La Asociación Dominicana de Profesores, ADP es una organización que supone ser el dechado que utilizan los maestros para crear conocimiento, enseñar a desarrollar las competencias y sobre todo, a tener autocontrol e inteligencia emocional. Dicha asociación es el sindicato que día tras día reúne en todo el territorio nacional a miles de profesores acentuando rastros y dejando huellas de pensamientos construyendo modelos a emular según destrezas observadas. En ese sentido, millones de estudiantes son marcados positivamente de la personalidad impregnada por la estrella de la mañana encarnada en el cuerpo docente.
Por eso, el maestro tiene la responsabilidad intransferible de abordar las carencias del niño, niña o adolescente a los fines de encontrar las formas amigables y compatibles con el ser y hacer hasta que éste se sienta exitoso y en confianza con el entorno y la naturaleza. Poniendo en marcha y al servicio de la comunidad sus competencias. De esa manera, el informe de la UNESCO devela, ¨el docente es garante del aprendizaje del niño, niña y adolescente y tiene también como responsabilidad principal la instrucción de alta calidad¨.
Entonces como se ha dicho, el niño o niña en edad escolar (6 a 12 años) no puede asumir los riesgos que le corresponde hacer frente al adulto; ni encabezar la defensa de los males que este acarrea; mucho menos dar la cara o sentirse culpable por la irresponsabilidad de generaciones anteriores que por sus malas decisiones han provocado la decadencia ética, moral, política, económica y religiosa en la sociedad.
El niño y la niña tienen que vivir su etapa de niñez. Y ser llevado de la mano por sus padres, pastor, sacerdote o maestro hacia la escuela y dejarlo en la puerta principal del conocimiento, único recurso que coloca al adulto en capacidad de afrontar la realidad de los seres humanos como son: el hambre, la enfermedad, la carestía de los insumos básicos, la desigualdad, inseguridad ciudadana y otros males y peligros (que se resisten al ¨desarrollo¨).
Por eso ante estos grandes desafíos [pesadumbrosos y cochambrosos] qué depara el futuro a nuestros hijos. Nada ni nadie puede coartare el derecho a la educación a los hijos, y, menos, a la edad en que ellos tienen que ser educados. Y, precisamente a este segundo, la ADP libra una batalla casi irracional, contradictoria, incomprensible y de mal gusto de negar la docencia [a los hijos de machepa]. ¿Alguien sabe dónde estudian los hijos del profesor Eduardo Hidalgo y su camada? (…). Todavía recuerdo la frase que pronunció el profesor [Hidalgo] cuando supo ganó las elecciones para volver a dirigir el gremio de maestros, él dijo lo siguiente: "a partir de ahora, trabajaré a favor del magisterio y de la educación (ese es nuestro desafío). La coherencia es el norte".
En mi opinión, la ADP cada minuto que pasa pierde más el rumbo y crea situaciones borrascosas. Cuando en lugar de hablar de educación propositiva, o de habilitar nuevos espacios y diseños instruccionales de educación tecnológica útil para garantizar el aprendizaje de los alumnos bajo el reciente esquema de modalidad virtual; sus dirigentes golpean el viento.
Para concluir, República Dominicana tiene enormes desafíos por delante en materia educacional. Con más 70 mil maestros incorporados al sistema público de educación, de los cuales todavía a este segundo, más de 35 mil profesores mantiene niveles deficitarios de usabilidad de las plataformas digitales. En cambio nosotros, tenemos muchos ruedos por recoger e hilachas por recortar según la prueba PISA; y, todavía no nos llegan las tijeras. Por lo tanto, si la coherencia es el norte del profesor Hidalgo, lo lógico sería que el llamado de resistencia del gremio debe ser, por ejemplo, por un lado, solicitar robustecer con más talleres de capacitación e inducción en tecnología educativa a los docentes; y por el otro, ofrecer mejor servicio de conectividad y gratuidad para los estudiantes. Y no seguir perdiendo más el tiempo en las formas en que se está perdiendo, enfrascándose obstinadamente en un pulso sin sentido con el Ministerio de Salud Pública, hablando sandeces de políticas de salud pública y no de educación.
Cabe recordar que la ADP hizo un llamado al cuerpo docente un día antes a la reapertura de las escuelas a no presentarse todavía a su lugar de trabajo [a dar clases] por lo menos hasta el 31 de enero. Supuestamente, por la vulnerabilidad tiene el sistema presencial que pone en riesgo la salud de maestros y alumnos con posibles contagios de la nueva variante de COVID-19 denominada Ómicron.
A consecuencia de malas decisiones tomadas por partes de algunos profesores en perjuicio de la docencia, es probable que una de las razones por la que una gran cantidad de pobres en este país no salen de la pobreza, a pesar de la grandeza y creatividad de nuestro pueblo, es –quizá- por la falta de maestros con vocación de servicio en las aulas. De esos profesores, aún en el mal tiempo encuentran sus vidas boyantes impulsadas por la formación, instrucción y acompañamiento a descubrir y desarrollar el talento que Dios les dio desde el origen del estudiante. Siendo por mucho más, el instructor y cristalizador que crea las condiciones hacia la ejercitación.
En definitiva, [profesor Hidalgo], el cicerone a quién usted debe dirigirse cuando se pierde el rumbo o el norte de la organización que timonea. En tal sentido, reconsiderar volver a las aulas presenciales es la ruta de la afición. Por eso, permítame compartirle la estela que dejan los maestros en el camino cuando cumplen con su responsabilidad de transferir conocimiento en las aulas, según lo describe el contenido en la carta de Albert Camus a su profesor, señor Germain:
[Querido señor Germain:
He esperado a que se apagase un poco el ruido que me ha rodeado todos estos días antes de hablarle de todo corazón.
He recibido un honor demasiado grande, que no he buscado ni pedido. Pero cuando supe la noticia, pensé primero en mi madre y después en usted. Sin usted, la mano afectuosa que tendió al pobre niñito que era yo, sin su enseñanza y ejemplo, no hubiese sucedido nada de esto.
No es que dé demasiada importancia a un honor de este tipo. Pero ofrece por lo menos la oportunidad de decirle lo que usted ha sido y sigue siendo para mí, y le puedo asegurar que sus esfuerzos, su trabajo y el corazón generoso que usted puso continúan siempre vivos en uno de sus pequeños discípulos, que, a pesar de los años, no ha dejado de ser su alumno agradecido.
Le mando un abrazo de todo corazón.
Albert Camus]