A propósito de conmemorarse los 70 años de relaciones diplomáticas entre Canadá y la República Dominicana, tuve el honor de participar en un panel organizado por el Ministerio de Relaciones Exteriores que abordó varios de los pilares que sustentan una relación bilateral armoniosa, sólida y muy fructífera.

Me correspondió explorar las oportunidades que ofrece compartir con ese gran país, principios y valores fundamentales como la democracia, el desarrollo sostenible, la promocion de los derechos humanos y en este caso en particular, el avance de una política exterior sensible a la igualdad de género como comunmente se le conoce, una política exterior feminista.

En ese proceso, como premisa, me interesé en estudiar cómo se traduce la politica exterior feminista en el caso de Canadá. Lo primero es que se le concibe como “Política de Asistencia Internacional Feminista” desprendiéndose de ahí la prioridad que le otorga a una ayuda oficial para el desarrollo (ODA), enfocada en la promoción de la participación significativa de las mujeres en todos los ámbitos del desarrollo sostenible así como en la acción humanitaria, el mantenimiento de la paz y seguridad internacionales y por supuesto en su empoderamiento económico y social.

No es sorpresa entonces que, aplicando los mismos principios de inclusión a su arquitectura diplomática, Canadá exhibe paridad de género en su servicio exterior.

Un informe publicado por la Academia Diplomática Anwar Gargash de los Emiratos Árabes Unidos en el que establece un Índice Global sobre la participación de las mujeres en la diplomacia, en el 2023, colocó a Canadá en el ranking número 1 entre los Estados miembros de las Naciones Unidas por ser el único país del mundo con un 51 % de sus embajadas o misiones ante organismos internacionales encabezadas por Embajadoras.

Este dato resalta aún más cuando vemos que la media global que establece ese mismo informe a partir de datos de alrededor de 160 países del mundo, arroja un 79% de embajadores versus un tímido 21% de embajadoras ocupando posiciones de Jefes/as de Misiones.

Concluimos que, si bien la política de asistencia internacional feminista de Canadá no fue concebida exclusivamente para aumentar el alcance de la mujer en la diplomacia, queda claro que sí abrió las puertas a una transformación interna que ha hecho posible esa conquista y de manera sostenida desde el 2017.

En el número 25 del ranking, encontramos a República Dominicana, con un 28 por ciento femenino entre su liderazgo en el exterior en el 2023. Se encuentra por encima de países como Suiza, Dinamarca, Costa Rica, Chile y México entre otros que, aun habiendo adoptando una política exterior feminista se encuentran en rangos de menos de 20 por ciento de participación de mujeres en su liderazgo diplomático.

El GenDip: Gender in Diplomacy, de la Universidad de Gotemburgo en Suecia, un observatorio de la participación de la mujer en diplomacia y su evolución, nos indica que desde el 2003 hasta el 2024 República Dominicana se encuentra en rangos del 15% al 25 % de Embajadoras entre su servicio exterior, lo que nos dice que RD forma parte de esa media global que vimos al principio, incluso en ocasiones por encima de la misma. Un dato interesante es que del universo de funcionarios de carrera de nuestro Ministerio, el 50% son hombres y el 50% mujeres. Esto nos dice que nuestro país cuenta con un capital humano importante para alcanzar la paridad.

Ahora bien, más allá de esos números, que son necesarios para mejorar el panorama integral de nuestra política exterior, es importante destacar algunos elementos a través de los cuales podemos afirmar que nuestra política exterior es, ciertamente, sensible a la igualdad de género aunque aun no la declaremos como una política exterior feminista:

El Modelo INDEX (Instituto de dominicanos y dominicanas en el exterior) con sus múltiples iniciativas de apoyo a la mujer dominicana residente en el exterior, las problemáticas que les afectan así como su empoderamiento, es política exterior sensible a la igualdad de género,

