La construcción del aeropuerto internacional de Pedernales “es completamente viable”, ha determinado la empresa internacional Empaca, que hizo los estudios de impacto ambiental
El Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales ha emitido la licencia ambiental 0492-23, que permite edificarlo en la sección Tres Charcos, municipio Oviedo, a 15 minutos en coche de Cabo Rojo, donde ya construyen los hoteles, obras hidrosanitarias y el puerto de cruceros.
La obra se levantaría en una superficie de casi 14 millones de metros cuadrados, que –se supone- han pagado a sus propietarios reales. El área de construcción planteada es 413 mil 500 metros cuadrados.
En la primera fase tendría un edificio de terminal de pasajeros de dos niveles y una pista de 3,100 metros de largo por 45 de ancho.
Expertos de una empresa coreana pública, Korea Airports Corporation (KAC), han hecho un descenso en los terrenos y diligencian participar en su construcción y operación. Según la Dirección de Alianzas Público- Privadas, opera 14 aeropuertos, construye y capacita personal de la industria.
Muy bien. Pero, con atención a la promesa oficial de desarrollo integral y en honor al balance, la cercanía del inicio de la construcción de tan importante obra debería implicar una revolución modernizadora de toda la provincia (los dos municipios: Pedernales y Oviedo; los dos distritos municipales: Juancho y José Francisco Peña Gómez, secciones, parajes).
A Oviedo no le cabe más empobrecimiento. Es un pueblo en ruinas, frisado en el tiempo, sin servicio de agua potable y sin oportunidades para la vida digna. Muy poco ha cambiado su cara desde aquella mudanza obligada por la destrucción que provocó el huracán Inés del 29 septiembre de 1966 en el poblado situado al pie de la laguna. Las casitas hechas a la carrera para los damnificados, ya no aguantan más años. Son símbolo del abandono.
La capital de la provincia, Pedernales, ha sufrido de abandono oficial crónico. El desempleo de alrededor de 60 por ciento, los arrabales en la periferia y el aspecto ruinoso del edificio para oficinas públicas hecho también tras el poderoso ciclón, constituyen una muestra de la gran deuda social del gobierno con esta comunidad del extremo sudoeste, distante 307 kilómetros de la capital.
Los agricultores de Los Arroyos, La Altagracia, Mencía, Aguas Negras y Las Mercedes) se las pasan clamando incentivos para producir y por arreglo de carreteras y caminos interparcelarios.
El aeropuerto (Los Colonos) está por despegar. Si la tarea recae en los coreanos, todo sería rápido y bien, a juzgar por la experiencia de los desarrolladores asiáticos. Supongo que el proyecto implicará la reinstalación del radar que una vez operó en Cabo Rojo y un día “se esfumó” sin que, hasta la fecha, nadie explicara.
El Gobierno debe apurar el paso con proyectos de ciudades modelos en ambos municipios, para paliar el déficit de viviendas; remozar, al menos, los centros de los pueblos; agilizar la reconstrucción del tramo carretero Enriquillo-Pedernales (74 kilómetros); ejecutar el frente marino (malecón, viviendas, plazas comerciales, muelle para pescadores, zonas de entretenimiento); hacer el pedazo de vía que conectará a Pedernales con Puerto Escondido, Duvergé, por Sierra Baoruco, y un centro cultural, entre otras.
No hay tiempo que perder. Vamos con el turismo sostenible y el desarrollo integral de Pedernales, a la par.