El manejo del escándalo que protagoniza el expresentador de noticias Huw Edwards, quien fuera el símbolo y con uno de los salarios más altos dentro de la cadena pública británica BBC, volvió a sembrar dudas sobre los manejos internos en ese medio. A ello se suman la polémica porque Edwards, acusado de posesión de pornografía infantil, no pagará su condena en la cárcel.
La cara visible de cada momento histórico en el Reino Unido en los últimos 20 años ha sido Huw Edwards, de 63 años y que, en un abrir y cerrar de ojos, pasó de la gloria que le dieron las cámaras de televisión a evadir la cárcel por posesión de pornografía infantil.
Las revelaciones escuchadas en la Corte de Westminster son perturbadoras e incluyen que Edwards tenía imágenes en su teléfono de un niño de entre 7 y 9 años abusado sexualmente.
El expresentador había recibido vía WhatsApp, del pedófilo convicto Alex Williams, 377 imágenes de contenido sexual, entre ellas 41 de menores, por las que le habría pagado 1.500 libras (unos 2.000 dólares).
Edwards fue condenado el 16 de septiembre a seis meses de cárcel, pero no ingresará en prisión, porque su pena fue suspendida durante dos años mientras se somete a un programa de rehabilitación.
La suspensión de la condena en la cárcel, tras haberse declarado culpable en julio por 3 cargos, ha sido altamente criticada por crear un antecedente que no será disuasorio para pedófilos y por lo corta, ante la gravedad de los hechos.
El juez de la corte de Westminster argumentó su decisión afirmando que Edwards no “representa un riesgo o peligro para el público en general y, específicamente, para los niños”.
Una decisión muy cuestionada en el país. “Menos del 20% de las personas condenadas por este tipo de delito reciben una pena de prisión”, afirmó Jim Gamble, exlíder de la ONG Child Exploitation and Online Protection.
Por su parte, la National Society of Prevention of Cruelty to Children (NSPCC), organización de caridad que trabaja para prevenir el abuso de niños y menores, reveló que este tipo de delito está disparado.
“El abuso sexual infantil en línea ha alcanzado niveles récord y en los casos de los delincuentes como Edwards, que fomentan este delito, no se debería tener ninguna duda sobre su gravedad y el impacto que tiene en las víctimas”, explicó Rani Govender, director de Política de Seguridad Infantil en Línea de NSPCC.
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Una cadena de omisiones
En julio de 2023, The Sun, el periódico más leído en el Reino Unido, reveló que una de las estrellas de la cadena de radio y televisión habría pagado 35.000 libras esterlinas (más de 46.000 dólares) por imágenes de alto contenido sexual a un joven de 17 años.
Mientras que, en redes sociales, varias de las estrellas de la cadena levantaron la mano para defenderse de las acusaciones, la faceta de credibilidad de Edwards empezó a caer poco a poco.
En la publicación se afirmaba que los padres del menor contactaron a la BBC por correo electrónico, teléfono e incluso personalmente en la sede de la cadena en Gales, pero sus denuncias fueron ignoradas en varias oportunidades.
Pese a las denuncias de los padres del menor, Edwards siguió pagando por imágenes y videos. Este dinero era utilizado por el joven para alimentar su adicción a las drogas.
La editora en jefe de The Sun, Victoria Newton, aseguró que esta denuncia “no fue una sorpresa” porque ya habían recibido denuncias similares sobre Huw Edwards, previamente.
“Las empresas también deben actuar poniendo en marcha tecnología que pueda identificar e interrumpir las imágenes de abuso infantil que se comparten en sus servicios de mensajería para que las víctimas puedan estar protegidas y los delincuentes puedan ser procesados”, sostiene al respecto Govender.
Una denuncia con nombre propio
Seis días después de la publicación de The Sun, Vicky Flind, esposa de Edwards, acabó con la especulación.
En un mensaje personal, reveló que el presentador estaba atravesando un momento muy difícil, "sufriendo serios problemas de salud mental", que se habían agravado por el escándalo.
Dijo también que no era un secreto que Edwards sufría de depresión y que estaba siendo tratado en un hospital donde permanecería hasta un futuro predecible.
Ese mismo día, la BBC anunció que el presentador tenía más acusaciones sobre “comportamiento inapropiado” hacia colegas de la cadena.
Una de estas fue durante el funeral del duque de Edimburgo en 2021, en pleno confinamiento. El presentador presionó, enviando imágenes de su suite de hotel y mensajes lejos de un lenguaje profesional, a un productor joven para que pasara la noche con él.
El temperamento de la cara visible de la BBC era bien conocido por sus colegas.
Edwards, sin embargo, solo renunció a la BBC en abril de este año. “Después de 40 años de servicio, Huw explicó que su decisión se tomó basándose en el consejo médico de sus doctores”. Su dimisión fue aceptada.
Sorpresivamente, el 29 de julio, la Policía metropolitana reveló que Edwards fue acusado por hacer imágenes indecentes de niños, este es un término legal para explicar que tenía estas fotos en su teléfono.
Los delitos, explicó la Policía, se dieron entre diciembre de 2020 y abril de 2022 y están relacionados con imágenes compartidas en un chat de WhatsApp.
Por esto fue arrestado el 8 de noviembre de 2023, pero dejado en libertad. La BBC conocía del arresto y siguió pagando su salario.
El Gobierno y diferentes sectores políticos se han unido para lamentar y condenar este hecho y han pedido que Edwards devuelva al menos 200.000 libras de sus honorarios, dado que la BBC es un servicio público de radio y televisión.
Impacto en la credibilidad de la BBC
La British Broadcasting Corporation (BBC) es una institución nacional y un referente global de credibilidad y neutralidad periodística, que ha estado en el ojo del huracán por el escándalo de Huw Eduards.
“No hay duda de que un asunto como este afecta a nuestra reputación. Todavía no sé cuál será el impacto directo en la confianza, pero lo seguiremos de cerca. Somos muy conscientes de que la confianza de la gente en la BBC es esencial”, afirmó el director de la cadena, Tim Davie.
En el pasado, la BBC ha hecho mea culpa por ignorar advertencias de comportamientos inapropiados de su personal.
Uno de los escándalos más graves fue el protagonizado por el periodista Martin Bashir, quien, para asegurarse la explosiva entrevista con la princesa Diana en 1995, elaboró un montaje que incluía extractos bancarios falsos para presionar y manipular a la esposa del entonces príncipe Carlos.
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