Xóchitl Gálvez, de 61 años, es la apuesta de la oposición Fuerza y Corazón por México, conformada por los partidos PRI-PAN-PRD, para ocupar la Presidencia de México. Sin una línea política clara, ya que el conjunto de partidos va de derecha a izquierda, su máximo objetivo es uno: acabar con el oficialismo y derrotar a su candidata, Claudia Sheinbaum. Como su coalición, Gálvez también apoya un amplio espectro de políticas en su campaña, algunas más sociales y otras totalmente neoliberales.

Es la candidata a la Presidencia de la República por la coalición de centroderecha y opositora al gobierno PRI-PAN-PRD. Xóchitl Gálvez ha prometido luchar por las políticas sociales y combatir —y salir victoriosa— la criminalidad y el grave problema de violencia en el país. Pero muchos no saben quién es. 

Como jefa delegacional desde 2015 y senadora desde 2018, solo hace nueve años ocupa un cargo público electoral, aunque es de larga data su relación con la política. 

A continuación, un repaso por la vida y la carrera política de la apuesta de la coalición opositora. 

¿De dónde viene Gálvez? 

No lo tuvo fácil. Xóchitl Gálvez nació en el seno de una familia obrera en 1963 en Tepatepec, en el estado de Hidalgo. Su padre, Heladio Gálvez, era profesor de educación básica y su madre Bertha Ruíz López se dedicaba a labores de cuidado no remuneradas. 

El dinero no alcanzaba en su casa y por eso, cuando era una niña, a Gálvez le tocó ponerse a vender gelatinas y tamales en la calle. 

"Mientras bailabas ballet, yo tenía que trabajar", le recordó el 19 de mayo en el tercer debate presidencial a su contrincante, la oficialista Claudia Sheinbaum

En campaña, también les ha recordado su origen a los mexicanos en repetidas ocasiones. 

“Me preguntan por qué no puedo pronunciar la 'r', porque así nací de chiquita. Si hubieran tenido lana me habrían mandado a una terapia de lenguaje, así es que no te preocupes, no necesito pronunciar bien la 'r' para ser tu presidenta”, explicó en redes sociales. 

Los padres de Gálvez eran descendientes de los pueblos originarios de México. Su padre era del pueblo otomí, y su madre tenía ascendencia de la misma etnia. De hecho, en su casa se hablaba hñahñu, uno de los dialectos del idioma otomí. 

Esa realidad familiar la marcó a ella y al tipo de política que haría para siempre, con foco en los derechos de los indígenas y un fuerte compromiso con las comunidades originarias de Hidalgo y de todo el país. 

"Quiero ser presidenta para que los indígenas salgan adelante. Yo soy la única candidata que tiene un interés real por eso. Voy a ser presidenta para unir, jamás para dividir" 

Yo soy la única candidata que tiene un interés real por que los indígenas salgan adelante

La política realizó sus estudios primarios en Tepatepec. Y, a pesar del reto económico que supuso para ella y para su familia, logró cursar estudios universitarios en Ciudad de México gracias a una beca.  

“En un camión como este me fui del pueblo para buscar suerte”, dice la política de centroderecha en uno de sus videos de campaña. 

Allí cursó Ingeniera en Computación en la Universidad Nacional Autónoma de México y se abrió un camino profesional en el mundo de la tecnología. Pero la política no tardaría en llegar a su vida.  

Formación y vida política 

Antes de política, Gálvez fue empresaria. En 1992 fundó la consultoría High Tech Services, que apostó por estar a la vanguardia en inteligencia, eficiencia energética y automatización de procesos en edificios. Y lo consiguió: al frente de la empresa, gestionó proyectos como el World Trade Center de la Ciudad de México y coordinó las comunicaciones en el Pabellón de México en la Exposición Universal de Sevilla de 1992. 

Por eso, como candidata presidencial, apuesta claramente por el sector privado y la privatización de algunas empresas estatales. 

"Yo no tengo problemas con el sector privado de co-invertir y que podamos acelerar el que venga el nearshoring —actividad de externalización de una empresa para pagar menos a sus trabajadores en otro país, ya que los salarios son más bajos que en el de origen—, porque si no mejoramos algunos puertos, si no mejoramos algunos cruces fronterizos, si no construimos algunas autopistas, entonces necesitamos ya tener una carretera o más trenes de carga, ahí también el sector privado tiene que ser", dijo Gálvez el 24 de mayo, palabras que respaldan las políticas neoliberales. 

En el año 2000 se convirtió en la primera mujer mexicana en ser incluida en la lista de 100 líderes globales del futuro en el Foro Económico Mundial de Davos. Lo que no sabía entonces era que la política ya estaba a punto de tocar a su puerta. 

En concreto, quienes tocaron a su puerta fueron los cazadores de talento del Gobierno de Vicente Fox, de tendencia de derechas y señalado por entramados de corrupción. En ese periodo, logró crear la Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas y se convirtió en su primera directora general desde el 2000 hasta el 2006.  

Pero le esperaba mucho más. Unos años más tarde, en el 2010, se lanzó a la política electoral y fue candidata a la Gobernaduría de Hidalgo con una coalición multipartidista integrada por el PAN, PRD, PT y Convergencia, pero no lo logró: perdió con el 47% de los votos. 

En 2015 se le presentó una nueva oportunidad. Y, esta vez, ganó. Se postuló como candidata a jefa delegacional de Miguel Hidalgo por el Partido Acción Nacional (PAN), de derechas, y obtuvo la victoria con el 32% de los votos. 

