El proceso de especificación de los derechos humanos en la República Dominicana va adquiriendo forma y espíritu humano en la figura de un joven defensor de estos derechos que lleva por nombre Anderson Dirocié De León. Tradicionalmente, el estudio de los derechos humanos ha intentado clasificar los procesos de reconocimiento de dignidad a las personas a partir de categorías históricas y de etapas que han implicado un cambio en la cultura jurídica con impacto en distintas ramas del derecho.
Así, podemos visualizar la historia de los derechos humanos en cuatro etapas principales: su positivación, su universalización, su generalización, y su especificación. En un primer momento histórico los derechos humanos pasan de ser meras exigencias éticas de dignidad para convertirse en disposiciones jurídicas fundamentales que rigen la vida en sociedad. Se dice comunmente que pasan del mundo de la ética al ambito normativo de la Ley. Se establecen así, con la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano y la Declaración de Independencia de los Estados Unidos, disposiciones legales que los reconocen y los erigen como un límite al ejercicio del poder público.
Una segunda y tercera etapa de universalización y generalización implicó un mayor grado de reconocimiento de los derechos a nivel mundial luego de las atrocidades que atestiguó el mundo con las guerras mundiales y concomitantemente el derecho se abrió al reconocimiento de la igualdad para categorías inicialmente no reconocidas en forma expresa como sujetos de derechos como los trabajadores, las mujeres, las personas afrodecendientes.
Una cuarta etapa histórica mucho más reciente es la especificación de los derechos en virtud de la cual se reconocen derechos específicos a grupos de personas que comparten características que los han ubicado de forma tradicional en una posición de desventaja con respecto al resto del colectivo social: se trata de los pueblos indígenas, las minorías étnicas, las personas con discapacidad y las minorías sexuales.
Desde su irrupción mediática luego de haber pronunciado un discurso de graduación en la prestigiosa universidad Harvard este joven, de la cual es egresado, se perfila como el rostro, la voz y la persona que simboliza la lucha por el reconocimiento de derechos específicos a las minorías en el país.
Resulta beneficioso para la salud de nuestra democracia que voces jóvenes y con un futuro promisorio asuman la causa de la defensa de los derechos humanos máxime cuando esta defensa se acompaña de una muy sólida formación académica. Lo hemos visto manifestado en su reciente participación en una acción directa de inconstitucionalidad en contra de disposiciones a los códigos de justicia militar y policial que laceran la igualdad y la no discriminación.
La historia relata como las luchas por la ampliación de reconocimiento de los derechos humanos son personificadas por líderes que saben emplear sus talentos en beneficio de la sociedad y de los grupos más excluidos. La madre Teresa, Mahatma Gandhi, Martin Luther King entre otras figuras ejemplificaron procesos que desembocaron en cambios de paradigma en la relaciones de poder Estado-sociedad. Estas figuras que se acercan mucho al rol de un redentor, señalan un camino de esperanza de un porvenir más justo, equitativo, inclusivo y socialmente responsable con todos los miembros de la colectividad y de la familia humana
Como dominicanos todos debemos sentirnos orgullosos de ver surgir en nuestro país liderazgos emergentes que se fundamentan en la razón, la sensatez, la sensibilidad y el amor al prójimo como cimientos de la democracia de manera pura y desinteresada.
Enhorabuena Anderson, adelante. La sociedad en su conjunto debe apoyarte y auparte más logros en provecho de todos.