El ejército israelí afirmó que su fuerza aérea atacó el sábado "miles" de lanzacohetes en el sur del Líbano que representaban una amenaza "inmediata" en medio de crecientes temores de una guerra total con el grupo libanés Hezbolá. Los intercambios transfronterizos se intensificaron nuevamente y la milicia chiita disparó unos 90 cohetes hacia Israel. En paralelo, el ataque aéreo israelí en un suburbio al sur de Beirut, la capital libanesa, mató el viernes a al menos 37 personas, confirmó este sábado el ministro de Salud libanés. Hezbolá confirmó la muerte de 16 de sus miembros, incluidos dos de sus altos cargos. El premier libanés confirmó este sábado que no viajará a la Asamblea General de la ONU en Nueva York dada la escalada militar con el país vecino.

El Ejército de Israel confirmó que su fuerza aérea atacó este sábado "miles" de lanzacohetes en el sur del Líbano que representaban una amenaza "inmediata", mientras cercen los temores de una guerra total con el grupo libanés Hezbolá.

Los aviones israelíes "atacaron miles de lanzadores que estaban listos para ser utilizados inmediatamente hacia territorio israelí", así como "aproximadamente 180″ otros objetivos no especificados, según un comunicado militar. Por su parte, la milicia chiita libanesa habría lanzado 90 cohetes hacia su frontera sur, que comparte con Israel. 

Entre tanto, las reacciones internacionales a la escalada militar entre Líbano e Israel se suceden. Este sábado, el asesor de Seguridad Nacional de Estados Unidos, Jake Sullivan, dijo que estaba "preocupado" por las tensiones en Medio Oriente. Sin embargo, expresó que el asesinato de un alto comandante de Hezbolá en la víspera en Beirut es un "acto de justicia". 

Desde Alemania, el Ministerio de Exteriores apeló este sábado a la "necesidad urgente" de tomar medidas para calmar las tensiones en el Medio Oriente. 

Israel ataca el corazón del Líbano

El balance de muertos por el ataque aéreo israelí ocurrido el viernes por la tarde en un suburbio al sur de Beirut ascendió el sábado a 37, según ha informado el ministro de Sanidad del Líbano, Firass Abiad, en una conferencia de prensa este sábado. Entre los muertos se cuenta a siete mujeres y al menos tres niños, mientras que Hezbolá ha confirmado que 16 de sus miembros fueron asesinados, entre ellos dos altos mandos de la milicia.

Misiles lanzados por Israel impactaron durante la tarde del viernes un edificio residencial al sur de Beirut. El impactó del artefacto sacudió la parte baja de la estructura, provocando destrucción de varias unidades de la edificación y la apertura de un garaje. En ese momento, según los relatos locales, Ibrahim Akil, uno de los líderes de Hezbolá, se reunía con un grupo de militantes. Otro alto comandante, Ahmed Wahbi, también resultó muerto.

El ataque también causó heridas en al menos 68 civiles, indicó el titular de Salud libanés. 15 de estas personas permanecen en hospitales recibiendo atención médica. El Ministro de Obras Públicas y Transportes, Ali Hamie, declaró a la prensa el sábado desde el lugar de los hechos que otras 23 personas permanecen desaparecidas.

Es el más reciente golpe al grupo chiíta de origen libanés, que es al mismo tiempo un grupo paramilitar y partido político, que actúa con el respaldo y apoyo material de Irán, y que ha intercambiado desde hace un año agresiones con Israel en solidaridad con Hamás y la guerra en Franja de Gaza.

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El inusual bombardeo —considerado el más letal dirigido contra la capital libanesa desde la guerra abierta con el grupo en 2006— alcanzó un barrio densamente poblado en hora punta, cuando la mayor parte de la población regresaba a casa. Israel aseguró que había matado a 11 agentes de Hezbolá, entre ellos Ibrahim Akil, responsable de la fuerza de élite Radwan del grupo. Los miembros del grupo militante estaban reunidos en el sótano del edificio destruido.

