Tadej Pogačar y Jonas Vingegaard, los campeones de las últimas cinco ediciones del Tour de Francia, destacan entre los corredores que han recurrido a este método, que en teoría ayuda a optimizar el estudio de los resultados de entrenamientos en altura, pero ahora el ente rector del ciclismo mundial cree que la práctica es riesgosa para los atletas y la ha restringido a partir del 10 de febrero.

La decisión de prohibir el uso repetido de re-respiración, como se conoce también al método de inhalar monóxido de carbono (CO), fue adoptada el 1 de febrero por el Comité Ejecutivo de la Unión Ciclista Internacional, durante su reunión en ocasión del Campeonato Mundial de Ciclocross en Lievin, Francia.

El método se puso bajo la lupa de la UCI durante el último Tour de Francia, ganado por Pogačar y con Vingegaard como subcampeón, cuando el portal especializado en ciclismo Escape Collective reveló que varios equipos (entre ellos el UAE del esloveno y el Visma-Lease a Bike del danés) estaban recurriendo a él como una forma de “optimizar el entrenamiento de sus atletas en altura”.

Para ello, estas dos divisas y el Israel-Premier Tech (el otro club mencionado por Escape Collective) contaban con un dispositivo conocido como “re-respirador”, que permitía enviar cantidades controladas del gas a los pulmones.

Los tres clubes reconocieron el uso del dispositivo y del método, que les servía para obtener mediciones exactas de valores críticos como la masa total de hemoglobina y el volumen sanguíneo, a fin de determinar con más precisión cómo estaban respondiendo sus corredores a los entrenamientos de altura.

En los deportes de resistencia, las sesiones de práctica en alturas por encima de los 2.400 metros sobre el nivel del mar tienen impacto en la eficiencia del transporte de oxígeno. Las pretemporadas de los fondistas y atletas de deportes aeróbicos suelen incluir trabajos en altitud para aumentar la producción de glóbulos rojos y hemoglobina.

En el alto rendimiento, medir los resultados de esos entrenamientos es tan importante como el entrenamiento en sí.

Buenas y malas prácticas con el carbono en el ciclismo

Vingegaard denunció en enero, durante una entrevista con el diario francés 'Le Monde', que algunos corredores estaban usando esta práctica como una forma de dopaje, recurriendo a inhalaciones regulares de “bajas dosis de monóxido de carbono”, y que esto les había traído “un aumento significativo en el rendimiento”.

Reconocía que su equipo, el Visma-Lease a Bike, lo estaba haciendo también, pero “de forma correcta” (con fines de medición), y no como un medio para potenciar el rendimiento de forma artificial, y esa fue precisamente la distinción que hizo la UCI al momento de prohibir la inhalación.

Menos transparente fue el UAE al respecto. Su director de rendimiento Jeroen Swart desestimó inicialmente las revelaciones de Escape Collective y Tadej Pogačar negó saber de qué le hablaban cuando fue consultado por primera vez. Al día siguiente, se excusó argumentando que no había entendido la pregunta y reconoció que su equipo había usado el método en una ocasión, pero “no se pudo hacer la segunda parte porque la mujer que se suponía que tenía que venir nunca vino”.

Otro ciclista, el francés de Picnic PostNL Romain Bardet abonó al terreno de las dudas cuando insinuó que el salto de rendimiento de algunos corredores podía explicarse por medio del uso del CO, al que calificó de “ventaja competitiva”.

Procedimiento activo, pero con condiciones

El método podrá seguir siendo utilizado, siempre que se practique “dentro de un centro médico y bajo la responsabilidad de un profesional médico con experiencia en el manejo de este gas por razones médicas”.

Sin embargo, quedará limitado a una inhalación para medir la masa total de hemoglobina y una segunda inhalación de control dos semanas después, siempre con fines de medición, bajo la supervisión de un profesional de la salud y reportado en el expediente médico del atleta sometido al procedimiento.

De acuerdo con la decisión de la UCI, los equipos profesionales y titulares de licencia de la entidad tendrán prohibida la posesión y uso, fuera de centros de salud, de los dispositivos de reinhalación -que están disponibles de forma comercial- “conectados a cilindros de oxígeno y CO”.

La entidad agrega que el uso repetido de inhalaciones de CO puede ocasionar “dolores de cabeza, letargo, náuseas, mareo y confusión” y que estos síntomas empeoran en algunos casos hasta derivar en “problemas con el ritmo cardiaco, convulsiones, parálisis y pérdida del conocimiento”.

¿El uso de carbono constituye dopaje?

Aunque según la denuncia de Vingegaard hay atletas haciendo uso de la re-respiración como una forma de dopaje, el método no está considerado como tal ni por la UCI ni por la Agencia Mundial Antidopaje (AMA), aunque la entidad rectora del ciclismo agrega en su comunicado que ha “solicitado formalmente a la AMA que tome posición sobre el uso repetido del CO dentro y fuera de la competición”.

Tampoco está bajo la lupa del Movimiento por un Ciclismo Creíble, en el que se agrupan 12 equipos profesionales (incluyendo el Israel-Premier Tech) en busca de medidas que reduzcan la incidencia de prácticas dudosas en este deporte.

Su presidente Roger Legeay descartó inicialmente que la entidad tuviera intenciones de pedir una prohibición del método por considerar que “no hay nada que diga que se está utilizando en la óptica de la mejora del rendimiento”, según declaraciones que dio al portal especializado 'Cycling News'.

Sin embargo, más recientemente animó a la UCI a “mantener la luz encendida”, en medio de un clima de “sospecha latente” sobre la práctica.

La postura de la UCI es similar a la que sostenía hasta el año pasado en torno al analgésico Tramadol: no consideraba que su uso constituyera dopaje, pero estaba prohibido por sus potenciales efectos nocivos en la salud de los atletas.

En 2022, fueron anulados los resultados del colombiano Nairo Quintana en el Tour de Francia, donde quedó entre los 10 primeros, al detectársele el uso de este medicamento. No fue suspendido porque oficialmente el Tramadol no figuraba entre las sustancias prohibidas por el Código Mundial Antidopaje, pero la sanción terminó derivando en su salida de Arkea Samsic y en la pérdida de toda una temporada, mientras apelaba ante el Tribunal de Arbitraje del Deporte (TAS).

Esta corte finalmente desestimó su recurso y el Tramadol fue incorporado en 2024 en la lista de sustancias vetadas por parte de la AMA porque se demostró que podía tener un efecto en el aumento del rendimiento deportivo.

La UCI también ha sido particularmente suspicaz en el pasado ante otros métodos de medición, como los monitores de potencia o de glucosa, pero también ha tenido actuaciones previas contra el uso de otros gases, como el xenón y el argón, que fueron incluidos en la lista de sustancias y métodos prohibidos en 2014, por su efecto de promoción de la eritropoyesis (formación de glóbulos rojos).