Hasta que Donald Trump asuma dentro de menos de dos meses, exactamente el 20 de enero de 2025, otros muchos cientos de personas perderán la vida con el recrudecimiento de las guerras que multiplicarán su brutalidad en la cincuentena de días que le quedan a Joe Biden en la Casa Blanca, previó en entrevista con Acento la experta en Medio Oriente Zoed Karam D.
Es una quimera esperar que en este tiempo que le queda a la administración Biden baje la intensidad de los horrores de la guerra Rusia-Ucrania y la que libra el Gobierno de Israel contra los palestinos y contra todos los aliados, amigos o simple conocidos de estos.
Contra el ruso Vladimir Putin y el israelita Benjamín Netanyahu ya pesan órdenes de detención internacional por crímenes de guerra y contra la humanidad dictadas recientemente por el Tribunal Penal Internacional.
Aunque Trump no sea precisamente el mesías de la paz, no queda más que aguardar su asunción y que cumpla sus anuncios de “finalizar los conflictos vigentes” y para ello, en el caso del Medio Oriente, que priorice un arreglo que a no dudar favorecerá al “aliado indefectible” de EEUU (Israel) como prevén todos los analistas, entre ellos la embajadora de carrera venezolana y de origen libanés Zoed Karam D.
La embajadora Karam D., que se inició en la vida diplomática en los años 70, ha cumplido diversas funciones en varias naciones con vista al Mediterráneo o en sus proximidades: Italia, Francia, Argelia, Siria y el Líbano.
Su último destino fue precisamente el Líbano, nada menos que durante una docena de años 2006 y 2018, inclusive.
En el último sexenio se ha mantenido activa en el análisis del acontecer en el Medio Oriente, al frente de un equipo de reflexión que incluye al politólogo Jorge Saade, lo que le permite dar luces en medio de la oscuridad de lo que sucede ahora mismo.
-¿Qué piensan los libaneses sobre el futuro de su país a raíz de la actual ofensiva israelí y, especialmente, sobre los palestinos refugiados en el Líbano?
En principio, estimo que sería un agravio de mi parte generalizar la opinión de los libaneses sobre el futuro de su país a raíz de la actual ofensiva israelí porque Líbano es un país muy complejo, construido sobre una base multicultural y multi religiosa, en cuyo seno coexisten 17 comunidades en sociedad y en el dominio del ejercicio político, sumado a su situación geopolítica como receptor de las confrontaciones que se producen en su entorno, a nivel regional e internacional.
Sin embargo, y con base a los conocimientos adquiridos durante 13 años en el ejercicio de mis funciones en calidad de embajadora en Líbano, podría deducir que, una vez concluida dicha ofensiva, surgirán numerosos interrogantes, reacciones y reacomodos en un nuevo escenario interno hoy convulsionado frente a una guerra devastadora que devora el país y que, sin duda, dejará una huella imborrable en el colectivo libanés.
En dicho contexto, y luego de más de un año de ataques israelíes sobre el territorio libanés, desde el 8 de octubre de 2023, cuando Hizbulá decidió apoyar a Hamás frente a la masacre que comete el gobierno israelí en Gaza y Cisjordania contra el pueblo palestino, el emisario estadounidense, Amos Hochstein, conjuntamente con la embajadora de EEUU en Líbano, Lisa Johnson, presentaron a las autoridades libanesas un proyecto de Acuerdo de “cese el fuego” a los fines de su consideración y aprobación.
-¿En qué consiste ese proyecto de Acuerdo?
Hasta ahora se desconoce oficialmente el contenido de dicho Acuerdo. Sin embargo, es sabido que se basa en la Resolución del Consejo de Seguridad 1701, aprobada al fin de la guerra de 2006 que estipula el retiro de las fuerzas de Hizbulá desde la frontera sur hacia el norte del Río Litani, espacio donde se desplegaría el Ejército libanés.
Supuestamente, el Plan presentado incluye ciertas modificaciones al documento original y se rumora que, adicionalmente, existe un acuerdo no firmado que garantizaría la libertad de acción de Israel en el caso de incumplirse la “versión actualizada” de la 1701.
¿Las autoridades libanesas ya fijaron posición oficial sobre ese proyecto?
A pesar de que algunos dirigentes políticos libaneses consideran que el Acuerdo es viable, la prudencia y la desconfianza se evidencia a todo nivel, porque dicho Acuerdo supone la aceptación por parte de Hizbulá de su supuesta derrota e Israel deberá aceptar que Hizbulá subsistirá y persistirá, hecho que ambas partes no aceptarán.
Las declaraciones del 6 de noviembre último del actual secretario general de Hizbulá, Naim Qassem, así lo presagian: “No hemos cambiado ni cambiaremos nuestra posición de honor, mantenemos la ecuación Ejército, Pueblo, Resistencia. Enfrentamos a un enemigo salvaje israelí, nos mantendremos en el terreno tengan o no éxito las negociaciones y poco importa el precio que debemos pagar. Hemos negociado bajo dos principios: cese el fuego completo y total y la preservación de la soberanía libanesa”.