La recién adoptada política de transversalización de género en el Ministerio de Relaciones Exteriores  para lograr un cambio de cultura a través de la capacitación, la protección de derechos y la educación de sus colaboradores y colaboradoras, es política exterior sensible a la igualdad de género,

La iniciativa dominicana de que se declarase el 25 de noviembre como el Dia Internacional para la Eliminación de la Violencia contra las mujeres, es politica exterior sensible a la igualdad de genero,

Una Ley orgánica (630-16) que utiliza en sus artículos un lenguaje completamente inclusivo, es política exterior sensible a la igualdad de género,

Y la creación en 2021 de la Asociación de Mujeres Diplomáticas Dominicanas (ADIDOM) que trabaja en estrecha colaboración con el Ministerio, es política exterior sensible a la igualdad de género,

Como parte de esa transformación, en el 2023 el 50 por ciento de las designaciones realizadas a nivel de jefatura de misión, fueron mujeres, todas de carrera.

Y otro hecho notable es que seis de los puestos más críticos para la política exterior dominicana están siendo ocupados por mujeres, incluyendo en Estados Unidos, México, Brasil, la OEA así como la única Embajada del país en el África Subsahariana.

Aún así, no debemos perder de vista la gran brecha entre hombres y mujeres en posiciones de Jefes/as de Misión, que aún persiste en nuestro servicio exterior,  ya que actualmente la relación entre embajadores y embajadoras es de 73% contra un 25%, con una vacante que representa el 2%.

Esto me lleva a dedicar un minuto a las barreras que tanto las diplomáticas canadienses como las dominicanas, y de hecho todas las mujeres diplomáticas, aún tenemos que derribar.

Muchas de nosotras enfrentamos grandes retos desde el ámbito familiar,  que nos limitan al momento de asumir posiciones en el exterior.

Además, persisten estereotipos muy profundos sobre cuál es el rol de las mujeres en la diplomacia. Todavía debemos trabajar hacia ese cambio de mentalidad a todos los niveles, incluyendonos nosotras mismas.

La investigadora británica Helen Mccarthy, en su libro “Mujeres del mundo, el ascenso de la mujer diplomática”,  hace una afirmación que a mi entender es muy profunda y cierta. Ella dice que “ si la historia nos ha enseñado algo, es que a lo largo de los años, la mujer diplomática ha luchado para resolver una tensión existencial y fundamental entre ser una representante de su país y ser ella misma”.  Aún tenemos que vencer esta lucha y solo lo lograremos con la ayuda y acompañamiento de políticas y medidas que nos apoyen hombro a hombro.

Y por supuesto, el enorme reto, que también es compartido con nuestros colegas hombres: la conciliación vida/trabajo que tanto cuesta sobre todo en el exterior donde no se cuentan con esos círculos familiares de apoyo.

Habiendo visto los ejemplos canadiense y dominicano en paralelo y en el contexto de los avances de las mujeres en la diplomacia, podemos concluir que las oportunidades que nos presentan las similitudes y los desafíos que compartimos pueden ser aprovechadas con el fomento de acercamientos entre mujeres diplomáticas de ambos países así como el desarrollo de programas de capacitación e intercambios técnicos en áreas de liderazgo, paz y seguridad y el desarrollo sostenible. Pero, muy especialmente, diálogos interinstitucionales que nos ayuden a aplicar medidas tendentes a apoyar mejor a nuestras mujeres diplomáticas, para que podamos asumir funciones en el exterior sin sacrificar nuestra identidad ni nuestra vida familiar. Tal y como lo ha hecho Canadá.

Finalmente, quiero terminar con una frase que siempre me recuerda que, en materia de igualdad de género, lo más importante es la consistencia en la lucha. Y en ese proceso, Isabel Allende nos regala, en su obra “Mujeres del alma mía”,  una especie de guía que dice que: “Se requiere una visión clara, un corazón apasionado y una voluntad heroica para enfrentar la fatiga y las derrotas del camino”.  Juntos, podemos lograrlo.