"El sol quema con la misma luz con que alumbra. El sol tiene manchas. Los agradecidos ven la luz. Los desagradecidos ven las manchas". José Martí
Estudié en el Babeque Secundaria seis años de mi vida. Al venir de una primaria en el Colegio Loyola, rodeado de sacerdotes, asistiendo a misa antes del Acto de Bandera, donde estaba prohibido el pelo largo y perteneciendo a la última promoción solo de varones… Babeque representó una mayor libertad para mí. Atesoro los momentos vividos en ambos colegios. Agradeciendo sobre todo esa experiencia de cambio, en la cual el espíritu académico formado en el dogma y el orden se complementó con uno de crítica e independencia.
En estas semanas, Babeque está en el centro de un micro-debate en las redes sociales. Esto debido a que una profesora de esa institución proveyó a sus estudiantes un material de lectura un tanto explícito. Recuerdo vivir una experiencia algo similar cuando era estudiante allí. Unas profesoras de inglés nos asignaron tareas que implicaban analizar poemas de la famosa escritora Maya Angelou. Fuimos a la casa, volvimos. Pocos entendieron algo, pero unos padres reclamaron al colegio que habían frases no aptas para niños de 13 años. Era tan poca cosa que los padres me parecieron exagerados cuando releí los poemas. También me pareció exagerada la fiscalización posterior del colegio sobre esas profesoras (que tenían varios aretes y eran de Nueva York, lo cual si resultaba extraño para la época). Las profesoras se terminaron yendo, a pesar de sus novedosos esfuerzos de enseñarnos inglés y cultura.
Es posible que este problema haya pasado desapercibido debido a la falta de redes sociales y a la rápida acción de su entonces y actual directora, Rosalina Perdomo.
Hoy el debate se centra en otros "poemas" y en la sugerencia de lecturas que en algunos de sus versos contienen expresiones como que "me muestre las puertas del infinito siguen en sus piernas, y me deje tocarlas, y me deje entrar". Según las redes, también se encuentran cosas aún peores en un poema titulado "Prostituto de infancia" y otras lecturas recomendadas, que al parecer se desarrollaron en un grupo extracurricular.
Nadie puede defender esto y hay varias razones. La primera, que no admite margen de dudas y, para mí, la esencial, es porque los poemas son terribles. El solo hecho de presentarlos debió acarrear la dimisión de la maestra, al no tener criterio artístico. No es Maya Angelou, es simplemente triste.
La segunda razón es porque la provisión de este tipo de material levanta sospechas sobre qué busca sembrar la instructora (no contratada para dar educación sexual). Los adolescentes ya están probablemente demasiado expuestos a la vulgaridad cotidiana y a la hipersexualización en la música, cuyo mayor representante es Bad Bunny, al que todos terminamos conociendo por ósmosis. Es decir que los niños ya consumen toda esta basura distorsionada, ¿por qué utilizar el marco de las instituciones para insistir en lo morboso y no para elevarlos?
No obstante, la caricaturización de los actores involucrados y el intento de extremar la narrativa hasta deshumanizarlos pueden llevarnos a errores. El Colegio ya esclareció que el "contenido no forma ni ha formado nunca parte del currículo". Y en lo personal, me sorprende el hecho de que la profesora luego de 7 años de docencia, decida ahora proveer un material explosivo como el que circula. Asimismo, me surgen dudas de que la misma directora, que años atrás actuó rápido en mi curso, no fuera diligente en el tema, dándome a entender que quizás hay algo más que la efervescencia de las redes no recogen.
Porque la realidad es que muchos padres están tensos con estos temas. Esto debido a que hay una narrativa de que este tipo de acciones obedece a una estructura que pretende imponerse con fines dañinos. Por lo que conozco y viví en Babeque, nada puede resultar más alejado de la realidad. Es cierto que en Babeque hay espacio para la confrontación de ideas, margen para la diversidad y crecer como individuo, pero conociendo a su directiva el desarrollo en valores es el objetivo, nunca el corrompimiento.
Visitando viejas memorias, recuerdo con mucho agrado cuando celebramos a los 12 y 13 años los juicios simulados a Pedro Santana y a Trujillo. En ellos, yo ejercí de abogado defensor de los dictadores porque me parecía más entretenido. En mi curso, por debilidades en el proceso acusatorio, a Trujillo incluso le conseguimos la libertad de todos los cargos. Una locura. Recuerdo al escritor Hans Paul Wiese pasando a opinar ese día sobre su libro "Trujillo: Amado por muchos, odiado por otros, temido por todos", dándonos contexto, ayudándonos a formarnos. De igual forma, recuerdo las clases de religión y a los compañeros que se iban a la Biblioteca, porque no querían tomarla en base a sus creencias y entonces debían hacer otros trabajos. Recuerdo las reuniones en orientación para detener el bullying sobre alguno que otro compañero, recuerdo también inventarnos bullying y problemas con compañeros, para ir a orientación y no tomar clases.
Eso era Babeque para mí y me atrevo a decir que eso es Babeque. Espíritu crítico, debate, conversación, respeto, la importancia del libro abierto, de escuchar ideas diferentes… Siempre existirán personas que traicionen la confianza, incluso que se extralimitan creyendo hacer el bien. Me viene a la mente el caso de un profesor que recomendó un libro muy malo, con el interés de ganarse una comisión de 30 pesos por libro, fue despedido. Por cosas así, las familias tienen razón en estar alerta participando de estas dinámicas, siendo de suma importancia en el Colegio, tanto que el mismo opera como una Fundación en la cual los padres son los accionistas.
La histeria no definirá un legado. Mis pequeñas anécdotas se pueden multiplicar si uno sale a investigar a los cientos de graduados, pero estas no responden al relato que algunos en las redes quieren hacer. Se prenden los hornos y las hordas buscan enemigos a quienes quemar, linchar, no a conversar, profundizar ni debatir… Quizás porque les faltó algo precisamente de lo que se da en Babeque. Todo esto se lo dice una persona que también vivió una que otra injusticia, error y enfrentamiento, pero que en nuestra mejor versión tenemos el deber de reconocer la humanidad en todos.
Finalmente, veo que los inquisidores no se contentan con la salida de la profesora, buscan la cabeza de la directora y hasta han sugerido el cierre del colegio. Pretenden aumentar el volumen de los ruidos para alcanzar objetivos políticos e ideológicos, como si ya nadie pudiera ponerse de acuerdo. Sin embargo, la institución es algo más que los errores o visión de una exprofesora. Y el problema, si lo queremos hacer más pequeño, también se vuelve más pequeño. Por lo que, antes de cerrar Babeque, veamos su luz.