Luego de realizar un resumen sobre el caso de Gary Ridgway, el asesino de Green River, desarrollado en el libro Mentes Criminales de Vicente Garrido, paso a realizar una exposición concisa de aquello que permitió su captura, el análisis del ADN.
Este asesino representó un verdadero reto para los Estados Unidos, conocido como el asesino de Green River porque dejaba los cadáveres de sus víctimas en dicho río, o sus alrededores. Se calcula que asesinó a 48 mujeres, aunque se estima que esta cifra pudo ser mayor. Los asesinatos se sucedieron entre 1982 y 1983. Todas sus víctimas eran mujeres que se dedicaban a la prostitución, a las que consideraba como basuras. Como burla a las autoridades, variaba el modus operandi y así la forma en que mataba a las víctimas, inclusive llegando a operar en otras zonas. Mantuvo en vilo a las autoridades encargadas del caso, con varios cambios de mando durante su persecución, por un período de 20 años, aunque en 3 ocasiones pasó a formar parte de la lista de sospechosos. Ante la urgencia de detener al asesino en serie, llegaron a utilizar una agente encubierta disfrazada de prostituta para dar caza al mismo, lo cual estuvo muy cerca de lograrse. En 1987, se emite una orden de registro para obtener pruebas biológicas y compararlas; no obstante, no obtuvieron pruebas que lo vincularan al caso.
En este caso, Ted Bundy, mientras se encontraba en la cárcel, se ofreció a prestar colaboración realizando un perfil sobre el asesino para lograr su captura, el cual se realizó por medio de entrevistas con el agente Robert Keppel, quien escribió un libro sobre el tema.
Al paso de los años y con el avance de la tecnología se crea el sistema que permite identificar a las personas por medio del ADN, y solo así es que, de manera triunfal, los investigadores en su incansable búsqueda del asesino, que, supuestamente, tenía un tiempo que había dejado de operar, logran su captura y condenarlo atendiendo a los resultados de la comparación de los indicios biológicos (semen) recogidos en la escena del crimen y sus muestras biológicas. Es decir, con los indicios biológicos recogidos, al introducir los datos, se pudo vincular con el asesino, que ya figuraba en la lista de sospechosos.
En referencia al caso del asesino del Green River, Garrido (2007), enfatiza que “durante ese tiempo se había desarrollado una tecnología muy poderosa al servicio de la ley de la que antes se carecía: las huellas genéticas mediante el análisis del ADN”.
Alonso Alonso (2004), refiere lo siguiente: “la molécula de ADN portadora de la información genética, es una larga cadena doble compuesta de una unidad química que se repite a lo largo de la cadena: el nucleótido. El componente fundamental de un nucleótido son las bases nitrogenadas. Existen cuatro tipos de bases A, G, T y C (A: Adenina, G: Guanina, T: Timina y C: Citosina) cuya ordenación a lo largo de la cadena del ADN será lo que determine la información genética.”
Ibañez Peinado (2012) señala “(Alec) Jeffreys (…) descubrió un método para identificar a los individuos a partir de patrón genético, aprovechando la variabilidad genética interindividuo. Las diferencias se visualizaban por métodos indirectos, en formas de bandas de distintos tamaños, auténtico código de barras al que bautizó con el nombre de huella genética (DNA fingerprinting), que sólo es idéntica entre gemelos univitalinos o monocigóticos (…).”
Alonso Alonso (2004), menciona los siguientes principios básicos de la identificación genética:
- “Universalidad: Independientemente del órgano o tejido del que extraigamos el ADN de un mismo individuo, el perfil genético que obtengamos será el mismo. (…) del genoma en el que se basa el análisis genético comparativo que se lleva a cabo entre la muestra dubitada (en general un vestigio biológico encontrado en la escena del delito o en el cuerpo de la víctima: sangre, semen, saliva, pelos, etc.) y una muestra de referencia indubitada (sangre o saliva) extraída de la persona de la que se sospecha pueda haber dejado el indicio biológico dubitado. Independientemente del tejido u órgano de procedencia el perfil genético que se obtenga será el mismo si vestigio y muestra de referencia provienen de la misma persona.
- Diversidad: ofrece la posibilidad de obtener un código genético identificador que teóricamente permite distinguir de forma precisa a cada individuo de una población (con la excepción de los gemelos idénticos o uni-vitalinos).
- Estabilidad: La molécula de ADN presenta en condiciones normales una gran estabilidad tanto en fluidos biológicos que forman manchas secas (sangre, semen, saliva, …) sobre distintos soportes como a partir de diversos tejidos humanos incluso mucho después de la muerte. Es posible (…) obtener y descifrar la secuencia de parte del material genético a partir de un gran número de vestigios biológicos de interés forense para obtener su código genético identificador y compararlo con el obtenido a partir de una muestra de referencia de la persona de la que se sospecha proviene el vestigio.”
En definitiva, con el ejemplo del asesino de Green River y una breve exposición sobre el ADN y huella genética, se puede constatar la importancia de crear los mecanismos legislativos y estructuras que permitan el análisis del ADN dentro del marco de la investigación criminal, y que posibilite la identificación de un delincuente desconocido por los indicios biológicas recogidos en la escena del crimen o hallados en el cadáver de la víctima.