El 29 de noviembre se conmemora el Día Internacional de las Defensoras de Derechos Humanos. En Colombia, uno de los países donde la vida y la integridad de las activistas por los DD. HH. corren mayor riesgo, la iniciativa ProDefensoras busca protección para las mujeres que emprenden esta labor, en un ecosistema violento que las discrimina doblemente por su género.

En defensa de las mujeres que dedican su vida a proteger los derechos de la humanidad. América Latina continúa siendo una de las regiones más peligrosas del planeta para el activismo y la defensa de las garantías individuales y colectivas de las poblaciones, con las mujeres defensoras en el foco de las preocupaciones.

Dentro del continente, la situación de violencia contra las defensoras de los Derechos Humanos se intensifica en Colombia. En 2023, se documentaron 105 asesinatos contra personas defensoras de los Derechos Humanos en territorio colombiano; 14 de ellas eran mujeres, según datos del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos en Colombia (OACNUDH)

Además, la OACNUDH registró 763 amenazas contra las personas defensoras, 186 de ellas fueron contra mujeres. El organismo también recibió más de 100 reportes por violencia de género contra mujeres activistas.

Lastrado por el conflicto armado interno, Colombia se ha convertido en uno de los países más peligrosos para las mujeres que defienden los Derechos Humanos, y en el más mortífero para la defensa de la tierra y el medio ambiente.

Aunque la realidad es aterradora, las mujeres defensoras de Derechos Humanos continúan organizándose, tejiendo redes de cooperación y alzando la voz en defensa, no solo de la salvaguarda de la dignidad de los otros, también de su propia vida.

"La realidad es que contamos con instituciones débiles, desarticuladas y con poca capacidad para activar rutas o brindar atención adecuada. Es importante reconocer que las defensoras son víctimas de múltiples violencias: por ser mujeres, lideresas sociales y vivir en contextos de conflicto armado", dijo Karina Ramírez, parte de la Fundación Círculo de Estudios Culturales y Políticos en Quibdó, en el departamento colombiano del Chocó.

La iniciativa ProDefensoras

Frente al preocupante contexto de violencia contra las mujeres defensoras de los derechos humanos en Colombia, nace la iniciativa ProDefensoras, de la colaboración entre ONU Mujeres, la Embajada de Noruega en Bogotá y distintas instituciones del Estado colombiano, con el objetivo de atender los principales reclamos de seguridad para lideresas comunales y activistas.

ProDefensoras ha enfocado sus esfuerzos en servir como un punto de referencia y encuentro de distintas organizaciones, comunidades e iniciativas comandadas por mujeres en las regiones colombianas más peligrosas para el activismo – Cauca, Nariño, Chocó y Antioquia –, donde la iniciativa ha desplegado acciones para más de 8.000 defensoras en la zona, desde 2019.

"La iniciativa ProDefensoras nos ha permitido participar de ella a través de los fondos concursables, presentando propuestas que puedan ser innovadoras y aterrizables en el territorio, que permitan la protección y garantía de derechos para lideresas y defensoras de derechos humanos", mencionó Dafna Andrea Riascos, directora de la organización Ocho de Marzo, que colabora con ProDefensoras en el departamento de Nariño.

Paola Navia encabeza la Fundación Cultura Nariñense para el Rescate de los Valores e Identidad (CANAPAVI), otra de las organizaciones que colaboran de cerca con ProDefensoras, y rescata la importancia que ha tenido la iniciativa en el impacto de su red con otras mujeres que defienden los derechos humanos en el territorio y se encuentran en situación de vulnerabilidad.

"Desde febrero estamos implementando el programa 'Diversidad, liderazgo y resistencia: diálogos intergeneracionales para el cuidado y la defensa del territorio', un proyecto que marca un antes y un después, no solo para CANAPAVI, sino para las mujeres que hacen parte de este proceso", mencionó Navia, rescatando el objetivo de promover el "autocuidado" y la "autoprotección" de las lideresas y activistas.

El embajador noruego en Colombia, Nils Martin Gunneng, también resaltó la labor de estas mujeres en la construcción de la paz. "Defender los derechos humanos en los territorios significa proteger la vida, el agua, la naturaleza y construir paz desde las comunidades. Las mujeres defensoras desempeñan un papel fundamental en la protección de los derechos humanos de todas las personas, especialmente en situaciones de conflicto", indicó. 

"Que defender los derechos no nos cueste la vida"

Frente a constantes amenazas de muerte, violencia política y una invisibilización estructural de su labor -en muchas ocasiones precisamente por su género-, las mujeres defensoras de los derechos humanos resisten y continúan con su objetivo de construir la paz en sus territorios, desde lo local a lo nacional. 

Para Catalina Jaramillo, directora de la Corporación Humanizarte Rural, el Estado colombiano está en deuda con las mujeres defensoras, mencionando que hace falta avanzar en materia legislativa para terminar con el "estigma" que lleva la profesión, y que provoca que muchas mujeres en la lucha estén "en el ojo de grupos armados, legales o ilegales".

"Ser defensora de derechos humanos primero fue un asunto de condición de clase, porque digamos que no hago parte de las personas que han tenido privilegios en Colombia. También me han sido vulnerados mis derechos, entonces hay una posición de ser defensora también desde esa condición de clase", sentenció Jaramillo, añadiendo que el objetivo de una de sus luchas es la "dignificación" de la defensa de los derechos humanos.

Las mujeres de algunas comunidades son las que más expuestas están a la violencia. Aquellas que además son indígenas, de clase trabajadora o afrodescendientes, enfrentan retos más grandes. La Defensoría del Pueblo indica que justamente "los liderazgos más golpeados" por los homicidios son los que "defienden las causas más fundamentales: comunales, indígenas, comunitarios y campesinos". 

Pero las defensoras piden justamente al Estado una mayor protección. "Para las mujeres indígenas no ha sido tan eficaz. Pensarán que nosotras no estamos tan propensas a los peligros, sobre todo en el tema de la vida; que la vida de las mujeres defensoras de los derechos humanos se mantiene en riesgo total todos los días, pero para ellos (Gobierno) no es tan visible", agregó Yeni Andrea Tascón, lideresa indígena del pueblo Chamí, en Antioquía.

Con mucho camino que recorrer pero con esperanza en el horizonte, las mujeres defensoras de los derechos humanos en Colombia continúan con su labor, esencial para la construcción de la paz y un futuro mejor para las próximas generaciones.