Asimismo, es obvio que desalientan las declaraciones del primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, quien ha reiterado: “Israel emprenderá operaciones militares contra Hizbulá aun en el caso que se acuerde una tregua en Líbano. Lo esencial no es lo escrito en el papel sino el hecho que tenemos la obligación de garantizar la seguridad en el norte de Israel, atacar sistemáticamente contra eventuales operaciones de Hizbulá e impedir su fortalecimiento”. (Fuente: Al-Akhbar).
-¿Una guerra de Israel aún más salvaje?
En el caso de no llegar a un entendimiento se puede especular en que la guerra se tornará aún más cruenta en los próximos dos meses. Los bombardeos israelíes se intensificarán y la ofensiva terrestre se extenderá y profundizará en el territorio libanés, vista la decisión israelí de aniquilar a su adversario.
En ese caso, mayor serán las pérdidas humanas y la destrucción (similitud con Gaza) de las infraestructuras en Líbano, hasta lograr la (improbable) rendición de Hizbulá, en la perspectiva de lograr la firma de un acuerdo de paz con Israel, a pesar de la animosidad existente al respecto por una parte de la población y tan ansiada aspiración por otros.
Esta escalada podría perdurar hasta el 20 de enero 2025, cuando asume el cargo el presidente Donald Trump en EEUU, quien ha reiterado entre sus objetivos “finalizar con los conflictos vigentes” y quien quizás dará prioridad a un arreglo pacífico que favorezca a su aliado indefectible.
Sin embargo, es indudable que el futuro de Líbano dependerá de múltiples factores y de la evolución del conflicto en la Palestina ocupada, así como del eventual desarrollo de una guerra de mayores proporciones entre Israel e Irán. Ello, a pesar de la sorprendente moderación y serenidad mantenida por Irán ante las acciones genocidas emprendidas por las fuerzas militares israelíes contra Gaza, Cisjordania y Líbano, que involucrarían entre otros actores a Siria, Irak y Yemen, países que han sido también objeto de ataques puntuales.
Finalmente, y en el caso de la firma de un Acuerdo (o no) que limite la soberanía del país, sin la anuencia del Hizbulá podría originarse una atmósfera indeseable a nivel interno vista las progresivas discrepancias entre las comunidades antagónicas que dificultan aún más la cohabitación y conduzcan al país a una implosión y al surgimiento del espectro de la guerra civil.
Es indudable que el escenario regional e internacional hasta el 20 de enero 2025 será un periodo muy crítico y de consecuencias imprevisibles.
-¿Qué pasará con los palestinos refugiados en el Líbano?
Mi visión sobre el futuro de los palestinos refugiados en Líbano, ante la actual ofensiva israelí, no es prometedor. Solo basta observar la dinámica de guerra que prevalece en los territorios ocupados palestinos y que invalidan la esperanza de un retorno a su patria, la debilidad de la posición política de sus líderes tradicionales, las paupérrimas condiciones en la que viven despojados de todos los derechos fundamentales que los mantiene totalmente marginados y excluidos sin posibilidad de insertarse en ese país de acogida, muy sensible a los efectos externos dado su rígido sistema político-confesional.
En ese contexto, la extensión de la ofensiva israelí a territorio libanés les podría obligar a un nuevo éxodo o bien someterse a los mismos trágicos eventos que flagelan actualmente a sus hermanos palestinos en Gaza y Cisjordania.
Efectivamente, en días recientes previos a los bombardeos de este fin de semana, las fuerzas israelíes atacaron las cercanías de 3 campamentos y ordenaron la evacuación de la mitad de los 12 campamentos que existen en Líbano, donde habitan más de 600.000 refugiados, además de miles de familias que viven en zonas populares a lo largo del territorio libanés. Algunos optaron por refugiarse en otros campamentos o en escuelas de la ONU, en un nuevo desplazamiento forzoso.
Líbano se considera como un país de tránsito y no un país de refugio, de ahí que no ha sido posible una real integración de los refugiados palestinos ni la protección efectiva de sus derechos civiles y sociales. No se les permite ejercer en más de 30 profesiones y solo pueden aplicar a trabajos temporales o informales con salarios sensiblemente precarios sin beneficios sociales ni asistenciales. Dependen enteramente de la asistencia de UNRWA para dar respuesta a sus necesidades más básicas.
En la óptica del pueblo libanés, luego de las sucesivas guerras que han sufrido, rememoran los hechos ocurridos en la sangrienta guerra civil (1975/1986) visto el papel protagónico ejercido por las fuerzas palestinas (OLP) como factor militar y político que dejó una profunda huella de resentimiento. Este hecho se refleja en la negativa percepción de una gran mayoría hacia los refugiados, y esto aunado a las confrontaciones que se producen con regularidad al interior de los campamentos por la enorme presencia de diversas facciones palestinas, sirias (éxodo de 2011) y elementos armados de otras nacionalidades.
El drama humanitario de los refugiados palestinos desplegados en Líbano y, aún más la dramática situación actual en Gaza y Cisjordania, alcanza dimensiones desproporcionadas, de consecuencias catastróficas para la región, que dejará profunda huella en la consciencia de la mayoría de los pueblos del Medio Oriente.
Es claro que Israel es un enemigo existencial que impide una solución negociada justa y equitativa a este conflicto histórico, de ahí que, para continuar avanzando en su objetivo (el Gran Israel) ha reaccionado con ferocidad desmedida contra todo y todos los que se opongan a sus ambiciones.