Conozco como opera el negocio de las empresas digitales que promueven el alquiler de residencias, apartamentos y hasta habitaciones por corto tiempo, para el mercado de turismo (vacacional, negocios o de salud). Para aprender y por conveniencia he usado ese servicio.

Recientemente, usando datos del Ministerio de Turismo, mostré cuánto ha crecido esa oferta en República Dominicana, que al ritmo que va muy pronto multiplicará por dos las casi 85,000 habitaciones en hoteles que ofrece el país al mercado.

Mi conocimiento de 40 años siguiendo y estudiando cómo opera el mercado turístico, que no es local, que es una operación en la que existe una “dura” competencia, me ha enseñado que las plataformas digitales, tipo AIRBNB, se han convertido en una dura competencia para la hotelería.

Abrir el mercado a la competencia de los actores que participan, aporta “sanidad” al escenario. Pero solo es así y es conveniente si a todos los actores se les mide con la misma vara. El escenario creado por la irrupción del modelo de renta de corto tiempo para fines turísticos ha mostrado que crea una nociva competencia si no se regula. Es una oferta nueva, no prevista, sorprendente, que ha creado en un breve período un nuevo escenario.

La respuesta general ha sido, como en Nueva York, crear los nuevos esquemas para que este nuevo “jugador” que ingresa velozmente al escenario no destruya lo que ya existe producto de una evolución de décadas.

Pero no todos los nuevos protagonistas de esta película aceptan las reglas que rigen para nivelar la competencia en el mercado y asegurar que los nuevos actores reporten a la sociedad igual que los más antiguos actores, en nuestro caso los hoteleros. Asi llegamos a AIRBNB que tiene una jugosa tajada en República Dominicana, y sin invertir un solo centavo compite con las empresas que invierten mucho más de 150 mil dólares por cada habitación hotelera que construyen.

Para tener una idea de este tema, uso datos de fuentes públicas (hoy todo se consigue en el casi infinito mundo digital) que indican que en el período 2023-2024 AIRBNB facturó con sus negocios en República Dominicana más de US$1,000 millones alquilando habitaciones en apartamentos y villas que compiten y casi duplican las 84,000 que existen en hoteles registrados en el Ministerio de Turismo.

La diferencia es que esos millones no aportaron el 18% del ITBIS que si pagan las habitaciones hoteleras. Si aplicamos esa carga el estado habría recibido RD$10,800 millones. ¡Casi nada! Diría el limpiabotas del parque.

Todas las empresas que venden productos y servicios deben facturar incluyendo el ITBIS y reportar y depositar a la Dirección de Impuestos Internos la cantidad recibida, y esa entidad tiene un afilado machete para quienes no pagan. La pregunta es qué espera el Estado dominicano para decirle a ARBNB, aplica el ITBIS, que lo pagan quienes usan el servicio –no tú- y si no quieres, saca de tu plataforma el jugoso negocio que haces en nuestro país.

En Nueva York, al igual que en docenas mercados en América y Europa, eso señores están obligados a asumir las reglas que crea el Estado. Por qué aquí no. Llegó la hora de asumir las reglas locales o sacar sus uñas del país.