Un choque de puñitos entre el presidente estadounidense, Joe Biden, y el príncipe heredero saudí, Mohamed bin Salmán, sirvió este viernes para cerrar el capítulo del asesinato del periodista Jamal Khashoggi, uno de los más oscuros en la relación entre las dos naciones.
Ante el aluvión de críticas, en una rueda de prensa que no estaba prevista, Biden salió a defenderse y reveló que habló sobre Khashoggi durante su encuentro con el príncipe heredero saudí.
"Con respecto a la muerte de Khashoggi, lo saqué al principio del encuentro, dejando muy claro lo que pensaba sobre eso en ese momento y lo que pienso ahora", afirmó el mandatario, y aseguró que se expresó de forma "franca y directa" dejando su opinión "muy clara".
"Dije -añadió-, de manera muy directa, que guardar silencio sobre los derechos humanos para un presidente estadounidense es algo que es inconsistente con quiénes somos y quién soy yo. Yo siempre defiendo nuestros valores".
UN CHOQUE DE PUÑOS QUE HIZO RETUMBAR ORIENTE MEDIO
Las palabras de Biden, sin embargo, han quedado eclipsadas por el esperado saludo que ha hecho retumbar la geopolítica de la región.
Fue, sin embargo, un gesto frío. El príncipe acudió a recibir al estadounidense a la entrada del Palacio Real Al Salam de Yeda y, justo cuando el mandatario salía de su limusina negra, se aproximó para chocarle el puño usando un modo de saludo que se popularizó durante la pandemia.
No sonrieron, el gesto duró unos segundos y, en seguida, se dieron la vuelta para meterse dentro del edificio, según imágenes de la televisión estatal saudí Al Ejbariya.
La repercusión fue inmediata debido a que la imagen contradecía las promesas que Biden hizo durante la campaña electoral de 2020, cuando se comprometió a tratar a Arabia Saudí como un "paria" en la escena internacional y hacer pagar a sus líderes un "precio" por el asesinato en 2018 de Khashoggi en el consulado saudí en Estambul.
Incluso, poco después de llegar a la Casa Blanca, el mandatario desclasificó un informe en el que la CIA acusaba a Bin Salmán de haber aprobado la operación que resultó en la muerte y descuartizamiento del periodista.
UN CRÍMEN "ATROZ"
El mandatario dijo hoy que no se arrepentía de lo que había dicho en campaña porque el asesinato de Khashoggi fue "atroz".
La respuesta de Bin Salmán a sus acusaciones, según el mandatario, fue la negación: le dijo que él "no era personalmente responsable" del asesinato de Khashoggi en 2018 y que había tomado acciones contra aquellos que cometieron el crimen.
La Casa Blanca había anticipado el impacto que tendría el saludo y, al principio de la gira por Oriente Medio, anunció que Biden, de 79 años, no estrecharía la mano de otros líderes por precaución ante la COVID-19, aunque luego en Israel acabó hasta dando abrazos a algunos de los líderes.
Biden sí que estrechó la mano este viernes del rey de Arabia Saudí, Salmán bin Abdulaziz, en contraste con el saludo a su hijo, según fotografías distribuidas por la agencia oficial de noticias saudí, SPA.
Pese a la presión que existía sobre Biden para no ver a Bin Salmán, el encuentro se produjo porque EE.UU. necesita reparar la relación con Arabia Saudí para que ayude a rebajar los precios del petróleo, disparados por la guerra en Ucrania y las sanciones de Occidente a Rusia.
En su comparecencia, Biden dijo que Riad se ha comprometido a equilibrar los mercados, pero no habrá pasos en ese sentido hasta "las próximas semanas".
ACERCAMIENTO DE ARABIA SAUDÍ E ISRAEL
De manera indirecta, la visita del mandatario ha servido para lograr un acercamiento entre Arabia Saudí e Israel, que no tienen relaciones diplomáticas.
Horas antes de que Biden llegara a la ciudad de Yeda, Arabia Saudí anunció que a partir de ahora permitirá sobrevolar su territorio a todas las aeronaves civiles, lo que en la práctica sirve para autorizar los vuelos desde y con destino al Estado hebreo.
Además, el mandatario anunció un acuerdo con Arabia Saudí para que barcos israelíes puedan seguir gozando de libertad de navegación en las aguas que rodean dos estratégicas islas del Mar Rojo.
Esos anuncios llegaron tras meses de negociaciones del Gobierno de Biden con Israel y Arabia Saudí, sus dos mayores aliados en Oriente Medio y con quien quiere fortalecer relaciones ahora que la posibilidad de un acuerdo con Irán para revivir el acuerdo nuclear parece alejarse.
Con respecto al Yemen, Biden aseguró que Washington y Riad trabajarán para lograr una extensión de la tregua en que lleva ya más de tres meses en vigor y expira a principios de agosto.
El Gobierno de Biden también ha dejado claro que su gira a Oriente Medio busca reafirmar el poderío estadounidense y frenar cualquier intento de China o Rusia para influir en la región. (Con informaciones de EFE y Europa Press)