Ibrahím Traoré, de 35 años de edad, es el actual presidente provisional de Burkina Faso, habiendo sido ascendido a capitán del ejército hace apenas 3 años. Previo a su carrera militar se había graduado con honores de Geología.
A propósito de la cumbre África-Rusia que tuvo efecto el pasado 28 de julio, la prensa internacional destacó el discurso en el que Ibrahim hablaba del atraso de su país con un enérgico tono antiimperialista y anticolonialista, como sus principales causas.
Burkina Faso se independiza de Francia en 1960 y le siguen 50 años de dictaduras militares. Hasta que el 20 de diciembre de 2015 asume la presidencia Roch Kaboré graduado de Economía en Francia, para ser reelecto el 22 de noviembre de 2020 con un 57.7% de los votos con amplia participación electoral.
Kaboré es derrocado mediante golpe de Estado militar el 24 de enero de 2022; ocupa la presidencia interina el teniente coronel Paul Henri Sandaogo, quien es derrocado 8 meses después por un grupo militar dirigido por Ibrahim Traoré.
Burkina Faso está entre los diez países del mundo de más bajo Índice de Desarrollo Humano-IDH-; la mayoría de sus ciudadanas y ciudadanos muere antes de los 60 años de edad; con dos (2) años promedio de escolaridad y un PIB per cápita de 1879 dólares (referencia: el de la República Dominicana que es de 17 mil 990 dólares).
Burkina Faso tiene una extensión territorial de 274 mil kilómetros cuadrados y una población de 22 millones de habitantes. Dispone como otros países africanos de valiosos recursos naturales y de una población joven.
En Burkina Faso se destacan dos muy importantes experiencias. La del carismático y visionario líder revolucionario Thomas Sankara quien llega a la presidencia por golpe de Estado militar en 1983 a los 33 años de edad y que es asesinado siendo presidente a los 37 años. Sankara promovió cambios profundos de orientación socialista desde una perspectiva panafricanista. Por otra parte los muy valiosos gobiernos de orientación democrática de Kaboré.
Ahora con el renovado enfoque de la economía de mercado hasta en países socialistas. Así como los avances democráticos en el mundo, si Ibrahim Traoré y demás dirigentes entendieran realmente las causas del desarrollo de los países, en cuanto a que no hay revolución sino efectiva evolución, podrían pasar desde la transición hacia el desarrollo mediante un auténtico proceso democrático.
No pocos quisieran cambios profundos y rápidos ante tanto dolor humano; pero no sería tan larga la espera, de comprender y principalmente aplicar plenamente desde el Estado factores asociados al desarrollo como democracia, transparencia y eficiencia.