Vásquez. Archivo General de la Nación. Pastor de la Rosa, editor. Santo Domingo, 2017. pp. 95-97).
Cuando Trujillo ordenó embestir las manifestaciones públicas de la juventud oposicionista en octubre de 1946, los domicilios de Josefina Padilla y Carmen Natalia fueron los primeros en ser allanados por la policía política en horas de la madrugada. (Félix A. Mejía. Viacrucis de un pueblo. Relato sinóptico de la tragedia dominicana bajo la férula de Trujillo. Jus. S. A. Segunda edición. México, 1960. p. 369).
El capitán del Ejército Eugenio de Marchena había planificado un atentado patriótico contra Trujillo que fracasó, fue trasladado a la cárcel de La Vega con el propósito de ejecutarlo. Poncio Pou Saleta, futuro héroe de la raza inmortal, en sus memorias anotó que Marchena logró enviarle un mensaje secreto, para que fuera entregado al cónsul norteamericano informándole sobre la necesidad que lo visitara un funcionario de ese país. Poncio Pou estaba fichado como antiguo preso político, se trasladó a Santo Domingo a cumplir la misión. Destacó no tenía medios para llegar a los diplomáticos, le informaron que Carmen Natalia podía cumplir esa misión y la delegó en ella. Luego enfatizó que aunque mataron a Marchena, se enteró que un funcionario de la embajada de Estados Unidos lo había visitado, se cumplió la misión. De nuevo Carmen Natalia se involucraba en otra tarea muy peligrosa. (Poncio Pou Saleta. En busca de la liberad. Mi lucha contra la tiranía trujillista. Editora Lozano. Santo Domingo, 1998. pp. 53-55).
Carmen Natalia el 28 de febrero de 1947 le envió una valiente carta a Trujillo enrostrándole la represión contra su familia, la cancelación de sus hermanos, su padre y ella de empleos privados por presión del inefable funcionario Paíno Pichardo y la solicitud del propietario de la vivienda que era su lugar de residencia (José Elmúdesi) para que la desocupara por las presiones del susodicho funcionario. Le reclamaba que en virtud de la libertad de tránsito establecida en la Constitución, se le permitiera pasaporte a ella y su familia para abandonar el país, con valor le manifestaba al “Jefe”:
“Llevadas las cosas a ese extremo, no podemos sino entender que nuestra familia constituye un estorbo para su gobierno, ya que son altos funcionarios de su gobierno y de su partido quienes, de manera sistemática, ejercen las medidas coactivas. Siendo así, invalidados de ejercer libremente el justo derecho de trabajar honestamente y de vivir dentro de una casa -a lo que aspiran todas las personas en cualquier región del globo, por incivilizada e inculta que sea esa región”.
“Comprendemos que la única solución posible está en abandonar nuestro país, en procura de ese medio de subsistencia a que toda persona tiene derecho en todas partes del mundo”. (Documentos. Cuatro cartas de Carmen Natalia a Trujillo. Ecos. Instituto de Historia UASD. Santo Domingo, enero-junio 2017. p. 321).
La comunicación le fue respondida una semana después, por Telésforo Calderón, otro de los enigmáticos funcionarios de la época, quien le manifestaba no presentaría su comunicación al “señor presidente”. Le participaba la misiva debía ser dirigida a los empleadores privados de ella y sus familiares. Sobre el casero la refería al control de alquileres, el pasaporte al secretario de Relaciones Exteriores. Sentenciaba de modo demagógico no consideraba que su familia fuera un estorbo para el Gobierno, alegando:
[…] valga, el ejemplo, hasta las propias autoridades policiales se desentendieron de la denuncia que se les hizo de que el padre de Ud., valiéndose de su posición en la Compañía de Teléfono, se daba a la tarea de interceptar las conversaciones telefónicas de los más altos funcionarios del Estado”. (Documentos. Cuatro cartas de Carmen Natalia a Trujillo. p. 323).
