La organización social argentina Somos Barrios de Pie escenificó hoy una "ronda de ollas vacías" ante el hotel donde reside temporalmente el presidente Javier Milei para reclamar alimentos para sus comedores, que diariamente atienden a cientos de familias pobres del país.
"No le saquen la comida de la boca a los pibes (chicos)" y "No al ajuste en las mesas" se podía leer en las pancartas que portaba un centenar de mujeres vestidas de cocineras, quienes se movilizaron hasta las puertas del hotel Libertador, en el centro de la capital argentina, portando enormes ollas y cacerolas.
Los alrededores del hotel amanecieron completamente vallados y fuertemente vigilados por la policía, a pesar de que la concentración había sido convocada ya avanzada la mañana, cuando el mandatario había abandonado el que viene siendo su lugar de residencia en las últimas semanas.
A pesar de que Milei no estaba en el hotel, los manifestantes entregaron un escrito con sus peticiones, confirmó el portavoz presidencial, Manuel Adorni.
"Los alimentos secos (no perecederos) y frescos (vegetales y carne) no están llegando. Venimos pidiéndole a la ministra Sandra Pettovello que nos reciba y sólo hay silencio", se quejó a EFE María Sol, una de las encargadas de alimentar personas en situación de calle.
Esta voluntaria contribuye a la organización de ollas populares en los barrios del conurbano bonaerense y de la capital argentina, donde diariamente sirven unos 10.000 platos de comida.
"La gente no llega a hacer las cuatro comidas, y mucho menos aquellos (que viven) en situación de calle", reveló la coordinadora de Somos Barrios de Pie. Las familias de clase media antes les donaban alimentos. "Ahora son ellas quienes se acercan a los comedores", relató.
La pobreza en Argentina asciende al 44,7 % de la población, según un informe del Observatorio de la Deuda Social de la Universidad Católica Argentina (ODSA-UCA), difundido en diciembre pasado.
Los comedores comunitarios u ollas populares nacieron en la década de los ochenta, cuado el país afrontaba una galopante hiperinflación. Después siguieron demostrando que eran necesarios para llenar los huecos que dejaba la asistencia pública cuando la crisis de 2001 arrojó a Argentina nuevamente a un escenario económico desolador.
Estas organizaciones de ayuda social solían recibir ayuda de los Gobiernos de turno, pero desde que Javier Milei asumió la Presidencia de la República, las bolsas con alimentos han dejado de llegar, denuncian.
"La realidad es que estamos achicando las raciones para poder estirar nuestras reservas lo máximp posible. Los comedores apenas se abastecen y a los que están en situación de calle no les llega casi nada", manifestó María Sol.
"Estamos en las últimas" se quejó Verónica, una mujer que hace las veces de maestra con los niños de las familias que acuden a los comedores populares. La falta de comida pone a los responsbales de la organización ante la disyuntiva de dar comida a los niños o cerrar los establecimientos.
"Hace tres semanas comenzamos con las rondas de las ollas vacías, y vamos a seguir hasta que nos den una respuesta. El señor Milei vive acá (en el céntrico hotel) pagando 350 dólares (por día) y después dice que 'no hay plata'. Sin embargo, con esa plata podríamos alimentar a un montón de familias", aseguró la docente barrial, que junto a un millar de voluntarios brinda apoyo escolar a niños en situación de vulnerabilidad social.
De acuerdo a los últimos datos oficiales, la inflación interanual llegó en noviembre pasado a 160,9 %, y las consultoras estiman que trepará hasta el 200 % para todo el año 2023, con un aumento de los precios en productos básicos del 1 % diario en las ultimas semanas.
Según el informe de ODSA-UCA, la pobreza medida en términos de ingreso que alcanza a unas 20 millones de personas se agudiza en la población menor de 18 años, en donde alcanza al 62,9 %.
El precio de una habitación en el hotel donde se hospeda el hoy presidente Milei desde que en octubre comenzó la campaña electoral, ronda los 200 dólares diarios; según las últimas cifras oficiales, la canasta básica alimenticia para evitar que un adulto caiga en la indigencia ascendía en noviembre a 73,73 dólares.
Augusto Morel