Este 15 de febrero, en la segunda jornada de la Conferencia de Seguridad de Múnich, el presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, remarcó que Kiev y Europa deben estar en cualquier negociación sobre la nación invadida por Moscú. Además, Zelenski pidió un ejército europeo para derrotar a Rusia y cualquier otra amenaza de seguridad. Por su parte, el canciller alemán, Olaf Scholz, rechazó el respaldo del vicepresidente de EE. UU., J.D. Vance, al partido de ultraderecha AfD y las palabras del estadounidense contra la democracia europea.
"Ucrania nunca aceptará acuerdos negociados a su espalda y sin su participación". Con estas palabras, el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, marcó el tono de su intervención este sábado 15 de febrero, en el segundo día de la Conferencia de Seguridad de Múnich.
"No decidirán sobre Ucrania sin Ucrania"
En un apasionado discurso, Zelenski insistió en que "no puede haber decisiones sobre Ucrania sin Ucrania, ni sobre Europa sin Europa", y exhortó a los líderes europeos, entre aplausos, a actuar "por su propio bien", dotándose de unas fuerzas armadas capaces de defender el continente frente a Rusia.
"A partir de ahora, las cosas serán diferentes y Europa debe adaptarse a ello (…)Creo en Europa y les insto a actuar en su propio interés", declaró Zelenski en su intervención en inglés.
"Europa necesita su propio ejército"
Asimismo, el jefe de Estado Ucraniano pidió la creación de un ejército europeo en el que Ucrania esté incluida, al señalar que el continente ya no puede estar seguro de la protección de Estados Unidos y que solo obtendría el respeto de Washington con una propia fuerza militar conjunta y fuerte.
"Seamos honestos: ahora no podemos descartar la posibilidad de que Estados Unidos diga no a Europa en cuestiones que lo amenazan (…) Muchos dirigentes han hablado de que Europa necesita su propio ejército. Un ejército de Europa. Y creo sinceramente que ha llegado el momento de crear las Fuerzas Armadas de Europa", destacó Zelenski, mientras la guerra desencadenada por la invasión rusa a su país está a punto de entrar en su cuarto año consecutivo.
Sus declaraciones llegan en momentos en el que la nueva Administración estadounidense ha señalado que se aislará de sus compromisos con la seguridad europea. Un día antes, durante su discurso, el vicepresidente de EE. UU., J.D. Vance, aseguró que Europa debe fortalecer su propia defensa para que Washington se enfoque en otras "amenazas" globales, entre las que destacó la seguridad de su frontera y a China.
Leer tambiénTrump-Putin 2.0: ¿cómo el caso de Ucrania puede poner en riesgo la seguridad europea?
Desconcierto en Kiev por la postura de EE. UU.
Las recientes posturas de Washington han causado desconcierto en Kiev. El viernes, durante el primer día la Conferencia de Múnich, el vicepresidente de EE. UU., JD Vance, apenas mencionó la guerra rusa en Ucrania.
Y el pasado miércoles 12 de febrero, el mandatario estadounidense, Donald Trump, sacudió a Europa al anunciar que había acordado con Vladímir Putin iniciar negociaciones para un alto el fuego, sin consultar primero a los dirigentes ucranianos o europeos.
Según analistas citados por medios ucranianos, la larga conversación entre Trump y Putin tuvo un tono inusualmente cálido, lo que generó incomodidad en Ucrania.
Por su parte, el secretario de Defensa de EE. UU., Pete Hegseth, expuso sin rodeos, el miércoles, la posición de la Administración Trump:
"Kiev debe abandonar su objetivo de ingresar en la OTAN, y un regreso a las fronteras de 2014 es irrealista", sostuvo Hegseth.
No obstante, la postura de Washington respecto a Ucrania sigue siendo ambigua. Mientras el secretario de defensa estadounidense descartaba el envío de tropas de su país, dos días después, Vance afirmó que esa opción "está sobre la mesa", junto con nuevas sanciones, en caso de que Putin rechace un acuerdo de paz.
Además, Ucrania entregó el sábado a Estados Unidos una propuesta formal sobre la explotación conjunta de minerales valiosos y críticos en territorio ucraniano, a cambio de mayor ayuda de la primera potencia. Trump se mostró recientemente expectante por ese acuerdo.
Leer tambiénLa paz de Trump en Ucrania: ¿que está en juego para el futuro de Kiev y Moscú?
