Los mejores jugadores de la historia en los equipos más poderosos de todos los tiempos han intentado sin éxito el elusivo desafío de los tres títulos en fila, que ahora se plantea el mariscal de campo de los Kansas City Chiefs en la final del 9 de febrero frente a los Philadelphia Eagles y, ante una audiencia también inédita, que por primera vez incluirá a un presidente de Estados Unidos.
Donald Trump será el primer presidente en ejercicio que asista a un Super Bowl, y lo hará en Nueva Orleans, una ciudad que es casi un destino obligado para el evento más importante del deporte profesional estadounidense. Junto a Miami, es la sede que más veces se ha repetido, con 11 Super Bowls desde 1970.
Y aunque se esperaba que un crisol cultural como Nueva Orleans aprovechara su tiempo bajo los reflectores con un mensaje poderoso contra políticas de Trump como el desmantelamiento de los programas federales DEI (diversidad, equidad e inclusión), la sede ha escogido un lema relativamente inocuo (‘Choose love’ o ‘escoge amar’) para el rectángulo de anotación.
Sin embargo, no todo será miel sobre hojuelas para el mandatario, porque la NFL ha decidido, por quinta vez en los últimos seis años, abrir el Super Bowl con el llamado “himno nacional negro”, la canción ‘Lift every voice and sing’ (‘Alza cada voz y canta’), inspirada en un poema de James Weldon Johnson, el líder de la organización de lucha por los derechos civiles NAACP, compuesto en 1900 e interpretado en esta ocasión por la artista local Ledisi.
El tema ha despertado todo tipo de teorías de conspiración por parte de grupos conservadores, que lo tachan de divisivo y tendencioso.
Trump no será el único visitante ilustre en los palcos de honor del Caesars Superdome. Allí también estará una consecuente detractora suya, la superestrella del pop Taylor Swift, aupando a su también famoso novio, el ala cerrada de los Chiefs Travis Kelce.
El espectáculo no se limitará al estadio de Nueva Orleans, o al medio tiempo animado por el rapero Kendrick Lamar, ni terminará con los festejos de Mardi Gras. El departamento de Estado planea llevar la celebración por el momento cumbre de la NFL al mundo entero, con 50 fiestas en países como Bolivia, Mongolia, Australia o China, en lo que Marco Rubio ha descrito como una herramienta diplomática perfecta para compartir “el espíritu de Estados Unidos”.
Y es que el fútbol americano es cada vez menos una exclusividad norteamericana. La NFL ha llevado partidos de la temporada regular a escenarios como el estadio de Corinthians en Sao Paulo, Wembley en Londres, el Allianz Arena de Munich y próximamente visitará también en Santiago Bernabéu en Madrid.
Además, la liga promovió activamente la difusión de una variante sin contacto de este deporte, el flag football o fútbol bandera, que finalmente fue uno de los cinco deportes incluidos en el programa de los Juegos Olímpicos de Los Ángeles 2028.
El triplete: una hazaña escurridiza
Los Kansas City Chiefs han sido los dueños del juego las últimas cinco temporadas, con tres títulos desde 2020 y el subcampeonato de 2021, una corona perdida por paliza ante los Bucaneros de Tampa Bay.
Ahora el desafío para Patrick Mahomes y los suyos es convertirse en el primer mariscal de campo y también el primer equipo con tres coronas consecutivas. Ya son el primero que gana la Conferencia Americana, y con ello el derecho a disputar el máximo trofeo, después de haber conseguidos dos títulos en fila.
Lo más cerca que estuvo una divisa de lograrlo fue en ocasión de los dos primeros Super Bowls de la historia. Los Green Bay Packers de Bart Starr ganaron la final de la NFL en 1965, y en los dos años siguientes, cuando la final de la liga adquirió su nombre y su dimensión actuales, volvieron a reinar.
Desde entonces, jugadores de la talla de Tom Brady, Joe Montana o Troy Aikman se han quedado cortos en este esfuerzo.
Los Dallas Cowboys de Aikman ganaron tres tazones entre 1993 y 1996, pero la seguidilla del triplete se interrumpió en 1995, cuando una plantilla que tenía en sus filas a tres futuros miembros del Salón de la Fama (Aikman, el corredor Emmitt Smith y el receptor Michael Irvin) ni siquiera logró llegar a la final, derrotada por los San Francisco 49ers en la definición de la Conferencia Nacional.