Ni el propio Telésforo Calderón se creía esa patraña. La represión aumentó contra todos los participantes en la oposición activa, el 15 de abril en el periódico El Caribe, las jóvenes Carmen Natalia, Josefina Padilla y su hermana fueron imputadas de fabricar bombas en horas de la noche. Ante el recrudecimiento de la hostilidad gubernamental, dirigentes y militantes de la Juventud Democrática buscaron refugio en embajadas latinoamericanas. Carmen Natalia ingresó a la embajada del Perú, pero luego la abandonó para continuar sus ajetreos en la lucha por las libertades, aun en medio de la represión política. Jesús de Galíndez en su famosa tesis doctoral, se refirió a esta represión dirigida principalmente hacia Josefina Padilla y Carmen Natalia:
[…] “LA NACION” del 15 de abril menciona por sus nombres a tres señoritas estudiantes, y una de ellas es atacada en la calle por una mujerzuela. En las semanas sucesivas son detenidos todos los miembros del Partido Socialista Popular y Juventud Democrática que no consiguen asilarse a tiempo”. (Jesús de Galíndez. La Era de Trujillo. Un estudio casuístico de dictadura hispanoamericana. Editorial Americana. Buenos Aires, 1962. p. 219).
La embajada de Estados Unidos seguía de cerca los difíciles sucesos políticos criollos, enviaba un informe al Departamento de Estado el 21 de abril, informando:
“El fin de semana transcurrió tranquilamente. Las hermanas Martínez Bonilla (EMBTEL 81) abandonaron la Embajada peruana voluntariamente porque no deseaban estar más seguras que la familia y amigos y desean unirse a los mártires si realmente comienzan los arrestos. Se cree que las dos hermanas Padilla están aun en la Embajada mexicana”.
“Aparentemente el Gobierno está empleando un método de embestida y retirada para atemorizar a los pocos elementos de la oposición con valor que quedan. La frecuencia y la violencia de las embestidas probablemente dependerán de la rapidez con que la oposición se atemorice”. (Bernardo Vega. Los Estados Unidos y Trujillo. Colección documentos del Departamento de Estado y de las Fuerzas Armadas Norteamericanas. Año 1947. Fundación Cultural Dominicana. Santo Domingo, 1984. T. I p. 381).
Solo de pensar la crítica situación que se vivía se puede medir el valor de las Martínez Bonilla de salir del resguardo en la embajada peruana. Josefina Padilla y su hermana también abandonaron la embajada de México. Todas volvieron al activismo antitrujillista.
Las viviendas de estas damas eran vigiladas por los servicios secretos del régimen. En diciembre de 1946 uno de ellos informaba que una guagua de la Pan-American (compañía norteamericana de aviación) visitó la casa de la poetisa, también un carro placa diplomática en que viajaban dos jóvenes rubios y blancos, aparentemente de Estados Unidos, entregaron un sobre y pasaron a la librería, decía pudo notar todo porque pasó varias veces por la puerta del mencionado lugar. También reportaba las visitas de los opositores Roberto Sánchez Sanlley y uno de los hermanos Fiallo, y Manuel Eduardo Cordero, de Santiago. Se llevaba un estricto control de todo el que pasaba por ese hogar, donde Trujillo no era el “Jefe”. (Bernardo Vega. Un interludio de tolerancia… pp. 351-352).
Juan Ducodray Mansfield de la dirección de la Juventud Democrática, relató los vínculos de Minerva Mirabal con Carmen Natalia como parte de los ajetreos de la lucha antitrujillista, Ducodray destacó que conoció a la heroína de Salcedo:
[…] en la calle 19 de Marzo esquina El Conde. Ella venía de ver a Carmen Natalia Martínez Bonilla, en cuya casa de familia estaba el local de la Juventud Democrática. Apenas conversamos un par de minutos, pues la persona que la acompañaba la urgía a seguir caminando (pienso que a ello debe haber contribuido el hecho de que Olivita, uno de los jefes del espionaje trujillista, se había parado a nuestro lado para tratar de escuchar lo que decíamos)”. (Juan Ducodray. Réquiem por la utopía y otras saudades. Editora Nomara, S. A. Santo Domingo, 2000. p. 41).
