Las conversaciones climáticas de la COP29 se asemejan a un campeonato de ajedrez de élite: ausencias notables, pero intensas maniobras estratégicas entre bastidores. La jornada de este 12 de noviembre subrayó el cruce de posturas entre el gobierno del país anfitrión, Azerbaiyán, y el secretario general de la ONU, Antonio Guterres, en torno a los combustibles fósiles. Además, los líderes de los países más contaminantes están ausentes en la cumbre.
Este 12 de noviembre, el presidente de Azerbaiyán, anfitrión de la COP29, criticó duramente a los países occidentales que cuestionan la industria petrolera y gasífera de su nación. En su discurso inaugural, Ilham Aliyev calificó a su nación como blanco de una "campaña de difamación y chantaje bien coordinada".
Poco después, el Secretario General de la ONU respondió enérgicamente, tachando de absurda cualquier estrategia que implique duplicar el uso de combustibles fósiles.
Este intercambio refleja el dilema central de las negociaciones climáticas: aunque se promueve la transición hacia energías renovables, muchas naciones, incluidas economías avanzadas, continúan dependiendo de los combustibles fósiles. Según Azerbaiyán, el petróleo y el gas están perdiendo peso en su economía gracias a un proceso de diversificación hacia otros sectores.
"Como presidente de la COP29, por supuesto, seremos firmes defensores de la transición verde, y lo estamos haciendo. Pero al mismo tiempo, debemos ser realistas", alegó Aliyev, quien defendió los recursos petrolíferos de su país como un "regalo de Dios".
"No se debe culpar a los países por tenerlos, ni por llevarlos al mercado, porque el mercado los necesita. La gente los necesita.", continuó. Según él, es hacia Estados Unidos, el mayor emisor histórico de carbono del mundo, y a la Unión Europea son quienes deben ser blanco de críticas.
La conferencia anual de la ONU sobre el clima arrancó el martes en Bakú, Azerbaiyán, con la ausencia de notables figuras y representantes de las principales potencias mundiales. A diferencia de cumbres climáticas previas, esta edición carece de la presencia de líderes de alto perfil, mostrando la creciente brecha entre las naciones más contaminantes y la necesidad de acciones conjuntas para abordar la crisis climática.
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“La hipocresía política se convirtió en una especie de modus operandi”
“Los responsables de esto no están”, comentó el presidente bielorruso, Aleksandr Lukashenko. “¿Qué eficacia tienen nuestras acciones en esta reunión, cuando el presidente de Francia, que fue el país responsable de París, ni siquiera está aquí y considera que no es relevante? No hay nada de qué enorgullecerse”, reclamó.
Francia no es la única gran ausencia en la cumbre. Los principales emisores de gases de efecto invernadero y las mayores economías del mundo, como China y Estados Unidos, no enviaron a sus líderes. Tampoco están los jefes de Estado de India e Indonesia, lo que implica que los cuatro países más poblados del planeta, que juntos representan más del 42% de la población global, no tendrán a sus máximos dirigentes participando en las conversaciones climáticas.
"Desafortunadamente, los dobles estándares, el hábito de dar sermones a otros países y la hipocresía política se convirtieron en una especie de modus operandi para algunos políticos, ONG controladas por el Estado y medios de noticias falsos en algunos países occidentales", comentaba Aliyev.
Estados Unidos, como principal productor mundial de petróleo y gas, y los países europeos, con ambiciosos objetivos de reducción de emisiones para 2030, enfrentan un dilema: tras la invasión rusa de Ucrania en 2022, Europa busca con urgencia nuevas fuentes de gas, lo que evidencia la tensión entre las metas climáticas y las necesidades energéticas de sus países.
En este contexto, el discurso del presidente de Azerbaiyán durante la COP29 ha generado opiniones divididas entre los observadores, algunos de los cuales advierten que podría augurar un desenlace poco prometedor para las negociaciones climáticas de las próximas dos semanas.
