Estamos cerca del 27 de febrero, día de nuestra independencia y fecha en la cual el presidente de la República presenta sus Memorias a la Asamblea Nacional y a todo el país.
Han transcurrido dieciocho meses desde que el Lic. Luis Abinader y el PRM tomaron las riendas de la Nación en momentos muy difíciles. Han obtenido logros importantes, especialmente en el control de la pandemia, vacunación, recuperación económica, manejo independiente de la justicia y control de la corrupción. La República Dominicana es mencionada como ejemplo por el buen manejo dado a esos temas y los éxitos obtenidos en corto plazo, en medio de una crisis mundial que ha afectado a casi todos los países de manera drástica.
Transcurrido ese lapso y con el problema de la pandemia, aparentemente bajo control, llega el momento de enfrentar una oposición cada vez más agresiva y una población que comienza a exigir que se cumplan las promesas y ofrecimientos que se hicieron, lo que puede hacer más difícil la acción de gobernar.
La estrategia de los que ejercen el poder ha estado centrada en la figura del presidente. Es quien todo lo resuelve, quien corrige los errores cometidos por su gobierno y quien se conduele de la ciudadanía; esta tiene sus beneficios y perjuicios, pues se aprovecha de la buena imagen y aceptación que tiene el Lic. Abinader. Pero como desventaja puede ocurrir que, al ser la única figura que se utiliza para defender y apuntalar al gobierno, en cualquier momento puede parecer como el único culpable de los males y problemas que afectan al país y esto no es conveniente ni para él ni para su gobierno. Creo que repartir responsabilidades y logros no sería mala idea.
En estos momentos existen una cantidad de reformas en discusión y una propuesta de otra modificación a la Constitución sobre la mesa. No sé si el presidente anuncie el 27 el envío al Congreso de las reformas que se encuentran en el Consejo Económico y Social (CES) antes de ser consensuadas, lo cual sería prácticamente un desconocimiento de la función del CES y una descortesía.
En cuanto a la reforma constitucional propuesta, personalmente soy contrario al constante manoseo de la Constitución. Este es un documento demasiado importante y ya lo han modificado 39 veces, algunas de ellas solo para complacer las ambiciones del gobernante de turno. Aunque los argumentos esgrimidos para justificar esta reforma lucen válidos, las experiencias pasadas no dejan de preocupar. Esperamos que se tomen las salvaguardas de lugar para evitar sorpresas desagradables.
En resumen, el gobierno llega a la fecha mencionada con una carpeta de logros importantes en su haber, también con serios problemas que tiene que enfrentar y algunas acciones criticables como el incremento de la nómina pública.
Reitero que la inflación existente, la cual continuará por un tiempo afectando los precios, es la piedra en el camino de las autoridades y el gran obstáculo a enfrentar para evitar un descontento colectivo.