De manera inocente, hace más de 150 años un británico, Thomas Austin radicado como colono en Australia le envió una comunicación a su hermano de Inglaterra para que le enviara 13 conejos salvajes de Inglaterra. Así lo hizo y durante el viaje por mar los conejos se reprodujeron y llegaron 24 conejos a Australia, Thomas los soltó con el propósito de que vivieran libremente en el terreno austral con el deseo de poder utilizarlos de entretenimiento como su hobby de cacería. Sin que esa fuera su intención, la solicitud de Thomas Austin provocó una cascada de eventos que cambió para siempre el paisaje de todo el terreno de Australia generando el mayor desastre agrícola del siglo XX en base a la introducción de especies exóticas invasoras en un hábitat que no es natural para los conejos, el resultado fue devastador para todos: Para los humanos, la agricultura y los animales. Ya que los conejos tienen una tasa de reproducción muy elevada pues las conejas tienen un corto periodo de fecundidad de 21 días o sea que entran en celo cada 21 días, por lo cual los conejos se reprodujeron en Australia con una enorme tasa de crecimiento por lo que invadieron la zona agrícola de Australia a razón de 100 km² por año. El propio Thomas declaró formalmente que en los primeros meses mató 20,000 conejos con su afición de cazador. Queriendo controlar la plaga de conejos los australianos importaron de Sudamérica un virus que acabaría con la reproducción de los conejos asimismo no pudieron retenerlos en áreas específicas porque eran demasiados y, también, con su agilidad brincaban las cercas. Se detuvo el uso de virus porque los conejos fallecían sufriendo mucho después de nacerles pústulas en la piel y de crearles infecciones en las partes blandas.
Otro daño causado por los conejos debido a que excavaban muchas cuevas para usarlas de madrigueras lo que implicaba daños a la agricultura.
Después de desechar el uso de los virus los australianos importaron una variedad de de zorros que instintivamente eran depredadores de los conejos pero, con el paso del tiempo se puso de de manifiesto que los zorros no tenían capacidad de controlar la plaga de conejos pero, al mismo tiempo, se creó otro grave problema pues los zorros atacan a los humanos por lo cual hubo que exterminarlos. Australia ha sido un país que ha dado la voz de alarma con relación a los zorros que genera mucha controversia científica pero, sobre todo, social, debido a sus ataques a los humanos.
En última instancia para controlar la plaga de conejo el gobierno implementó varias medidas: otorgó licencias para cazar conejos, promovió el consumo de carne de conejo y promovió la exportación de pieles de conejos.
Los investigadores señalan que las especies invasoras son un riesgo para la diversidad creando una de las principales causas de perturbación ambiental y económica. Se rumora, sin que pueda verificarse científicamente, que el hurón no es endémico de nuestro país y que fue introducido acá por los norteamericanos en la ocupación del 1916, Se entendía que el hurón exterminaría la población de ratones de nuestro país pero, con el paso del tiempo se notó que los hurones y los ratones hicieron un pacto de Coexistencia armónica: los hurones cazarían de día y los ratones de noche.
En el tiempo que yo ejercía como director del Concejo Estatal del Azúcar (CEA) se descubrió un insecto (Diatraea saccharalis) que causaba grandes daños a las plantas de caña. Un especialista me aconsejó que se podía controlar biológicamente el ataque de ese insecto importando larvas de una mosca que existía en Colombia que supuestamente exterminaría a los dañinos insectos ya mencionados. Sin embargo, decidí no aplicar ese control biológico temeroso de que se pudiera argumentar que las picaduras de la “mosca Santaella” eran las causantes de cualesquiera enfermedades de origen desconocido (por ejemplo la COVID) o cualquier otra epidemia futura también de origen desconocido.