La Iglesia de Inglaterra, inmersa en una crisis por varios casos de violencia sexual, concluyó este viernes su sínodo general, que mostró que las obispas están a la vanguardia en este tema, exigiendo responsabilidades y reglas más estrictas para proteger a las víctimas.
"Hemos perdido la ocasión de decir de manera inequívoca a las víctimas que escuchamos sus preocupaciones", lamentó la obispa Joanne Grenfell, encargada de la política de protección y salvaguarda dentro de la Iglesia de Inglaterra, quien abogaba por normas más estrictas.
En los últimos meses, otra obispa, Helen-Ann Hartley, se dio a conocer por su determinación a la hora de reclamar la renuncia del entonces líder de la Iglesia de Inglaterra, Justin Welby.
Para Jayne Ozanne, exmiembro del sínodo y activista LGBTQ, la presencia de mujeres en el episcopado representa "una diferencia importante".
Para Jayne Ozanne, exmiembro del sínodo y activista LGBTQ, la presencia de mujeres en el episcopado representa "una diferencia importante".
"Las obispas muestran más empatía con las víctimas y son conscientes de cómo las estructuras de poder de la Iglesia de Inglaterra pueden oprimir a la gente", dijo a la AFP.
La obispa Helen-Ann Hartley es una de las voces más críticas contra el sucesor de Weby, Stephen Cottrell, quien consideró, de forma temporal, el cargo de líder de la Iglesia de Inglaterra el 6 de enero.
Cottrell está siendo cuestionado por mantener en el cargo a un sacerdote a quien la institución prohibió estar solo con tras varios niños casos de agresión sexual.