El país enfrenta un déficit energético por la falta de generación en las hidroeléctricas, pero también por las fallas de planeación y mantenimiento.
Por meses han vivido con recortes de luz que en sus peores momentos han llegado a ser de hasta 14 horas.
En las calles y en las casas, los ecuatorianos se han adaptado.
Pero con bajas en el comercio, pérdida de empleos y temor por los robos, es una situación compleja.