“Se trata de un triunfo que se construyó desde muy atrás, ser oposición siempre es complicado. Ahora lo que viene es empezar a construir un gobierno como me comprometí”, dijo tras su victoria ese año. 

En 2018, fue candidata a senadora en la lista de representación proporcional del Partido de la Revolución Democrática (PRD), de centroizquierda, y se hizo con el puesto. Dentro del Senado, fue presidenta de la Comisión de Asuntos Indígenas, secretaria de la Comisión de Anticorrupción, Transparencia y Participación Ciudadana e integrante de varias comisiones. 

Gálvez no ha pasado por la política sin pena ni gloria ni de forma discreta. Además de impulsar varias políticas en pro de las minorías en el país, también ha ejercido activismo político y ha sido una de las mayores opositoras a las políticas del presidente Andrés Manuel López Obrador.  

A finales de abril de 2023, se encadenó a la silla del presidente de la Mesa Directiva del Senado, el morenista Alejandro Armenta, para evitar que se llevara a cabo un pleno fuera del recinto del oficial. Gálvez acusaba a Morena de haber cambiado el sitio de la votación para que la oposición no asistiera. 

“No importa que huyan, los seguiré para recordarles que no tienen compromiso con la transparencia”, dijo en redes entonces. 

Con desparpajo y sin pelos en la lengua, un tanto polémica: así es como la describen algunos. 

“También debía haber una Xóchitl seria, la gente no quiere una presidenta que diga malas palabras”, dijo Norma Angélica Ruiz, odontóloga y prima de Xóchitl, a la agencia AFP. 

Aunque también ha tenido —y tiene— polémicas a su alrededor. Primero aplaudió el triunfo del presidente de extrema derecha Javier Milei en Argentina y luego salió a aclarar que ella no es de “extrema derecha”. 

Además, al apoyar políticas tan abiertamente neoliberales, su apuesta como empresaria por las contribuciones sociales y humanitarias —como donaciones a la lucha contra la desnutrición infantil y el impulso de la independencia económica de las mujeres indígenas— son contradictorias para muchos.  

Y, también por esta misma razón, es difícil ubicar a Gálvez en el espectro político. ¿Es de izquierda o de derecha? 

"Por cierto, señor diputado, provengo de la Liga Obrera Marxista, soy trotskista de origen y su servidora ha trabajado durante muchos años al lado de los pueblos indígenas, así es que los descalificativos de derechas e izquierdas a mí no me acomodan", dijo Gálvez durante una intervención del 29 de julio de 2021 ante el Congreso de la Unión.   

No obstante, el PAN, partido integrante de su coalición Fuerza y Corazón por México, es de marcada tendencia de derechas. Algo que puede llegar a confundir aún más. 

“Se supone que es progresista. Lo que nadie entiende aquí es qué hace con el PAN y con el PRI, cómo puede convivir con ellos. No se afilia porque le resulta cómodo nadar entre dos aguas”, dice uno de los primos de Gálvez, que no quiere ser identificado, citado por el medio ‘El País’. 

¿Destinada a la Presidencia? 

Después de muchos rumores, el 27 de junio de 2023, Gálvez anunció su intención de postularse como candidata a la Presidencia de México bajo el lema "México merece más". Para muchos, era una promesa. 

Y es que de Gálvez es la clásica historia de superación: una niña que vendía gelatinas en la calle se acaba convirtiendo en una empresaria exitosa. Una historia que, para algunos, la predestinaba a convertirse en presidenta. Pero que no ha logrado conmover ni lo más mínimo a otros. 

“Ahora nos quieren vender otra farsa de que una mujer que empezó vendiendo gelatinas ha logrado superarse”, recriminó el presidente Andrés Manuel López Obrador durante una de sus ‘mañaneras’. 

Para el mandatario, toda su historia es una “farsa” construida por la oposición para empatizar con el electorado. Y no solo para él, también hasta para algunos de sus propios vecinos del pueblo Tepatepec. 

“No es verdad que ella fuera pobre (…) Su papá era maestro y su familia era una de las que mejor vivían aquí”, dijo la comerciante María del Socorro Mendoza a la agencia AP. 

No obstante, ninguna de estas acusaciones está probada. Y otros confirman los orígenes humildes de Gálvez. 

Pero muchos analistas coinciden en que Gálvez no ha conseguido encantar ni convencer a la mayoría de votantes. 

“La candidata Xóchitl no despuntó. No pudo articular un discurso que le permitiera obtener grandes donantes que apuntalaran su campaña”, apunta el consultor político David Saucedo. 

Aunque no todos piensan igual. 

“Si tú eres capaz de vencer el círculo perverso de la extrema pobreza, algo particular tienes”, sostiene por su parte Rubén Aguilar, que conoció a Gálvez desde que ambos formaron parte del equipo del expresidente conservador Vicente Fox. 

Según él, el problema está en que debe enfrentarse a un gran enemigo: la maquinaria política del partido Morena. 

Ahora, con su lenguaje coloquial, sus huipiles bordados y su carácter confrontativo, Xóchitl Gálvez intentará ganar la Presidencia de México. Intentará convertirse en la primera mujer presidenta del país, dejando de lado a Sheinbaum. Que lo consiga o no está en manos de los mexicanos. 

 

Con AP, AFP y fuentes locales