El alto nivel de abstención en las elecciones municipales del pasado 18 de febrero, que fue de un 47.82%, ha puesto a pensar al liderazgo político dominicano, sus estrategas de campaña y a la propia Junta Central Electoral.
Buscan desesperadamente evitar que esa insatisfacción política no se repita en los comicios presidenciales y congresuales el próximo 19 de mayo.
La mayor ausencia de votantes se produjo en el segmento poblacional de jóvenes de clase media y baja, que conforman cerca del 43% de ese conglomerado social, según investigaciones realizadas por analistas.
En principio, se informó que la abstención en las elecciones municipales fue de un 53.33%, pero al excluir el 5.51% que corresponden a los inscritos en el padrón electoral en el extranjero, el ausentismo real bajó al 47.82% de acuerdo al resumen de la Junta Central Electoral (JCE).
La desvinculación de los asuntos concretos que atañen a la población, la falta de credibilidad de los candidatos por sus incumplimientos de promesas de campaña, su vinculación con actividades corruptas y actitudes reprochables, seguirán siendo factores que aumentaran el abstencionismo.
El universo de electores registrado supera los 8 millones. Sin embargo, solo sufragaron 3,701,121, registrándose una abstención de 53.33%.
Como la inasistencia fue muy elevada, Leonel Fernández, presidente y líder de la Fuerza del Pueblo, acusó al gobierno de diseñar una estrategia para provocar que la mayoría de la población no votara, y de esa manera perjudicar a sus opositores.
Una falsedad de Leonel. Lo hizo para poder justificar la baja votación obtenida, luego de asegurar que ya tenía poco más de dos millones de afiliados en su partido.
Buscaba con esa falacia evitar una desbandada de su militancia, y la de los financistas de campañas que no gustan invertir en candidatos que tienen todas las de perder.
Inconformes por los resultados adversos, los congresistas opositores, previa autorización de sus partidos, optaron por no asistir al acto solemne del 27 de febrero en el Congreso Nacional, donde el presidente Luis Abinader presentó a la nación su discurso de rendición de cuentas.
El mandatario, ovacionado en varias ocasiones por el grueso de los allí presentes, logró su objetivo: promocionar sus aspiraciones a reelegirse en mayo.
La derrota de los opositores en las elecciones municipales pudiera ser el preámbulo de lo que pudiera ocurrir el 19 de mayo.
Así lo revela la encuesta del 28 de febrero de CID Gallup, que otorga el 59% de la intención del voto a Abinader, 27% a Leonel y 13% a Abel Martínez, del PLD.
Los intentos por debilitar la imagen y ejecutorias gubernamentales con viejas denuncias y críticas de hechos dolosos ocurridos en la presente administración fueron fallidos, ya que esos mismos delitos cacareados se masificaron cuando ellos estuvieron en el poder, entre 1996 y 2020.
Al parecer, los principales líderes políticos, sin excepción, no se han dado cuenta de que, a partir del 2020, una nueva generación está intentando hacer cambiar el panorama de la realidad política en República Dominicana.
Hombres y mujeres jóvenes progresistas de la clase media y baja que se negaron a salir a votar hartos de incumplimientos de promesas y falsedades de los mercaderes políticos. Jóvenes que conforman casi la mitad de la población.
Son poseedores en su mayoría de amplios conocimientos informáticos y tecnologías electrónicas la cuales intercambian con grupos en las redes sociales que tienen afinidad con sus ideales e inquietudes; creadores de ingeniosas plataformas informativas independientes que utilizan para mantenerse actualizados entre si y sus seguidores a nivel global.
Si algo tiene de real la reciente encuesta de ACD Media dada a conocer en febrero, es que reseña que los líderes de los partidos de la oposición y del gubernamental PRM, están desconectados de la realidad respecto a los verdaderos intereses de una juventud insatisfecha que puede definir los resultados de cualquier proceso electoral.
Desconexión que lo manifiestan con promesas de campañas poco convincentes en medio de discursos obsoletos que solo provocan una masiva abstención que luego no saben cómo explicar.