La reunión de los BRICS esta semana nos deja claro que el mapa económico global está cambiando. Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica, los países que componen este bloque, han logrado lo que muchos veían como imposible: superar en Producto Interno Bruto (PIB) al G7, un grupo tradicionalmente dominado por las economías más avanzadas del mundo como Estados Unidos, Alemania, Japón, entre otros.

Según el Fondo Monetario Internacional, el PIB de los BRICS en 2023 alcanzó los 31,5 billones de dólares, superando ligeramente los 30,8 billones del G7. Pero más allá de esta comparación, lo que verdaderamente llama la atención es cómo los BRICS están logrando este crecimiento: a través de la innovación, la tecnología y, en especial, la inteligencia artificial (IA).

A medida que el mundo avanza hacia una economía más digital, los BRICS han encontrado en la tecnología su principal motor de crecimiento. China, por ejemplo, ha hecho de la IA uno de sus pilares estratégicos, invirtiendo más de 20 mil millones de dólares en su desarrollo para 2024. Esta inversión no es solo un movimiento económico, sino un paso audaz hacia el liderazgo tecnológico. No es casualidad que las empresas tecnológicas chinas estén cada vez más presentes en el escenario global, y que el país sea considerado el líder mundial en adopción de redes 5G y en la implementación de ciudades inteligentes. China está enviando un mensaje claro: el futuro no es solo quien tiene más recursos, sino quien mejor los gestiona a través de la tecnología.

India, por su parte, está demostrando que la IA también puede ser un aliado en sectores menos tecnológicos, como la agricultura. A través de su estrategia nacional de inteligencia artificial, el país ha comenzado a utilizar esta tecnología para optimizar la producción agrícola, mejorar la sostenibilidad y reducir los costos. Se estima que la IA aportará más de 450 mil millones de dólares al PIB indio para 2025, lo que refuerza el hecho de que la innovación no se limita a la automatización o las grandes urbes, sino que puede beneficiar incluso a los sectores más tradicionales de una economía.

Brasil, aunque menos visible en este escenario tecnológico, también está apostando fuerte. La inteligencia artificial y el machine learning están siendo utilizados para monitorear la deforestación en el Amazonas, un problema de proporciones globales. Pero la tecnología no solo se está usando para preservar recursos naturales, sino también para mejorar la eficiencia de su sector agroindustrial, que en 2023 generó exportaciones por más de 136 mil millones de dólares.

En contraste, los países del G7, aunque líderes tradicionales en tecnología, parecen avanzar con más cautela. Es cierto que Estados Unidos, Alemania o Japón tienen una sólida base de innovación y una infraestructura tecnológica robusta, pero a menudo los debates sobre regulación, ética y privacidad frenan la adopción masiva de IA. Aun así, no podemos ignorar que los gigantes tecnológicos como Google, Apple o Microsoft siguen marcando el ritmo global de la innovación. Sin embargo, la diferencia entre el G7 y los BRICS radica en la velocidad con la que adoptan estas tecnologías emergentes y cómo las integran en su tejido económico. Mientras el G7 discute los riesgos, los BRICS ya están implementando soluciones.

Este cambio en el liderazgo económico global nos obliga a reflexionar sobre las dinámicas del poder en el siglo XXI. Ya no se trata solo de qué países tienen más dinero o más influencia, sino de quién está mejor preparado para utilizar las herramientas tecnológicas que definirán el futuro. La inteligencia artificial es, sin duda, una de esas herramientas clave. Y no es solo una cuestión de eficiencia o productividad, sino de supervivencia en una economía global que se mueve cada vez más rápido.

En ese sentido, los BRICS parecen estar un paso adelante. No solo están invirtiendo en tecnología; están apostando por un futuro donde la innovación y la inteligencia artificial redefinirán la forma en que trabajamos, vivimos y nos relacionamos. ¿Podrá el G7 adaptarse a este nuevo escenario? Solo el tiempo lo dirá. Pero una cosa es clara: el equilibrio de poder está cambiando, y quienes dominen la tecnología serán quienes lideren el mundo.

Innovación y Tecnología: El Secreto del Éxito Económico de los BRICS Frente al G7