"Utilizar una conferencia sobre el clima para promover la producción y el uso continuos de combustibles fósiles es… provocador y profundamente irrespetuoso hacia los países que están en la primera línea de los impactos climáticos", expresó Romain Ioualalen, líder de políticas globales del grupo de campaña Oil Change International.
"Los países desarrollados no sólo han descuidado su deber histórico de reducir las emisiones, sino que están redoblando su apuesta por el crecimiento impulsado por los combustibles fósiles", afirmó Harjeet Singh, activista climático. "Esa hipocresía es una negligencia peligrosa que pone en riesgo nuestro futuro colectivo", agregó.
“El mundo debe pagar o la humanidad pagará el precio"
El Secretario General de la ONU, Antonio Guterres, recordó a los líderes mundiales en la COP29 que este año el planeta vivió temperaturas récord, calificándolo como “una clase magistral sobre destrucción climática”. "El sonido que se escucha es el tictac del reloj. Estamos en la cuenta regresiva final para limitar el aumento de la temperatura global a 1,5 grados Celsius y el tiempo no está de nuestra parte", sentenció Guterres.
Sin embargo, Guterres adoptó un tono esperanzador, señalando que “la revolución de la energía limpia está aquí. Ningún grupo, ninguna empresa, ningún gobierno puede detenerla”, en una probable alusión a la reelección de Donald Trump en EE.UU.
Según datos de la ONU, en 2016, año de la primera elección de Trump, había 180 gigavatios de energía limpia y 700.000 vehículos eléctricos en el mundo. Actualmente, esas cifras han escalado a 600 gigavatios de energía limpia y 14 millones de vehículos eléctricos, reflejando un cambio significativo hacia tecnologías más sostenibles.
"No hay tiempo que perder en materia de financiación climática: el mundo debe pagar o la humanidad pagará el precio", señaló el secretario de la ONU.
"La falta de financiación es lo que frena nuestras ambiciones, y por eso debemos cumplir con esta COP, la COP sobre finanzas. El nuevo objetivo de financiación climática debe reflejar la verdadera escala de la crisis climática. La necesidad se mide en billones, no en miles de millones. Debe tener en cuenta las circunstancias especiales de los pequeños Estados insulares en desarrollo", alegó Mohamed Muizzu, presidente de Maldivas.
El primer ministro del Reino Unido, Keir Starmer, fue una de las figuras destacadas en la COP29, donde anunció un ambicioso objetivo de reducir las emisiones en un 81% para 2035, tomando como referencia los niveles de 1990. Esta meta está alineada con el compromiso del Acuerdo de París de limitar el aumento de la temperatura global a 1,5 grados Celsius por encima de los niveles preindustriales, un paso crucial en la lucha contra el cambio climático.
"Establece un estándar muy alto para otros países", reaccionó Debbie Hillier, responsable de política climática global de Mercy Corps.
La Cumbre de Líderes Mundiales contará con la participación de líderes de algunas de las naciones más vulnerables al cambio climático, incluidas varias pequeñas islas y más de una docena de países africanos. La ausencia de líderes de las economías más poderosas se debe, en parte, a compromisos como la próxima reunión del G20 en Brasil, así como a eventos recientes como las elecciones en Estados Unidos y la crisis política en Alemania.
Mientras tanto, las negociaciones climáticas se centran en el financiamiento, con un enfoque en cómo las naciones ricas pueden ayudar a los países en desarrollo a abandonar los combustibles fósiles, gestionar futuros daños climáticos y abordar las pérdidas ya sufridas por fenómenos extremos.
Los principales bancos multilaterales del mundo se comprometieron a incrementar la financiación climática para países de ingresos bajos y medios hasta alcanzar los 120.000 millones de dólares anuales para 2030.
Este aumento representa un 60% más que lo destinado en 2023 por el grupo de 10 bancos multilaterales de desarrollo. Del total comprometido, 42.000 millones de dólares se destinarán a la adaptación frente a impactos climáticos extremos, un aumento del 70% respecto al año anterior.
Con AP y Reuters