La ministra de Interior del Reino Unido, Suella Braverman, afirmó este lunes que busca vías para "detener la invasión" de inmigrantes que cruzan el canal de la Mancha en pequeñas embarcaciones hacia Gran Bretaña.
"Vamos a dejar de fingir que todos ellos son refugiados en apuros", dijo Braverman en una comparecencia en la Cámara de los Comunes después de que un centro de acogida en Dover (sureste de Inglaterra) fuera atacado ayer con bombas incendiarias por un hombre de 66 años que acto seguido se quitó la vida.
La oposición laborista alertó de que en ese centro se hacinan en condiciones "inhumanas" unos 4.000 inmigrantes, pese a estar diseñado para acoger a 1.600 personas, y en él se han detectado diversos brotes de enfermedades.
La ministra de Interior dijo que este año han llegado a las costas británicas cerca de 40.000 inmigrantes, más del doble que en el mismo periodo del año pasado, y destacó el incremento de personas de nacionalidad albanesa que tratan de alcanzar el Reino Unido desde las costas francesas.
"Las personas que llegan aquí ilegalmente desde países seguros no son bienvenidas y no deberían aspirar a quedarse", dijo Braverman, que tachó de "inaceptable" el coste económico de alojar en hoteles a miles de inmigrantes mientras se tramitan sus casos, como se ha hecho hasta ahora ante la falta de plazas en centros migratorios.
"Este Gobierno está comprometido a hacer que entrar ilegalmente en el Reino Unido sea inviable. Intentarlo es innecesario, mortalmente peligroso, injusto con los inmigrantes que siguen las normas e injusto con la mayoría de británicos patrióticos que cumplen las leyes", afirmó.
Ante las críticas de la oposición laborista, Braverman sostuvo que "los británicos merecen saber quién se toma en serio la tarea de frenar la invasión de nuestras costas y quién no".
El Ejecutivo británico planeaba comenzar este año a deportar a Ruanda a los solicitantes de asilo que llegan a su territorio para que sea el país africano el que procese sus peticiones y les ofrezca refugio si lo considera adecuado.
Los jueces, sin embargo, paralizaron esos planes, cuya legalidad está siendo analizada por el Tribunal Superior de Londres.
"Debemos ser claros con los ciudadanos. El sistema está roto. La inmigración ilegal está fuera de control", afirmó la ministra de Interior, que aseguró que trabaja para acelerar los procesos de expulsión.
"Hablo en nombre de la mayoría de británicos patrióticos decentes, respetuosos con la ley, de todos los estratos sociales, que demandan seguridad", afirmó Braverman.