La era de los Kansas City Chiefs parece haber llegado a su fin, a juzgar por la intrascendencia en la que quedaron atascados los campeones defensores de la NFL. Fue un partido en el que los Eagles impusieron su férrea defensa y su capacidad de bloquear no solo los intentos rivales de avanzar, sino los lances en busca de la posteridad. Y es que, por segunda vez en la historia, han sido la piedra de tranca en la hazaña de los tres tazones en fila.

La magia de Patrick Mahomes quedó completamente eclipsada por la efectividad de Philadelphia en todas sus fases. En lo defensivo, los Eagles erigieron una muralla, comandada en el campo por Josh Sweat y dirigida fuera de él por un impecable Vic Fangio, coordinador defensivo de los Eagles, que no dio opciones a Mahomes, en ruta a la victoria 40-22.

El astro de los Chiefs totalizó 257 yardas con tres pases para touchdown, cifras respetables si no fuera porque la mayor parte de ellas llegó cuando el partido ya estaba decidido a favor de Philadelphia.

Más claro hablan las seis veces que fue tacleado antes de lanzar, más que nunca en su carrera, las tres pérdidas de balón y las dos interceptaciones que sufrió.

La más gráfica de esas interceptaciones se produjo en el segundo cuarto, cuando un error de cálculo de Mahomes en un lanzamiento terminó con el balón en manos de Cooper DeJean, que encontró el camino despejado para recorrer 38 yardas y anotar un touchdown que ponía las acciones 17-0.

De esta forma, DeJean se convertía en el primer jugador que cortaba un pase y marcaba en el Super Bowl el día de su cumpleaños, para más señas el número 22 de un novato seleccionado en la segunda ronda del reclutamiento del año pasado.

"La defensa gana campeonatos. Vimos cómo jugaron hoy. Vimos la diferencia que marcaron en el partido. Nos dieron oportunidades, nos dieron campos cortos. Y (por ellos) somos capaces de hacer lo que hacemos"

En lo ofensivo, los Eagles también estuvieron cerca de la perfección. Su quarterback Jalen Hurts completó 17 de 22 pases, con 221 yardas y dos touchdowns en lanzamientos, y 72 yardas y un touchdown en carrera, para quedarse con la designación del Jugador Más Valioso del partido.  

Tal vez Hurts fue más consciente de los méritos reales que los miembros de la prensa acreditada y los aficionados que le dieron el galardón.

"La defensa gana campeonatos", aseguró. "Vimos cómo jugaron hoy. Vimos la diferencia que marcaron en el partido. Nos dieron oportunidades, nos dieron campos cortos. Y (por ellos) somos capaces de hacer lo que hacemos".

Saquon Barkley y su cita con los récords

Saquon Barkley, nombrado la semana pasada Jugador Ofensivo del Año en la NFL, estuvo por debajo de sus números regulares, porque solo sumó 57 yardas en carrera, una cifra modesta luego de estrenarse con los Eagles sumando siete carreras de touchdown de más de 60 yardas durante la temporada regular.

Sin embargo, la cifra le bastó para imponer un récord de carrera en la NFL: 2504 yardas terrestres sumando los playoffs, y liquidar el registro de 2476 yardas de Terrell Davis, vigente desde 1998, cuando Davis ayudó a los Broncos de Denver a coronarse y se convirtió en el primer corredor en ser MVP de un Super Bowl.

Al igual que DeJean, el trofeo Vince Lombardi lo levantaría también para celebrar el día de su cumpleaños, en su caso el número 28, pero el festejo era mucho más trascendente para él, que llegó a los Eagles el año pasado como agente libre, para tener probablemente la mejor temporada de estreno de un jugador con Philadelphia.

En la campaña regular, se quedó a 101 yardas terrestres del récord de la franquicia, las 2105 de Eric Dickerson, y eso porque gozó de un día de descanso en el último partido del calendario.

Los Eagles y su pasión por romper buenas rachas

No era la primera vez que los Eagles negaban a un bicampeón de la NFL el objetivo de convertirse en el primero en sumar tres Super Bowls consecutivos, una hazaña que sigue siendo elusiva no solo para el fútbol americano, sino para todo el deporte profesional estadounidense en general.

Cuando ganaron el primer título de su historia, en 2019, lo hicieron derrotando a los Patriots de Tom Brady, que habían ganado el año anterior y ganarían de nuevo la siguiente temporada, de modo que Philadelphia fue el único obstáculo en los que pudo haber sido el primer triplete del Super Tazón.

La última vez que hubo un tricampeón en alguna de las ligas profesionales de Estados Unidos fue en la NBA de 2002, cuando lo consiguieron los Lakers de Los Ángeles de Kobe Bryant.

En el béisbol no sucede desde que lo hicieron los Yankees de Derek Jeter y Mariano Rivera entre 1998 y 2000, y en el hockey sobre hielo desde los cuatro títulos de los Islanders de Nueva York de 1980 a 1983.

