El colapso del Gobierno, una economía en problemas y mucha incertidumbre. El año que termina quedará en el recuerdo como uno particularmente difícil para Alemania.
El 16 de diciembre de 2024, un lunes gris invernal, pasará a la historia política de Alemania como el día en que Olaf Scholz, el impopular canciller, perdió un voto de confianza en el Parlamento que da vía libre a elecciones anticipadas en febrero.
Pasará a la historia porque este tipo de votos son muy escasos en Alemania: el del lunes fue apenas el sexto desde la posguerra. También se ha convertido en un símbolo de la crisis y de la turbulenta inestabilidad que domina actualmente la principal economía de Europa.
Scholz, en el poder desde 2021 tras el retiro de Angela Merkel, lideró hasta hace poco una coalición de tres partidos muy disímiles -los verdes, los liberales y los socialdemócratas del canciller- que colapsó en noviembre en medio de peleas y controversias.
Controversias que continúan en una campaña política atípica y a las carreras, en pleno invierno y con los partidos posicionándose para los comicios de febrero y discutiendo temas que marcaron el año 2024.
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El motor económico que no arranca
Si hay un tema que marcó este año fue el pobre desempeño económico, que para Alemania está vinculado muy de cerca con su influencia política a nivel internacional.
La economía fue el tema que finalmente desembocó en la disolución de la coalición de gobierno, pues los tres partidos no pudieron ponerse de acuerdo sobre el presupuesto del próximo año en épocas de bolsillos ajustados.
Algunas de las compañías alemanas más reconocidas a nivel internacional –Volkswagen, Bosch, Thyssenkrupp, Audi—han anunciado recortes.
Y los alemanes ven el desempeño económico con preocupación. Según una encuesta nacional de diciembre, este es considerado el problema más importante de la actualidad, por encima incluso de la migración y de los conflictos internacionales.
Casi la mitad de los encuestados dijo estar preocupado por no poder pagar sus cuentas y de tener problemas económicos en la vejez.
Y el panorama no parece mejorar, por lo menos a corto plazo. El Banco Central recortó sus previsiones para los próximos dos años, asegurando que el país enfrenta tanto desafíos estructurales como problemas económicos persistentes.
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Trump y la política exterior
Estos problemas podrían acentuarse con la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca y, sobre todo, por sus políticas proteccionistas.
El instituto IFO, una entidad de investigación económica con base en Múnich, aseguró que Alemania enfrentará “grandes problemas” si Trump cumple con sus promesas arancelarias, en especial el sector exportador, que es esencial para el desarrollo alemán.
La llegada de Trump también podría generar presión sobre otro tema que fue relevante para Alemania en 2024: la ayuda militar a Ucrania y las discusiones para ponerle fin a la guerra con Rusia.
El Gobierno de Scholz continuó este año su asistencia militar a Ucrania, reiterando con frecuencia que es uno de los países que más ha apoyado a Kiev.
Pero la relación entre ambos gobiernos estuvo también marcada por desacuerdos que quedaron en evidencia cuando Scholz viajó a Ucrania a principios de diciembre.
Entre las discrepancias más notorias están la negativa de Scholz de autorizar el envío de misiles de largo alcance a Ucrania, o la crítica de Volodimir Zelenski a que Scholz haya hablado por teléfono con el líder ruso Vladimir Putin.
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Migración irregular y migración cualificada
La guerra ha tenido un impacto adicional en Alemania, que ha recibido alrededor de 1,2 millones de ucranianos, según dijo el propio canciller este mes.
Los ucranianos fueron recibidos positivamente por la mayoría de alemanes, pero su llegada igual ha puesto presión sobre un sistema social que ya estaba en sus límites tras la crisis migratoria de 2015 y en medio de turbulencias económicas. Actualmente, en Alemania hay alrededor de 3,5 millones de refugiados.
Estas cifras han alimentado discusiones sobre cómo regular la política migratoria. El Gobierno se enfocó principalmente en dos áreas: controlar la migración irregular y fomentar la llegada y la permanencia de trabajadores cualificados.
De hecho, en este último aspecto, en 2024, entró en vigor una nueva ley que permite la ciudadanía múltiple de manera general y no, como en el pasado, de forma excepcional. Esto facilita la consecución de la nacionalidad para extranjeros que llevan años en Alemania, con familias y trabajos estables.
De igual manera, reformas a las leyes de inmigración dieron vía libre a que el país atraiga de manera más fácil personal cualificado a nivel internacional para llenar los 700.000 puestos vacantes que se estima hubo en el país en 2024.
Esto incluye la firma de acuerdos bilaterales con varios países a nivel mundial, entre ellos Colombia.
El Gobierno en Berlín anunció este año que trabajará de manera cercana con las autoridades colombianas para reducir la migración irregular y al mismo tiempo reforzar la migración laboral legal, como dijo la ministra del Interior, Nancy Faeser.
El Gobierno alemán aseguró que prevé que se firmen más acuerdos migratorios con otros países, aunque eso, en últimas, dependerá de lo que ocurra el próximo año.
Las elecciones de febrero, después de todo, determinarán no solo cómo será el nuevo gobierno, sino también si los alemanes votan por un cambio de rumbo político.
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