Milo Milfort
Puerto Príncipe, 29 may (EFE).- El nombramiento como primer ministro de Haití de Garry Conille es el resultado de un largo proceso, marcado por negociaciones políticas, tanteos, múltiples reuniones y campañas en las redes sociales para ocupar un puesto al que aspiraron decenas de candidatos.
Finalmente el Consejo Presidencial de Transición se decantó por Conille, quien ya fue primer ministro de Haití entre 2011 y 2012 durante el mandato de Michel Martelly y que este martes recibió el apoyo de seis de los siete miembros con derecho a voto de la recién creada institución.
Ahora, como anunció este miércoles la Presidencia haitiana en una nota publicada en Facebook, "el Consejo Presidencial de Transición y el primer ministro designado trabajan en la selección de las distintas personalidades que compondrán el gabinete".
El decreto con el nombramiento de Conille debería publicarse en breve, según la prensa local, que señala que el gabinete podría estar formado a finales de esta semana para, a principios de la próxima, tomar posesión.
Hoy Conille aseguró en la red social X que está "muy honrado" por su nombramiento, dio las gracias a todos los que propusieron su nombre y, con la vista puesta en las nuevas generaciones, aseguró: "Juntos, trabajaremos por un futuro mejor para todos los niños de nuestro país".
Por su parte, el primer ministro interino de Haití, Patrick Boisvert, en un mensaje en Facebook deseó a Conille "el más sincero éxito" y manifestó su confianza en que será capaz de "afrontar los retos y desafíos del momento".
Numerosos candidatos para un puesto complejo
A finales de abril pasado, el grupo mayoritario en el Consejo Presidencial de Transición designó unilateralmente como presidente de la institución a Edgard Leblanc Fils y como primer ministro a Fritz Bélisaire, lo que generó una crisis en una entidad instalada solo unos días antes, el 25 de ese mismo mes.
Para poner fin a esa situación, se acordó que la presidencia del Consejo sea rotatoria y que las decisiones importantes, como la elección del primer ministro, sean adoptadas al menos por 5 de los 7 consejeros con derecho a voto.
Tras ello se abrió un proceso para la presentación de candidaturas a primer ministro y, de las más de 100 recibidas en un principio, la mitad fueron automáticamente rechazadas y solo se aceptaron unas 50.
De ellas, se seleccionaron 15 y después 5 (Garry Conille, Paul Antoine Bien-Aimé, Fritz Bélizaire, Jean Alix Didier Fils Aimé y Rodolph Joazile) para quedar en la lucha final por el cargo únicamente 3, Didier Fils-Aimé, Fritz Bélizaire y Gary Conille, y resultar elegido finalmente este último.
Para poder inscribir una candidatura, se exigía a los interesados adherirse al acuerdo político para una transición pacífica y ordenada del 3 de abril, que dio origen al Consejo Presidencial de Transición, entre otros requisitos.
Elecciones, crisis y violencia como grandes retos
El centenar de personalidades propuestas inicialmente por diversos sectores, partidos y organizaciones de la sociedad civil (entre ellas exministros, antiguos diputados, antiguos candidatos presidenciales, exdirectores de gabinete o antiguos directores generales) optaban a convertirse en el primer ministro encargado de poner en marcha el Gobierno de transición, cuya misión principal es organizar elecciones en el país con vistas a la investidura de un nuevo presidente el 7 de febrero de 2026.
Además, se encontrará con un país en una difícil situación, en medio de una aguda crisis económica, social y política e inmerso en la violencia de las bandas armadas. Para hacer frente a la inseguridad, que el año pasado causó 8.000 victimas, se espera la próxima llegada de la misión multinacional de apoyo a la seguridad liderada por Kenia.
El puesto de primer ministro fue establecido en Haití por la Constitución de 1987.
Desde febrero de 1988, cuando se ocupó por primera vez ese cargo, Haití ha tenido alrededor de 25 primeros ministros, de ellos solo 3 mujeres.
Según la Constitución haitiana, el primer ministro tiene numerosas responsabilidades y poderes: está a cargo de la administración central del Estado y dirige la acción gubernamental y, además, cuenta con los poderes de nombramiento, disciplinario, de gestión, de instrucción, de rechazo y de recurso.