Lo más cerca que ha estado el fútbol americano del tricampeonato fue en el inicio de la era de los Super Bowls, cuando los Green Bay Packers consiguieron los primeros dos, después de ganar el título de la NFL en el formato anterior.

La revancha de Nick Sirianni

El entrenador en jefe de los Philadelphia Eagles había pasado por momentos difíciles a lo largo del recién concluido campeonato de la NFL, el cuarto al frente del equipo. En octubre se burló del público que lo abucheó por la dificultad para ganar a los Cleveland Browns, y tuvo que pedir disculpas por su actitud al día siguiente.

Era probablemente un trato inmerecido para el hombre que tuvo la visión de entregar la titularidad a Jalen Hurts en su primera temporada, y que terminó la campaña con el tercer mejor porcentaje de victorias (.706) de la era moderna.

Lo cierto es que Sirianni terminó saboreando la revancha contra sus detractores, y superando al equipo en el que se formó como estratega, porque trabajó como controlador de calidad ofensiva y luego como técnico de los receptores abiertos de los Chiefs, antes de ser contratado como entrenador de mariscales de campo de los San Diego Chargers en 2013.

El estreno de un campeón australiano

El tacle ofensivo Jordan Mailata hizo historia en la NFL, al convertirse en el primer australiano en jugar y ganar un Super Bowl, luego de una conversión cuya frecuencia ha aumentado en los últimos tiempos: pasar del rugby al fútbol americano.

Mailata, nacido en Sídney y de padres samoanos, ondeó la bandera de los dos países durante su celebración al término del partido, seguramente con sus inicios en su tierra natal en mente, como jugador de la división sub20 de los Rabbitohs.

La primera vez que Mailata jugó fútbol americano fue precisamente con los Eagles, que lo reclutaron y dirigieron su conversión en 2018, un camino que él describió como “un viaje loco”.

Otro australiano, Jess Williams, consiguió en 2014 un anillo del Super Bowl como parte de los Seattle Seahaws, pero lo hizo sin haber jugado todo el año, pues se encontraba aquejado por una grave lesión en una rodilla.  

El Super Bowl fuera del terreno

El Super Bowl 2025 dejó una victoria en la cancha y fuera de ella. En el terreno, la de Hurts, Barkley, DeJean y compañía. En las gradas, la del primer presidente que acude a este partido, en sus 59 años de historia, un Donald Trump ovacionado, mientras Taylor Swift, la artista pop del momento, que se atrevió a criticarlo durante la campaña, enfrentaba un embarazoso abucheo.

Era la primera derrota de los Chiefs en los 10 partidos que han jugado con Swift en las gradas apoyando a su novio Travis Kelce, y la rechifla, más que un pase de factura por su posición política, se debió a la mayoritaria afluencia de aficionados de Philadelphia, que coreaban a todo pulmón el canto de guerra de ‘Fly, Eagles, fly’ (vuelen, águilas, vuelen).

Un fanático de toda la vida de los Eagles, el actor Bradley Cooper, dio la bienvenida a los campeones de la Conferencia Nacional al Caesars Superdome de Nueva Orleans. Otra estrella de Hollywood, la actriz Anne Hathaway saltaba de alegría en las gradas vestida con el verde de sus Eagles, mientras no muy lejos de ella, el también actor Paul Rudd se halaba los cabellos sufriendo con cada error de sus Chiefs.

El capitán de la selección argentina campeona del mundo, Lionel Messi, asistió a su primer Super Bowl junto a sus excompañeros del Barcelona y hoy socios en el Inter Miami Luis Suárez, Jordi Alba y Sergio Busquets.

Como de costumbre, el show del medio tiempo, a cargo del rapero Kendrick Lamar, acaparó tanta atención como el momento cumbre del deporte profesional estadounidense, sobre todo porque cuando el gran ganador de los premios Grammy apareció en escena, el partido estaba prematuramente sentenciado.

Por supuesto, Lamar no desaprovechó la ocasión para volver a referirse a su némesis artística y personal, el también rapero Drake.

Esta vez llevó la rivalidad un paso más allá, porque cuando interpretó su famosa ‘Not like us’ (‘No como nosotros’), el himno de su enemistad particular e incluso el objeto de una demanda por difamación por parte de Drake, lo hizo con una expareja del rapero canadiense, la tenista Serena Williams, bailando en el escenario. Así Lamar lanzó su famosa línea: “Tratando de tocar una fibra sensible y probablemente sea la menor”, en clara alusión a las acusaciones de pedofilia contra Drake.

Pero para Lamar no todo fue a pedir de boca. Uno de los 400 artistas que participaron en su presentación mostró una bandera que combinaba los colores de los pabellones de Sudán y Palestina, con las palabras “Sudán” y “Gaza” escritas en ella. El hombre fue detenido por la policía de Nueva Orleans y se espera que enfrente cargos, aunque la empresa Roc Nation -la compañía de entretenimiento que organizó el espectáculo- ha quedado exenta de sospechas.

Con AP y Reuters