Todo el mundo (porque nos creemos que todos somos economistas), celebramos el jueves 18 de julio los miembros de la “ciencia lúgubre” (cómo se nos conoce) nuestro día, dispuesto por el Presidente Guzmán. Se da el caso que el Padre José Luis Alemán, jesuita, doctor en economía y uno de los asesores económicos del Papado en Roma y, también, de Antonio Guzmán. Puede accederse a su semblanza en el siguiente enlace: file:///C:/Users/Kenzo/Downloads/admin,+Anexo,+Biografia+Jose+Luis+Aleman.pdf
Dr. José Luis Alemán Dupuy (1928-2007)
¿Por qué le menciono en una festividad secular de una profesión lo más alejada de las virtudes celestiales e imbuidas en las cuestiones más mercuriales, como es el vil dinero? Precisamente, por ser ésta su preocupación profesional, ya que unía su formación como economista con sus estudios de sociología. Además, lo impartió con su ejemplo a sus alumnos y a los ciudadanos, por su prolífica pluma de columnista semanal en la prensa capitalina y sus densos libros publicados en el país.
Vale decir que el Padre Alemán era tan objetivo que obviaba sus pruritos éticos, pero los recuperaba al ejercer la evaluación del “factum”, entonces, le guiaba el sentido de la caridad y la verdad”, en proporciones adecuadas de que una no pierda por la preponderancia de la otra.
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Como se ha mencionado, todo economista se hace eco de la idea de otro economista que nos la recuerda desde la tumba. Por lo tanto, ¿qué es lo más insultante a la memoria de los economistas predecesores nuestros? Faltar en lo que más insisten como objeto de nuestra profesión: que trabajemos por el bienestar colectivo, el no hacerlo nos convierte como “el lobo que se come a sus iguales”.
En tanto discípulo agradecido de su mentor en la carrera universitaria rescato su imagen, su ejemplo y su enseñanza para evocar el objetivo de la labor del economista que pasa por el hombre-sociedad para atender las necesidades de los hombres y las mujeres reales, de carne y hueso y que deberían ser ciudadanos libres y dueños y hacedores de sus destinos.
Luego de este mensaje, además de desear ¡Feliz Día del Economista! ¿Quizás valga más decir: ¡levántate por tí y el bienestar colectivo!?