Otro tanto había sucedido años antes con los 49ers de Joe Montana. En 1989, se convirtió en el mariscal de campo con mejor promedio en la historia de la NFL, con 3521 yardas, 26 touchdowns y apenas ocho pases interceptados en toda la temporada.
Ese año reinó, al siguiente también, luego de una campaña regular de 14 victorias y solo dos reveses, en la que participó limitado por una lesión, pero en 1991 el equipo ni siquiera pudo clasificar a los playoffs, en un desempate que se definió por el criterio de resultado del encuentro directo entre San Francisco y los Atlanta Falcons.
Tom Brady impuso todos los récords posibles con los Patriots de Nueva Inglaterra: 17 títulos divisionales, 13 finales de la Conferencia Americana, nueve presencias en el Super Bowl con seis coronas conseguidas en esa cita, pero, de nuevo, solo hubo triunfos en fila en 2004 y 2005.
"Creo que siempre quieres dejar un legado y dejar tu huella en la historia, pero más que nada, solo quieres lograr un objetivo que tienes con tus compañeros de equipo"
Tal vez por precedentes como los de Aikman, Montana y Brady, Mahomes trata de quitarse el peso personal y pensar en objetivos colectivos.
"Creo que siempre quieres dejar un legado y dejar tu huella en la historia, pero más que nada, solo quieres lograr un objetivo que tienes con tus compañeros de equipo", declaró el líder de los Chiefs.
Evolución del juego en tiempo real
El partido en Nueva Orleans es un nuevo cara a cara entre los dos jugadores del momento del fútbol americano: Mahomes por los bicampeones Chiefs y Jalen Hurts de los Eagles.
Ya se enfrentaron hace dos años en Arizona, en el primer Super Bowl con dos mariscales de campo afroamericanos, una auténtica novedad para el momento, en un deporte donde el puesto de “director de orquesta” estaba históricamente reservado a jugadores blancos. Hoy en día, la coincidencia en el terreno no es más que otro día en la oficina para los dos.
Desde 2023, la posición de quarterback ha respondido a ese momento histórico con una evolución que tal vez ni Mahomes ni Hurts esperaban.
Al año siguiente 14 de los mariscales de campo titulares eran afroamericanos, y en la temporada que Eagles y Chiefs cerrarán el 9 de febrero, el récord se superó, con 15 en la primera semana, y un jugador afro, Lamar Jackson de los Baltimore Ravens, peleando muy de cerca la designación del Más Valioso de la temporada. Al final, Josh Allen de los Buffalo Bills privó a Jackson del que hubiera sido el tercer MVP de su carrera.
Jackson y Mahomes, que tiene también dos reconocimientos como MVP, son hasta ahora los únicos mariscales de campo afroamericanos que han ganado más de una vez este galardón, pero la sumatoria de cuatro victorias entre los dos se ha dado en el curso de seis años, un dominio impensable cuando Marlin Briscoe se convirtió, en 1958, en el primer quarterback afro de la historia del fútbol profesional.
Rivales en su mejor momento
La recta final de cara al Super Bowl encuentra a los finalistas en momentos estelares de rendimiento, con casi todas sus figuras en forma y buenas noticias para algunos de los que estaban en duda.
Mahomes, que parece plenamente recuperado de un esguince de tobillo sufrido en diciembre, completó todos sus pases exitosamente el viernes en un entrenamiento de partido simulado, y el entrenador Andy Reid se limitó a decir que los suyos estaban “en un buen punto” de cara al objetivo del triplete.
Los Eagles, por su parte, llegan impulsados por la reciente designación de su corredor Saquon Barkely como Jugador Ofensivo del Año, y por la recuperación de dos piezas que se mantenían en la enfermería.
El tackle defensivo Jalen Carter estaba indispuesto por lo que se cree era un cuadro viral, y el corredor Kenny Gainwell se recuperaba de una conmoción cerebral y una lesión en una rodilla, pero ahora ambos han pasado de la lista de condicionados a la de participación completa.
Solo el ala defensiva Brandon Graham, que tiene el récord de más partidos disputados con Philadelphia (206), sigue limitado por una molestia en un codo, pero el viernes pudo participar en la práctica completa.
Del lado de los Chiefs, ha sido autorizado el pateador de despeje Matt Araiza, y permanece en duda el receptor abierto Skyy Moore, con una molestia muscular.
Con AP y Reuters