No lo dijo ni Abel ni Leonel:
¨Para votar libremente es preciso estar bien informado, alimentarse, tener un techo y ropa que ponerse. Solo cuando se tienen las necesidades elementales satisfechas se puede ser un hombre libre. Porque quien tiene que chiripear, venderse por un picapollos o una cajita para dar de comer a su familia no es libre aunque pueda votar en la urnas. Irá a votar movido por su hambre y por su necesidad de tener que venderse”.
Parafraseo a don Julio Anguita, porque de esos políticos, lamentablemente no tenemos. Al menos todavía.