Este espía sin ropaje era César Oliva García, que alcanzó el grado de general de los agresivos servicios de inteligencia. El espionaje fue constante, por ejemplo el 15 abril de 1947, Paíno Pichardo en esos momentos secretario de la presidencia, le informaba al secretario de Guerra y Marina:
“Para su conocimiento y fines de vigilancia, se informa a usted que la señorita María Mercedes Rodríguez Vásquez, graduada de Medicina sin haber presentado su tesis, residente en la calle Padre Billini No. 19, de esta ciudad, y quien es hija de Juancito Rodríguez, visita con marcada frecuencia la casa de la nombrada Carmen Natalia Martínez Aybar”. (Bernardo Vega. Un interludio de tolerancia… p. 390).
Juancito Rodríguez de los principales opositores al régimen en el exilio. María Mercedes Rodríguez Vásquez en sus testimonios históricos publicados el pasado año, confirma que ciertamente Carmen Natalia era el contacto para ellos tener noticias de su padre Juancito Rodríguez, principal líder de la invasión patriótica que se organizaba en Cayo Confites. María Mercedes señaló como «Blondí» el nombre de guerra de la poetisa, indicando que tras el fracaso de Cayo Confites, Blondí a través de Ana Emilia Lara le informó que su papá estaba en Guatemala y la lucha seguía. (Jeanne Marion-Landais. María Mercedes Rodríguez Vásquez. Testimonio de acoso y resistencia durante la tiranía. Colección del Banco Central de la República Dominicana. Santo Domingo, 2021. pp. 121-123, 155).
Como se observa con el seguimiento a Minerva Mirabal y Mercedes Rodríguez, todo el que visitaba la Librería Vidamar era chequeado por los organismos de espionaje gubernamental. Ellos sabían desde allí se manejaban importantes secretos de la resistencia interna y externa.
En enero de 1947, Benjamín Cohén, secretario general adjunto de las Naciones Unidas, dictó una conferencia en el Paraninfo de la Facultad de Ciencias Médicas. El informante identificado como No. 12, reportó que un grupo de afiliados a la Juventud Democrática al terminar la actividad abordó al conferenciante y le solicitaron una entrevista que accedió, se ubicaba entre los solicitantes a las dos hermanas Padilla Deschamps y Carmen Natalia Martínez B. (Bernardo Vega. Un interludio de tolerancia… p. 371).
En abril uno de sus hermanos fue apresado junto a otros opositores en Santiago, imputados de “atentado contra la paz pública y el orden del Estado”. Fueron “juzgados” y el fiscal le envió un informe directo a Trujillo, expresándole que entre el numeroso público que asistió a la audiencia mencionada, se encontraban miembros del Partido Socialista Popular y la Juventud Democrática, como Carmen Natalia y su madre. El fiscal aceptaba la asistencia de «numeroso público a la audiencia», quizás le falló el subconsciente o quiso ser muy sincero con el “Jefe”. (Bernardo Vega. Un interludio de tolerancia… p. 392). En junio se publicaba en el exterior un aviso de Carmen Natalia sobre la represión contra sus familiares, el telegrama de denuncia llegó hasta el presidente de Estados Unidos Harry Truman:
“MI PADRE ENCARCELADO HOY STOP MIS HERMANOS JOSE ANTONIO Y ANDRESITO SIGUEN PRESOS IGNORANDOSE SU PARADERO STOP ABRIGAMOS SERIOS TEMORES”. (Bernardo Vega. Los Estados Unidos y Trujillo. Colección documentos… Año 1947. T. I, p. 431).
