Desde el panorama que tengo solo puedo ver lo contaminado que está el ambiente. Estamos frente a tiempos que,en mi sano juicio no creí que fuese a vivir. Siempre he sabido que la biblia relata hechos y acontecimientos apocalípticos con los cuales se evidenciarían el resultado de la vanidad humana, pero vivirlos como tal, honestamente, lo tenía más lejos de lo que imaginaba. Más bien, siempre fui de la opinión de que estos hechos no eran más que parábolas bien escritas con las que se pretendía dejar un legado al mundo a los fines de educar respecto a lo que se refiere el bien y el mal. Me he equivocado y lo peor es que aceptar que estamos frente a esos tiempos, donde es muy claro que la educación, la formación y la empatía, poco a poco se van desvaneciendo, asusta un poco más de lo que se escribe en estas líneas, cuando al doblar la esquina te topas con acontecimientos que francamente parecen terroristas.
No recuerdo en qué momento cambió la página del cuento para llegar al punto en donde nos encontramos actualmente. ¿Me he perdido algún capítulo de esta historia?
El mundo todos los días enfrenta acontecimientos catastróficos que van desde la reacción de la madre naturaleza hasta el drástico comportamiento que tiene el ser humano, cuyas acciones denotan la falta de cuidado mental a la que nos estamos enfrentando.
La sociedad siempre ha estado en constante cambios respecto a los problemas que acontecen en el entorno. Sin embargo, notar el comportamiento del individuo por medio de acciones que nos afectan a todos como ciudadanos del mismo entorno es lo que nos lleva a reaccionar en que hay que empezar a agarrar el toro por los cuernos.
Me parece que es el momento para empezar a regular otros sectores que a simple vista pudieran parecer no tan relevantes. La salud mental, como derecho fundamental, podría ser una alternativa para ir trabajando las influencias sociales que afectan directamente a la mente humana. La formación desde casa, no dejará de ser nunca un aspecto importante que influye en el comportamiento del sujeto, sin embargo, tomemos en cuenta que, quienes ahora crían, ya tienen otro tipo de mentalidad respecto al cuidado y educación de sus hijos o subordinados.
Permitir que nuestros jóvenes crezcan en una sociedad donde la importancia es la publicación de las redes sociales, presumir lo que se tiene en comparación con lo que tiene el otro, poseer una que otra cosa sin siquiera saber el costo de cualquier accesorio aún cuando no pueda costearlo, no saber decir no cuando el momento determine que no es la forma indicada de obtener… son aspectos a considerar, puesto que, afectan y representan un deterioro en la formación de los mismos.
Querer tener no está mal. Saber ganarlo y trabajar por ese algo, es lo que debemos de empezar inculcar, antes de que la vanidad termine arropando aún más lo que nos queda por rescatar. Insisto en la vanidad porque, de cierto modo, veo que el hecho “presumir” se ha vuelto una moda para una gran mayoría que está dispuesta a pagar cualquier precio por estar “a la altura”.
En nuestros tiempos, a las personas les da vergüenza decir: “no puedo permitírmelo ahora” “debo pagar el precio de ser novato y aceptar que debo comenzar desde abajo” “debo aprender primero, antes de poder llegar a mandar” “esta muy caro, no puedo pagar ese precio” … entre otras cosas que llevan a una gran tajada humana, a querer hacer lo que se tiene que hacer para poder presumir lo que no se ha ganado o por lo que no ha trabajado.
Puede que muchos aspectos psicológicos, sociales y mentales afecten otros panoramas de los que no me siento capaz de abordar, pero que en una humilde y hasta ingenua opinión, nos debe llevar a la reflexión de que hay que revisar esos factores que han detonado el cambio en el comportamiento humano y que nos ha llevado a ser reactivos, apáticos, desleales, vanidosos bajo la influencia de la poca inteligencia emocional.
La capacidad de la mentalidad humana es algo que no me atrevo ni a discutir con ninguna persona, ya que no puedo decir que soy experta en la materia, ahora bien, lo que si podría deducir por lógica simple y sentido común, con base a los comportamientos, tratos y acciones con los que diariamente me toca vivir, es que la fragilidad de la mente se topa muy de frente con la vanidad. Esa, que en la mayoría de las veces gobierna, controla, lacera y enloquece de modo tal, que nos lleva a reaccionar como si fuésemos animales, cuando claramente lo único que nos distingue de estos, es nuestra capacidad para pensar.
¿Dónde está la falla? No la puedo siquiera mencionar, lo que si puedo resaltar, es que los aires no pintan bien y que solos no se arreglarán. Como parte de una sociedad que actualmente me asusta y me sorprende con los comportamientos que a diario leo por las noticias, comprendo que podríamos tomar en cuenta que el aspecto psicológico podría haberse considerado en otros tiempos como un tema secundario, pero que en los actuales, debe ser puesto como una prioridad elemental para el buen desarrollo y crecimiento humano.