La Comisión Electoral Central de Georgia procedió este 29 de octubre al recuento de los votos de cinco centros de votación elegidos al azar, con la presencia de representantes de todas las formaciones políticas, tras los comicios parlamentarios del pasado sábado, en los que Sueño Georgiano obtuvo el 54% de los votos. La oposición y la presidenta del país denuncian un posible fraude electoral masivo y la injerencia de Moscú, algo que ha provocado manifestaciones contra el resultado y el actual Gobierno en ciudades como Tbilisi.  

Georgia vive momentos de fuerte tensión postelectoral en medio de denuncias de supuesto fraude e injerencias de Moscú, que están siendo investigadas. El pasado 26 de octubre el partido oficialista Sueño Georgiano, cercano al Kremlin, obtuvo el 54% de los votos en unas polarizadas elecciones en donde los partidos de oposición se negaron a reconocer ese resultado.  

Esta situación provocó que la Comisión Electoral Central de este pequeño país caucásico accediera a realizar un nuevo conteo parcial en algunos de los centros electorales con la presencia de representantes de todas las formaciones políticas, todo ello a pesar de que horas después del cierre de urnas, esta institución diera por válidos los resultados anunciados. 

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Este reconteo afectará en torno al 14% de los votos, aunque la Unión Europea, la OTAN y Estados Unidos han exigido una investigación completa sobre los informes de compra de votos, intimidación de votantes y manipulación de urnas planteados por los observadores de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE) y otros organismos. 

Los resultados oficiales mostraron que Sueño Georgiano obtuvo 1,12 millones de votos, 335.000 votos más que los cuatro principales partidos de oposición combinados, que están profundamente divididos entre sí, aunque les une su rechazo al oficialismo y al Kremlin.

Según esos mismos resultados, Sueño Georgiano habría obtenido altas tasa de voto en zonas rurales, aunque habría quedado por detrás de sus rivales en las principales ciudades, especialmente en la capital, Tbilisi.  

La oposición defiende que existen hasta 900 informes con irregularidades durante el día de votación. De hecho, la presidenta del país, la europeísta Salomé Zurabishvili, apoyó a los partidos opositores y pidió a la comunidad internacional que investigue los resultados de las elecciones parlamentarias.

Además, la mandataria subrayó en RFI su desconfianza en la comisión electoral al afirmar que "en sí misma, no espero nada de la Comisión Electoral Central, que está completamente en manos del partido gobernante". 

Viktor Orban visita y apoya a Sueño Georgiano

Dentro de las naciones occidentales que han pedido una evaluación de los resultados hay una excepción: Hungría.

El primer ministro húngaro, Viktor Orban, ha sido uno de los pocos en reconocer la victoria de su homólogo Irakli Kobakhidze y felicitarlo en persona por medio de una visita a Georgia. Esto tiene más importancia debido a que este semestre de 2024, Hungría es el país que presidente el Consejo de la Unión Europea, aunque la institución ha negado que esta visita sea con el consentimiento de Bruselas.  

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Sueño Georgiano ha destacado los “valores cristianos” que unen a los dos gobiernos, en referencia a la similitud de las políticas de persecución a colectivos como el LGBTI o la libertad de prensa que en los dos países se han dado en los últimos años. Orban, por su parte, defiende que el oficialismo georgiano sigue interesado en continuar con el proceso de adhesión a la Unión Europea –suspendido precisamente por este tipo de normas- pero resalta que lo hace con “fundamentos” y con el objetivo de no convertirse en “una nueva Ucrania”.  

“Veo el debate que ha estallado en torno a las elecciones, leo las evaluaciones de las organizaciones internacionales y veo que nadie se atreve a cuestionar que estas elecciones fueron una elección libre y democrática”, dijo Orbán en su visita. 

La situación de Ucrania es algo que ha centralizado el debate durante la campaña electoral, ya que desde el oficialismo se ha mantenido que una victoria opositora significaría un enfrentamiento directo con el Kremlin y la posibilidad de entrar en guerra con Rusia. Algo que ya sucedió en 2008, cuando Georgia atacó a las regiones separatistas de Abjasia y Osetia del Sur y Moscú invadió el país.  

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Protestas de manifestantes opositores

Sin embargo, esta visita no fue bien recibida por miles de manifestantes en Tbilisi, quienes llamaron a Orban “títere” de Moscú en ruso y húngaro. Las concentraciones opositoras principales se dieron frente al parlamento georgiano el lunes durante la noche.  

“No vamos a entrar en este parlamento. Rechazamos todos los mandatos”, dijo. “No vamos a entrar en ninguna negociación. Vamos a luchar hasta la victoria y les prometemos que definitivamente ganaremos juntos”, aseguró Giorgi Vashadze, líder de la coalición Movimiento de Unidad Nacional. 

Los manifestantes coincidieron en la falta de esperanza de que las cosas se puedan solucionar por la vía institucional y la necesidad de protestar para dejarle “a las futuras generaciones un mejor panorama”.  

Georgia, al igual que otros países que pertenecieron a la Unión Soviética, tienen varios conflictos políticos y militares por resolver. Algunas de estas naciones, en su mayoría de tamaño pequeño, han mostrado su interés de acercarse hacia Europa, una línea roja para Moscú, quien siempre lo ha visto como una grave amenaza para su seguridad militar.  

Con EFE, Reuters y AP