Al mismo tiempo un grupo de mujeres familiares de los presos políticos, entre ellas Carmen Natalia su madre y hermanas, manifestaron ante el embajador norteamericano, que éstos estaban siendo torturados y trasladados a cárceles en la frontera, mientras a ellas se les había prohibido visitarlos. (Bernardo Vega. Los Estados Unidos y Trujillo. Colección documentos… Año 1947. T. I, pp. 436-438). Para la época Spruille Braden, enemigo declarado de la tiranía de Trujillo se desempeñaba como subsecretario de Estado para asuntos latinoamericanos.
Cuando se organizó la expedición patriótica que llegó a luchar contra Trujillo en junio de 1949 en Luperón, José Rolando Martínez Bonilla fue uno de los sobrevivientes apresados. El comandante Horacio Ornes apuntó para la historia que ellos en calidad de prisioneros de guerra en la fortaleza San Luis de Santiago, exigieron que el propio Trujillo fuera quien los interrogara, indicando que este se presentó a investigarlos, añadiendo:
“En el interrogatorio a Martínez Bonilla hubo incidentes particulares de tipo personal, debido a que su familia en los últimos años ha sido una de las más distinguidas en la lucha contra la tiranía. El dictador se interesó en sus relaciones de amistad con varias personas y no dejó también de considerarlo traidor a su Gobierno, por aquello de la renuncia de un cargo en el servicio consular”. (Horacio Ornes. Desembarco Luperón. Episodio de la lucha por la democracia en la República Dominicana. Gráfica Itesa. Santo Domingo, 1999. p. 95)
Trujillo tenía muy presente la oposición a su tiranía de Carmen Natalia y su familia. Ornes refirió que los domingos les permitían visitas por 5 minutos de sus familiares, indicando que siempre asistían Carmen Natalia y su madre. (Horacio Ornes. Obra citada p. 145). Durante este lapso, se ordenó enviar al Instituto de Anatomía de la Universidad de Santo Domingo los cadáveres de cuatro de los combatientes caídos en la repatriación patriótica de Luperón. El ilustre anatomista Alejandro Capellán, jefe del departamento de morfología, asumió la peligrosa responsabilidad de no exponer para los fines de disección esos cadáveres, sino conservarlos de modo secreto en una de las piscinas de formol, para ser devueltos a sus familiares en el futuro. Cruz Segura en sus memorias, apuntó se enteraron a través de Carmen Natalia, que los cadáveres estaban en ese lugar. Dice que al final de la tiranía pudo comprobar: “Era cierta la confidencia que habíamos recibido en la librería Vidamar de la Arzobispo Nouel # 33, hogar de la familia Martínez Bonilla y sede histórica de la Juventud Democrática”. (Juan J. Cruz Segura. Obra citada pp. 35-36).
Carmen Natalia y su familia asediadas por la política de cerco y aniquilamiento salieron del país en 1950. El espionaje trujillista le dio seguimiento estricto en Puerto Rico. Allí trabajó en la sección de promoción de la Seguridad en el Departamento de Trabajo, una labor de prevención de accidentes y un programa de radio. Además con la también exiliada Maricusa Ornes, tenía una academia de artes. Dirigió la revista Ventanas.
El consulado trujillista en San Juan era el centro de espionaje de la actividades de los exiliados. El 28 de abril se enviaba a los organismos de persecución política, un memorándum confidencial que establecía:
“Después de más de dos meses de silencio, los enemigos de la República han vuelto a dar manifestaciones de vida con la aparición del periodicucho libeloso que sirve de órgano al llamado Comité Puertorriqueño Pro Democracia Dominicana. en este último Boletín se pueden señalar los siguientes hechos: la incorporación de Carmen Natalia Martínez entre los colaboradores del periodicucho; […]. (Mu-Kien Adriana Sang. La política exterior dominicana 1844-1961. Secretaría de Estado de Relaciones Exteriores. Santo Domingo, 2000. T. II p. 258).
Carmen Natalia recién llegaba a Puerto Rico, de inmediato asumía un rol en la redacción del periódico de los exiliados dada su experiencia como antigua columnista de La Opinión y redactora del periódico de la Juventud Democrática. Díaz Grullón manifestó que todo lo hacía a la perfección: […] hasta redactar y mecanografiar un artículo para nuestro periódico “Juventud Democrática”. (Virgilio Díaz Grullón. Obra citada, p. 61).
