El primer ministro británico, el laborista Keir Starmer, prometió este lunes condenas "rápidas" tras la reunión de crisis por los disturbios de activistas de extrema derecha del fin de semana tras el asesinato de tres menores.
Se prevé que esta cifra aumentará a medida que los investigadores sigan identificando y manteniendo a los alborotadores, advirtió el presidente de NPCC, Gavin Stephens.
El primer ministro prometió que el gobierno "reforzará la justicia penal" para garantizar sanciones "rápidas" en un momento en que el país está conmocionado por las imágenes de los ataques a albergues de solicitantes de asilo y mezquitas, saqueos de comercios y enfrentamientos con la policía.
La ola de violencia estalló tras un ataque con cuchillo que se cobró la vida de tres niñas hace una semana durante una fiesta temática de la cantante estadounidense Taylor Swift en Southport, en el noroeste de Inglaterra, que después se extendió durante todo el país.
Los disturbios fueron atizados por rumores falsos y especulaciones en internet sobre la identidad del sospechoso y algunas versiones difundidas por "influencers" de ultraderecha indicaron que el autor era un demandante de asilo musulmán.
La policía informó que el sospechoso es un joven de 17 años nacido en Gales, pero los medios británicos informaron que sus padres son ruandeses.
Tras adoptar una postura dura en los últimos días contra quienes calificaron de "matones de ultraderecha", Starmer convocó al gabinete de crisis en su residencia Downing Street, en Londres.
El dirigente anunció este lunes que se creará un contingente permanente de policías formados para ser desplegados en caso de nuevos disturbios.
"Mi objetivo es garantizar que pongamos fin a estos desórdenes", declaró.
El domingo por la tarde, el primer ministro acudió a la televisión para asegurar a los alborotadores que "lamentarán" haber participado en los altercados de los últimos días, directa o indirectamente, "al haber provocado estas acciones en internet".
La violencia supone un gran reto para Starmer –un abogado de derechos humanos y exresponsable de la fiscalía británica– elegido hace sólo un mes en la aplastante victoria de los laboristas sobre los conservadores.
Diputados de todo el espectro político le han instalado a que convocar al parlamento, actualmente en receso estival, incluidos la exministra del Interior ultraconservadora Priti Patel y el ultranacionalista líder de Reform UK, Nigel Farage, conocido por sus posturas antiinmigración.
– Retórica antiinmigración –
Desde el ataque con cuchillo en Southport se multiplicaron los disturbios y los enfrentamientos entre la policía, los manifestantes y, en ocasiones, los contramanifestantes antirracistas en numerosas ciudades británicas, desde Liverpool en el noroeste hasta Bristol en el suroeste, pasando por Leeds y Sunderland. en Inglaterra, o Belfast en Irlanda del Norte.
El domingo, estas concentraciones, bajo el lema "Ya es demasiado" en referencia a la llegada al Reino Unido de migrantes que cruzan el Canal de la Mancha en barcas neumáticas, desembocaron en ataques contra dos hoteles que albergaban a solicitantes de asilo.
En Rotherham, en el norte de Inglaterra, varios centenares de personas se concentraron, rompieron ventanas, provocaron incendios y lanzaron proyectiles contra los agentes de policía, mientras otros gritaban consignas como "Expúlsenlos".
En Tamworth, cerca de Birmingham, en el centro del país, la policía dijo que un grupo de personas atacaron un hotel, donde "lanzaron proyectiles, rompieron ventanas, descubrieron fuego y atacaron a la policía", agregó.
El Reino Unido no vive una ola de violencia de este tipo desde 2011, tras la muerte de un joven mestizo, Mark Duggan, a manos de la policía en el norte de Londres.
La policía ha responsabilizado en particular a la English Defence League, un grupo de ultraderecha creado hace 15 años, cuyas acciones contra la inmigración se han visto a menudo marcadas por exabruptos.
En términos más generales, algunos comentaristas y responsables políticos creen que el auge de la retórica antiinmigración entre los políticos británicos ha legitimado a los manifestantes. (Germain MOYON)