Alemania "nunca apoyará una paz impuesta a Kiev": Scholz
Antes de Zelenski, el canciller alemán, Olaf Scholz, también tomó la palabra en Múnich. Sobre Ucrania, reafirmó que la paz solo es posible si se garantiza la soberanía del país y advirtió que Alemania "nunca apoyará una paz impuesta a Kiev".
Sin embargo, Scholz se opuso a un "desacoplamiento entre la seguridad europea y la estadounidense", aunque reconoció que Europa debe fortalecer su defensa. Alemania, que actualmente destina el 2 % de su PIB a este sector, deberá aumentar aún más su presupuesto militar. "Cada punto porcentual adicional en defensa supone 43.000 millones de euros más al año", subrayó, proponiendo reformar la regla del "freno presupuestario" después de las elecciones legislativas de la próxima semana para excluir los gastos militares de esa limitación.
Más allá del tema ucraniano, Scholz criticó lo que calificó como "injerencia estadounidense" en los asuntos internos de Alemania. "No aceptaremos que terceros interfieran en nuestra democracia, nuestras elecciones y la formación de nuestra opinión pública en favor de un partido determinado", advirtió.
El canciller se refería al partido de extrema derecha Alternativa para Alemania (AfD), al que el vicepresidente Vance pareció respaldar al cuestionar la estrategia del "cordón sanitario" que aísla a la ultraderecha alemana. "El rumbo de nuestra democracia lo decidimos nosotros. Solo nosotros y nadie más", sentenció Scholz.
Scholz consideró las declaraciones de Vance como una traición. "Esto no se hace, y menos entre amigos y aliados", reprochó.
Leer tambiénVance carga contra la UE, se reúne con líder de la ultraderechista AfD y desata la furia de Alemania
"No es tarea de otros aconsejarnos colaborar con ese partido": Scholz contra respaldo de Vance a AfD
Washington aviva la polémica en plena campaña electoral alemana. En su intervención de este sábado en Múnich, el canciller alemán, Olaf Scholz, criticó duramente el ataque del vicepresidente estadounidense, J.D. Vance, quien un día antes en su discurso acusó a los líderes europeos de censurar la libertad de expresión y de no controlar la inmigración, lo que generó una condena de Alemania.
Además, Vance criticó el cortafuegos de los principales partidos alemanes contra la bancada de extrema derecha AfD, lo que ha sido visto por Berlín como una interferencia, de cara a las elecciones del próximo 23 de febrero.
"Nunca más fascismo, nunca más racismo, nunca más guerra de agresión"
"No es tarea de otros aconsejarnos que colaboremos con este partido, con el que no colaboramos por buenas razones (…) Eso no es apropiado, especialmente entre amigos y aliados. Lo rechazamos firmemente", subrayó Scholz este sábado en Múnich.
El partido antiinmigración AfD, tiene un estatus de paria entre otros partidos alemanes importantes, en un país donde la política ultranacionalista es tabú debido a su pasado nazi.
"Nunca más fascismo, nunca más racismo, nunca más guerra de agresión. Por eso una abrumadora mayoría en nuestro país se opone a cualquiera que glorifique o justifique el criminal nacionalsocialismo", sostuvo Scholz, en referencia a la ideología del régimen nazi de Adolf Hitler entre 1933 y 1945.
Un día antes, las palabras de Vance a favor de la ultraderecha fueron bien recibidas por Alice Weidel, líder de AfD, quien en la red social X – propiedad de Elon Musk, aliado de Trump – calificó el discurso del vicepresidente de EE. UU. como "excelente".
Este choque político se produce en un momento clave para Alemania. El país se prepara para las elecciones legislativas anticipadas del 23 de febrero, convocadas tras el colapso de la coalición de Scholz. Según las encuestas, el socialdemócrata parte en desventaja.
Su principal rival, el conservador Friedrich Merz, también presente en Múnich, rechazó las declaraciones de Vance y defendió el mantenimiento del "cordón sanitario" contra la extrema derecha, una doctrina vigente en Alemania desde la Segunda Guerra Mundial que impide alianzas con partidos ultraderechistas.
Sin embargo, pese a estas fricciones, Berlín no se plantea romper con Washington. Desde el fin de la Segunda Guerra Mundial, la cooperación transatlántica ha sido un pilar clave de la política exterior y de defensa alemana. Así lo reafirmó Scholz en su intervención: "Alemania seguirá comprando material militar estadounidense".
Con AFP, Reuters y medios locales