El 4 de octubre, desde el consulado se enviaba otro memorándum confidencial, notificando que el informante de esa entidad Freddy Martínez había conversado con la familia Martínez Bonilla, y que siguiendo sus advertencias se encontraba tranquila. El cónsul lo refutó y puso como ejemplo la colaboración de Carmen Natalia con el periódico de los exiliados. El informante replicó que supuestamente ella había escrito ese artículo por insistencia de algunos enemigos, indicando que esta abandonaría la política. (Mu-Kien Adriana Sang. Obra citada, p. 261). Sin embargo la labor de espionaje sobre la poetisa rebelde continuó dado que nunca se desvinculó del movimiento antitrujillista.
En La Habana del 19 al 23 de junio de 1951 se desarrollaron actos en recordación al segundo aniversario de la invasión patriótica de Luperón. Se hizo un opúsculo con las diferentes actividades desarrolladas, se insertó un poema de Carmen Natalia dedicado a su compañero de la Juventud Democrática, Salvador Reyes Valdez, de los caídos en la jornada, intitulado: «Poema recóndito para un mártir de la libertad», que lo diseñó en julio del 1949, viviendo aún bajo las garras del terror en la entonces “Ciudad Trujillo”. (Luperón símbolo de libertad y de heroísmo. Homenaje en el segundo aniversario de la tragedia y el martirologio. F. Fernández y Cía. La Habana, 1949. p. 13).
El 7 de noviembre de 1953, el consulado de San Juan en su labor de espionaje informaba:
“Desde hace aproximadamente como un año las desafectas Maricusa Ornes y Carmen Natalia Martínez Bonilla, tienen una Academia de Arte Escénico con el nombre de “Santo Domingo”, de la cual obtienen su sustento. Como esta es la única escuela de su género en Puerto Rico, la misma tiene una matrícula numerosa. Se me ha dicho que en ningún momento se ha hecho propaganda política dentro de la escuela ya que de hacerlo muchos de los que tienen sus hijos en la mencionada escuela los retirarían. La noche del jueves que fue la primera presentación en el Teatro Tapia, en donde estarán actuando esta mañana domingo, la concurrencia no fue la que ellas esperaban, a pesar de que tenían y tiene la cooperación de las sabandijas exiliados. Hasta ahora no ha ocurrido nada contra nuestra política en estas presentaciones y si lo hubiera la comunicaré con toda oportunidad a esa Cancillería, además de que ellas no pueden usar el Teatro Municipal Tapara fines políticos”. (Mu-Kien Adriana Sang. Obra citada, p. 286).
Habían discurrido cerca de tres años desde la comunicación que se establecía Carmen Natalia había abandonado la oposición al régimen, sin embargo todavía la tildaban de desafecta, lo que significaba que persistía en sus posiciones políticas, respaldada por los que ellos denominaban “sabandijas exiliados”.
El Gobierno trujillista publicó en 1956 el tristemente célebre Libro blanco del comunismo en la República Dominicana, fue encargado un párrafo a los jóvenes del partido de Gobierno, criticando el manifiesto lanzado por la Juventud Democrática en su accionar público diez años atrás, entre otros cargos destacaban:
[…] y la poetisa Carmen Natalia Martínez Bonilla -parienta y producto político de J. A. Bonilla Atiles- se consideró en el deber, y así lo hizo, de dirigir un llamado a la conciencia de las mujeres dominicanas, para mostrarles el rojo fondo que había a través de la floresta palabrera del manifiesto del citado grupo”. (Libro blanco del comunismo en la República Dominicana. Secretaría de Estado de lo Interior. C. T. 1956. p. 78).
