El presidente ruso, Vladímir Putin, cerró hoy la campaña electoral con el claro objetivo de perpetuarse otros seis años en el Kremlin, algo más que probable, según todas las encuestas, mientras aumentan los llamamientos para que Occidente no reconozca los resultados de los comicios presidenciales.
"El mundo debe asumir de una vez por todas que Putin no es quien aparenta. En realidad es un usurpador, un tirano, un criminal de guerra y un asesino", dijo Yulia Naválnaya, viuda del fallecido líder opositor, Alexéi Navalni, en un artículo publicado esta semana en 'The Washington Post'.
Los 112 millones de rusos convocados a las urnas podrán votar durante tres días -viernes, sábado y domingo-, una opción introducida durante la pandemia, que la oposición considera fraudulenta, al igual que el voto electrónico, que podrá ejercer un tercio del electorado.
Putin se dirigió el jueves a los rusos por televisión para que acudan a votar en unos comicios que calificó de "paso hacia el futuro" y subrayó que los soldados que combaten en Ucrania "defendiendo la patria con valentía y heroísmo y participando en las elecciones, nos dan ejemplo a todos nosotros".
Victoria histórica de Putin, según sondeos
Pese a que más de la mitad de los rusos abogan por abrir negociaciones de paz con Ucrania y los éxitos en el campo de batalla ucraniano llegan con cuentagotas, Putin cuenta con una intención de voto de más del 80 %.
La Administración presidencial había informado a la prensa de que buscaba una victoria histórica para respaldar el rumbo militarista del Kremlin y todo apunta a que la logrará, ya que Putin nunca había ganado unos comicios por más del 77 % de los votos.
La Comisión Electoral Central (CEC) sólo registró a tres candidatos, ninguno de ellos realmente opositor: el comunista Nikolái Jaritónov y el candidato de la Gente Nueva, Vladislav Davankov, que cuentan con un 6 % de intención de voto, y al ultranacionalista Leonid Slutski, que figura como tercero en discordia con un 5 %.
Al reformar las cláusulas de la Constitución que le impedían seguir en el Kremlin, Putin podrá presentarse de nuevo a la reelección en 2030, para cuando tendrá ya 77 años.
Votación en los territorios ocupados
La presidenta de la CEC, Ela Pamfílova, aseguró hoy que "por primera vez" las elecciones se celebran en "una atmósfera internacional tan tóxica" y acusó a los países occidentales de "una cínica violación sin precedentes" del derecho al voto de los rusos que residen en el exterior.
"Esta no es simplemente una elección de presidente, está en juego el destino de Rusia, qué hacer en el futuro. Por cierto, en gran medida (estas elecciones) determinarán cómo se desarrollará el mundo. La transición del monopolio injusto a unas relaciones igualitarias entre países", proclamó.
Pamfílova, que es acusada por la oposición de manipular los resultados electorales desde que asumió el cargo en 2016, adelantó que estos días también votarán las repúblicas populares de Donetsk y Lugansk, y las regiones Zaporiya y Jersón, en alusión a los cuatro territorios ucranianos anexionados por Rusia.
Hasta 4,5 millones de residentes en las zonas ocupadas por el Ejército ruso podrán ejercer su derecho al sufragio, incluso aunque carezcan de ciudadanía rusa, de los muchos de ellos ya han votado por adelantado.
El factor Navalni
El momento más álgido de la campaña fue la muerte de Navalni en prisión -y de la que la familia y Occidente responsabilizan a Putin-, pero el Kremlin espera que dicho factor no manche su victoria.
"Considero que lo mataron. Fue una decisión premeditada. Creo que lo hicieron con veneno", comentó a EFE Guennadi Gudkov, antiguo diputado ruso exiliado en Bulgaria.
Gudkov, que trabajó en el Servicio Federal de Seguridad (FSB), cree que las autoridades decidieron vengarse del opositor por "todas las humillaciones" a las que les sometió a lo largo de los años con sus denuncias de corrupción.
"El organizador fue Putin", señaló Gudkov, quien recordó que el plan inicial era que Navalni nunca abandonara la cárcel, pero cambiaron de idea tras admitir como un "gran error" el indulto concedido al magnate Mijaíl Jodorkovski en 2013.
No reconocer los resultados
Por todo ello, Naválnaya, el encarcelado opositor Vladímir Kara-Murzá y Gudkov se dirigen a los líderes, parlamentos y sociedades occidentales con una sola demanda: que no reconozcan unas elecciones "totalmente falsificadas", cuyo único objetivo es "retener el poder".
"Occidente no debe reconocer los resultados. Reconocer a Putin como jefe de Estado tras las elecciones será una muestra de debilidad", afirmó.
Aseguró que "nunca ha habido en Rusia elecciones tan criminales", ya que tienen lugar cuando las tropas rusas violan el derecho internacional y cometen "crímenes de guerra" en Ucrania.
"No pedimos que cierren las embajadas", dijo y añadió que, al menos, los países occidentales "no deben reconocer las elecciones como legítimas".