Continuando con el tema de las perversiones morales que pueden pasar desapercibidas, cabe preguntarse: ¿es que actualmente hay más conductas perversas o es que determinadas conductas perversas se han extendido y chocan con los principios más importantes de la jerarquía actual de valores?
Uno de los fenómenos que vemos con mayor frecuencia en los últimos años y que parece pasar desapercibido es el mobbing, (acoso moral en el trabajo).
A quienes incurren en el mobbing contra compañeros de trabajo les han favorecido las nuevas tecnologías y los medios de comunicación, a través de las redes que usan los empleados.
Los síndromes de acoso se ubican en ese lugar en donde cada uno realiza su trabajo, el medio laboral se ha convertido en un escenario favorable para llevar a cabo alguna forma de mobbing , terror psicológico basado en la comunicación hostil y sin ética, dirigida de manera sistemática de unos individuos contra otros. La víctima de mobbing , regularmente, se mantiene en situación de indefensión, y termina siendo afectado a nivel de salud física y mental con reacciones psicosomáticas, de ansiedad, y en el peor de los casos depresión.
Ejemplificación:
Julián era un trabajador muy valorado por su empresa, dedicada a la educación superior, pues respondía con eficacia a las exigencias del perfil del docente. Por su excelente desempeño fue rápidamente ascendido dentro de su organización hasta colocarse como coordinador.
Llevaba tres años en el puesto y no había quejas sobre él, hasta que en el cuarto año cuando hubo un cambio de director, al cual, por lo visto, Julián no era de su agrado. Empezaron las quejas sobre Julián, tal vez por algunas características de su personalidad o simplemente porque no había sido contratado la nueva gestión.
La competencia labor no sería dañina si se evita que lacere las relaciones y los valores humanos fundamentales.
El nuevo director acusó a Julián de trabajar poco, de ser machista sin ningún fundamento y decidió que debía llevar a cabo tareas que no eran para nada productivas. Además, el quinto año decidió colocar un supervisor que estaba jerárquicamente por encima de Julián sin tener las competencias necesarias. La misión era clara: desmotivar a Julián para que presentara la baja voluntaria y así abandonara la universidad.
El resultado fue que Julián decidió abandonar el trabajo por el daño psicológico al que había sido sometido. Como víctima de mobbing, intentó defenderse en varias ocasiones hasta que, fruto del agotamiento emocional al que lo habían llevado, renunció.
Y es que no tomar en cuenta a la víctima, cargarla de trabajo sin justificación, sin sentido práctico alguno, dejarla en absoluta inactividad, emplear técnicas para dejarlo en ridículo ante los demás, no considerar sistemáticamente sus opiniones etc, son las causas que llevan a que se produzca el efecto del mobbing.
Como pudimos percibir en la ejemplificación anterior: La mediocridad, la envidia y la necesidad de control son rasgos que destacan la personalidad del acosador. Los acosadores pueden ser compañeros de trabajo, superiores o subordinados, y este comportamiento puede afectar a trabajadores de cualquier tipo de empresa o institución pública.
El mobbing y el acoso sexual son formas nuevas de pervertir las relaciones humanas, y producen alarma social porque sus efectos son contrarios a la búsqueda de igualdad entre los sujetos y de las relaciones justas.
En nuestra República Dominicana los encargados y directores de recursos humanos deben estar alerta para luchar contra esta tendencia propia de sociedades industrializadas que promueven la competencia entre compañeros de trabajo. La competencia labor no sería dañina si se evita que lacere las relaciones y los valores humanos fundamentales.
De estos temas continuaremos reflexionando.