En varias ocasiones he afirmado que las Convenciones de Viena (1961) no siempre pueden contribuir a unas buenas relaciones diplomáticas. Especialmente entre dos países como la República Dominicana y Haití. El año que termina indica claramente que la actualidad haitiana, una actualidad preocupante, ha ocupado mucho espacio en los debates dominicanos. Sin duda, los dramáticos acontecimientos han causado gran inquietud en el primer círculo dominicano. Me he tomado tiempo para elegir declaraciones de diferentes líderes, para que los lectores comprendan por qué seguimos hablando de la sinceridad del antiguo régimen. Para los que se creen demócratas, las sanciones (y las sorpresas) no han hecho más que empezar. Al margen de las declaraciones y confesiones oficiales, cabe recordar que durante 2022, el Dr. Roberto Cassá ha publicado estudios relevantes sobre los aspectos más complejos de la tragedia haitiana.
«El Gobierno de la República es plenamente consciente y está convencido de la necesidad de permitir a la diplomacia haitiana, si no recuperar su brillo -lo cual es deseable-, al menos mejorar de forma significativa y duradera la imagen y la influencia de Haití en el extranjero.» Palabras de canciller y primer ministro en 2012… En 2018, hablando en nombre de sus homólogos, el presidente de la Cámara Baja se mostró impaciente por llegar al final del proceso de ratificación del candidato a Primer Ministro. Los diputados quieren responsabilidad compartida.
En 2022, «el ex primer ministro pide a un juez que anule las sanciones que Canadá le impuso por afirmar que apoyó a las bandas que desencadenaron una crisis humanitaria en Haití. Presentó un recurso ante el Tribunal Federal, alegando que las sanciones fueron una decisión arbitraria en la que no se le dio la oportunidad de dar su versión de los hechos. Pide que se retire su nombre de la lista de sanciones y que se le entreguen los documentos utilizados para tomar la decisión».
«Condeno inequívocamente el reciente comunicado de prensa del gobierno canadiense, en el que se me califica de persona implicada en la financiación y proliferación de bandas y otros grupos violentos en Haití. El gobierno canadiense me ha acusado de participar en violaciones de derechos humanos contra mi propio pueblo, el pueblo haitiano.
A lo largo de mi carrera política y profesional, nunca he participado en las actividades de las que se me acusa. Reto a cualquiera a que demuestre lo contrario. Siempre he apoyado los esfuerzos de los grupos no violentos de Haití que trabajan para construir un futuro mejor en el que se respeten los derechos humanos y los haitianos puedan alcanzar la prosperidad», dijo el ex presidente de la Cámara Baja.
«Creo que hice lo mejor que pude para garantizar una vida digna a mis compatriotas. En aquella época, el gobierno se enfrentaba a la miseria, pero las empresas públicas funcionaban bien […] y los haitianos enviaban a sus hijos a la escuela. No puedo decir que la vida fuera de color de rosa, pero la gente vivía decentemente. Cuando regresé [en enero de 2011], me encontré un país colapsado y plagado de corrupción. […] Me toca preguntar: ¿qué habéis hecho con mi país?» Declaraciones del expresidente vitalicio Jean-Claude Duvalier…(2013)