Con distintos acentos o grados de complejidad los problemas de América Latina son esencialmente los mismos. De ahí la importancia de examinar en líneas generales lo que acontece en cada país, procurando un mayor nivel de realismo y vías de aprendizaje hacia la efectividad en las soluciones.
Chile es un muy interesante caso de estudio. Serios problemas de democracia han existido en el país, hasta una terrible dictadura militar desde el 11 de septiembre de 1973 al 11 de marzo de 1990.
En cuanto a los problemas sociales en Chile, son evidentes a partir de estos dos ejemplos. Una profesora luego de ser jubilada para subsistir tuvo que ir a vender empanadas al mismo centro educativo en el que enseñaba. Hecho relatado por uno de sus compañeros en el Seminario Internacional de Legislación Educativa Comparada en América Latina que tuvo efecto en la República Dominicana el 10 y el 11 de diciembre de 2018. O como ya se ha dicho, de cómo la desigualdad en Chile es tal que puede haber una diferencia en cuanto a la esperanza de vida de 18 años entre dos mujeres en la ciudad capital solo por ser una residente en una zona opulenta y otra en una barrio pobre.
En cuanto a la economía, de acuerdo al informe reciente del Fondo Monetario Internacional (FMI), Chile será el único país en la región que tendrá contracción económica – 1% del PIB- el próximo año.
Aún con los aspectos negativos que se destacan, Chile es el país de América Latina con el mayor nivel de desarrollo relativo y a nivel mundial está clasificado como un país de desarrollo muy alto de acuerdo al Índice de Desarrollo Humano.
En otras clasificaciones internacionales -grado de democracia, competitividad global, igualdad de ingresos, percepción de la corrupción, libertad de prensa- se encuentra Chile entre el primer o el segundo lugar de la región y destacados lugares a nivel mundial.
Si bien hicimos referencia a la dictadura militar en Chile por 16 años y seis meses, procede destacar que la democracia electoral ha avanzado de forma considerable habiendo elegido a sus gobiernos de los últimos 32 años sin conflicto alguno. Además se hizo un serio y democrático primer intento de aprobar una nueva Constitución que ha de expresar las principales tendencias de progreso.
Lo que sí además dice Chile a la cabeza de América Latina en indicadores fundamentales y con esas inaceptables patologías sociales, es la enorme tarea de los Estados de la región de los que hay que procurar como condición irrenunciable que sean democráticos, transparentes y más que eficientes.