El Colegio Dominicano de Psicólogos manifestó este martes su preocupación por los hechos violentos que han impactado al país en los últimos días. Igualmente el Gabinete de la Niñez y Adolescencia. La Presidenta del gremio profesional, hizo un llamado a las autoridades a destinar más recursos para la salud mental y así minimizar situaciones de violencia como las que están afectando a la sociedad.  Algunos hechos como madres de niños que han expresado que escuchaban órdenes para matar.

Las alucinaciones auditivas tienen una prevalencia en la esquizofrenia entre el 40 y 80% según Larøi. A menudo se experimentan como voces, pero también pueden presentarse a través de sonidos no verbales (silbido o ruidos de animales). Algunos escuchan “voces” de personas que hablan entre ellas, se dirigen directamente al enfermo.

Las alucinaciones pueden observarse en personas con trastorno del estado de ánimo y son congruentes con el estado de humor. Se estima que entre un 15% y un 57% de la población con trastorno bipolar experimenta alucinaciones, en su mayoría auditivas.

Los estudios neurocientíficos han establecido que las alucinaciones distorsionan el sentido de la realidad debido a una alteración compleja del equilibrio entre los circuitos cerebrales arriba–abajo y abajo–arriba. Los fenómenos alucinatorios representan el resultado del uso distorsionado de la mente que hace el psicótico, durante un período prolongado de tiempo. En el estado alucinatorio, la parte psicótica de la personalidad utiliza la mente para generar sensaciones auto-inducidas y para lograr una clase particular de placer regresivo. En estos casos, por lo tanto, la mente no se utiliza como órgano de conocimiento ni como un instrumento para fomentar las relaciones con los demás. El psicótico que está alucinando desinviste la realidad psíquica (relacional) y se retira a un espacio propio, tanto personal como corporal y sensorial.

Las alucinaciones visuales se originan a partir de ver con los ‘ojos’ de la mente, y las alucinaciones auditivas a partir de oír con los ‘oídos’ de la mente. En estas condiciones, se restringe el funcionamiento mental, anulando las funciones más maduras, que ya no pueden asignar un significado real al mundo circundante ni a la experiencia psíquica del sujeto. Los hallazgos de las neurociencias facilitan la comprensión de cómo, en el proceso alucinatorio psicótico, la mente puede modificar el trabajo de un órgano somático,

Según la definición de la American Psychiatric Association las alucinaciones son percepciones con la sensación de realidad de una percepción auténtica, pero sin estímulo externo sobre el receptor sensitivo. Las percepciones aberrantes deben considerarse un síntoma y no una enfermedad. No son exclusivas de población enferma y no siempre indican patología.

Desde hace años, existe la hipótesis de que hay un espectro de predisposición alucinatoria en la población que iría desde individuos psicóticos a individuos sanos sin alucinaciones, pasando por un 10-15% que experimentaría percepciones aberrantes sin otros síntomas de psicosis. Las alteraciones de la percepción y las del pensamiento pueden presentarse en sujetos considerados mentalmente sanos. Dado que, en este punto, el límite entre la salud y la enfermedad puede parecer difuso, cobra relevancia la caracterización de los síntomas de los trastornos mentales.

Respecto de la percepción, pueden presentarse ilusiones, que son percepciones malinterpretadas de un estímulo real que pueden ser experimentadas por varias personas. A diferencia de ello, las alucinaciones son percepciones aberrantes que se suscitan en ausencia de un estímulo real.

Las alucinaciones pueden ser auditivas o visuales; en las alucinaciones visuales se perciben puntos, figuras o personas; tienen una prevalencia del 56% en pacientes esquizofrénicos. Celebramos que legisladores piden a voces un Instituto de Salud Mental y Neurociencias, de lo contrario que Dios nos agarre confesados.