En otro apartado del Libro blanco del comunismo, se imputa a Carmen Natalia, Juan Bosch, Pedro Mir y Corpito Pérez Cabral, el “grave delito” de comunistas:
“Los literatos son los primeros en dejarse seducir. Pedro Mir, a quien Boch bautiza con la significativo frase de “poeta socialista dominicano”, Pérez Cabral y Carmen Natalia Martínez Bonilla son tres poetas que apuran sus primera lecciones marxistas junto al autor de la “Mañosa”. (Libro blanco del comunismo en la República Dominicana. p. 17).
La poetisa continuará insurrecta contra el horror de Estado, con su lira encendida persistió en el tableteo sin tregua procurando extirpar el eclipse social y político, de ahí la: «Elegia a los mártires de Constanza, Maimón y Estero Hondo», y «Réquiem para un cadáver desterrado», hasta llegar a su vibrante «Oda heroica a la hermanas Mirabal». Sobre este potente poema, la muy ilustre historiadora Carmen Duran ha comentado:
“La «Oda heroica a las Mirabal» eleva el sentido estético de la poeta, se transmuta, crece, se deshace en ternura para describir el trágico episodio de violencia que segó el vuelo hacia lo eterno de las tres mariposas!” (Carmen Durán. Escritos de ocasión y otros temas. Archivo General de la Nación. Santo Domingo, 2021. p. 238).
En enero de 1976 partía hacia el infinito la combatiente contra el deshonor. Fernando Amiama Tió, vinculado al tiranicidio, apuntó para la historia en torno a su funeral:
“Cuando murió la poetisa Carmen Natalia Martínez Bonilla, Félix Servio me ayudó a colocar sobre el sarcófago una bandera nacional que me facilitó mí siempre amigo Francisco José Nadal Rincón. En el entierro de la insigne poetisa, Pedro Mir dijo unos versos que, sin dudas, le fueron dictados desde el cielo. Yo iba a leer unos versos míos, pero me los guardé después de oír los de Pedro. El inmenso e intenso poeta que era Pedro Mir, dejó ese día las entrañas en el cementerio. Lo mejor, después de oír a Pedro, era guardar silencio. Claro”. (Fernando Amiama Tió. Ayer, el 30 de mayo y después, vivencias y recuerdos. Comisión Permanente de Efemérides Patrias. Santo Domingo, 2012. p. 143).
Totalmente de acuerdo con Amiama Tió, se trataba de don Pedro Mir, el colosal vate que junto a la grandiosa poetisa los panegiristas del régimen de manera soez pretendieron extirpar del parnaso criollo. Félix Servio Ducodray fue de los principales compañeros de la poetisa en la lucha antitrujillista. Nadal Rincón, el especialista por muchos años en los protocolos oficiales. Luego Amiama Tió publicó su poema a Carmen Natalia intitulado «Definitivamente», en su poemario Lejanía.
La incansable poetisa e historiadora de la cultura Ylonka Nacidit-Perdomo, ha interpretado para nosotros el paradójico momento aflictivo y elegante en que el poeta nacional con un susurro que le dictaba el alma, atribulado se despedía de la poetisa:
“Pedro Mir al leer ante la tumba de Carmen Natalia el Panegírico, el poema que le escribiera «Despedida», también hizo una segunda premonición sobre su alma, le dijo entonces a la amiga-poeta que se desprendía a solas de la danza de la vida, estas estrofas: «Ahora nosotros vámonos. La historia triste, lejos de ti, tal vez nos junte/ Y entre tanto la vida que pregunte/ y tú sola contéstale a la gloria». (Ylonka Nacidit-Perdomo. Encuentro a solas con Carmen Natalia. Acento. Santo Domingo, 10 de julio 2017).
Me permito concluir este modesto homenaje a la combatiente por las libertades Carmen Natalia, recurriendo a su lira intrépida, reproduciendo varios de los exquisitos versos de “La «Oda heroica a las Mirabal»:
Las Mirabal cayeron para alzarse en estatuas.
Y sus bocas, sin lenguas, han de seguir hablando,
y sus tres corazones palpitando en la piedra.
perennemente vivas en el alma del pueblo,
las Mirabal cayeron para volverse eternas.