Israel ha propinado esta semana una serie de golpes al grupo en respuesta al lanzamiento de misiles desde el sur del Líbano que han obligado desde hace meses la evacuación masiva y el desplazamiento de miles de civiles de poblados israelíes en la frontera norte del país. 

El martes, miles de localizadores (beepers) ordenados por Hezbolá e importados hacia el Líbano estallaron de manera simultánea, causando la muerte de al menos una decena de personas y causando heridas a otras 2.800, entre estas al embajador de Irán en Beirut. Al día siguiente, en otro ataque a dispositivos de comunicación del grupo, cientos de walkie-talkies también detonaron, matando a otra veintena de personas e hiriendo a centenares más.

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Las explosiones sucesivas causaron asombro por su sofisticación, pero también por la capacidad de las fuerzas israelíes para infiltrar la cadena de distribución de Hamás e Irán.

Los equipos habían sido ordenados a Gold Apollo, una compañía en Taiwán, que luego aseguró que había llegado a un acuerdo para el uso de su marca con un fabricante instalado en Hungría, BAC Consulting. El diario estadounidense The New York Times reveló que la compañía con sede en Budapest era en realidad una fachada creada por los organismos de inteligencia israelíes. No obstante, desde Tel Aviv no se ha confirmado la operación abiertamente.

Crecen las tensiones y el temor de una guerra regional

Tras la escalada, el primer ministro libanés, Najib Mikati, confirmó este sábado que no asistirá a la Asamblea General de la ONU prevista la semana entrante en Nueva York, donde sí participará el primer ministro israelí Benjamin Netanyahu y el presidente de la Autoridad Nacional Palestina Mahmud Abbas.

Netanyahu afirmó el viernes en una breve declaración difundida por medios de comunicación israelíes que los objetivos de Israel estaban claros y que sus acciones hablaban por sí solas.

Más temprano esta semana, el ministro de Defensa israelí, Yoav Gallant, afirmó que Israel estaba lanzando una nueva fase de guerra en la frontera norte. En un breve mensaje lanzado en la red social X, Gallant expresó:

Nuestros enemigos no tienen lugar de refugio – ni siquiera en Daieh en Beirut.

La secuencia de acciones en la nueva fase continuará hasta que se logre nuestro objetivo: el regreso seguro de los residentes del norte a sus hogares"

—Yoav Gallant, ministro de Defensa de Israel.

El letal ataque del viernes llegó horas después de que Hezbolá lanzara uno de sus bombardeos más intensos contra el norte de Israel en casi un año de enfrentamientos. Los misiles fueron dirigidos en gran parte contra instalaciones militares israelíes. El sistema de defensa antiaéreo israelí, el Domo de Hierro [Iron Dome] interceptó la mayoría de los cohetes Katyusha.

El número de muertos en Líbano solo esta semana alcanzó las 70 personas y ha superado las 740 desde el inicio de la guerra en Franja de Gaza, en octubre de 2023. También, es la peor escalada militar desde la guerra abierta entre Hezbolá e Israel en 2006.

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Pero más que eso: Israel ha logrado instalar el miedo entre la población civil del Líbano, que ahora teme cargar explosivos en sus bolsillos y desconfía de artefactos y dispositivos electrónicos. En el país también corren rumores y mitos sobre la detonación de televisores, radios portátiles y otros aparatos de comunicación. El efecto en la población y los militantes del grupo armado ya es interpretado como una victoria estratégica de los servicios secretos israelíes.

Jeanine-Hennis Plasschaert, coordinadora especial de la ONU para Líbano, declaró el viernes que el ataque en una zona densamente poblada de los suburbios del sur de Beirut formaba parte de "un ciclo de violencia extremadamente peligroso con consecuencias devastadoras. Esto debe terminar ya".

El ataque del viernes fue el segundo en menos de dos meses que Israel dirige contra un importante mando militar de Hezbolá en Beirut. En julio, un ataque aéreo israelí acabó con la vida de Fuad Shukr, el principal jefe militar del grupo.

 

Con Reuters, AP y medios locales