El sujeto no tiene facultad para crear las circunstancias por tratarse de situaciones complejas de la vida donde actúan causas y efectos de la historia que como destino o azar, se arriman a un costado de la memoria como forma de experiencia viva en determinados hechos o acontecimientos.
Por supuesto, nadie puede predecir por qué las circunstancias obran de tal manera porque de saberlo, se malograría el milagro que las generan.
Entendemos que el historiador, el antropólogo, el sociólogo y el escritor, entre otros, están en el deber de tratar por todos los medios posibles de explicar los sucesos de la época en la que le ha tocado vivir. Porque solo ellos pueden especificar la naturaleza de cómo se plasmaron o produjeron.
En nuestro caso particular, siempre me he mantenido en bajo perfil, y, por tal razón, nunca he buscado la fama ni tampoco me interesa el exhibicionismo. Soy lo que soy, como realidad concreta y por esa razón me entusiasma traspasar la esfera de lo imaginario. Si me preguntaran cómo almaceno tantos acontecimientos históricos, políticos y literarios, no podría responder a interrogantes que se sitúan en la perplejidad de la coyuntura vital.
Durante muchos años no pasó por mi mente, la idea de revelar asuntos muy controversiales provenientes de un personaje que algunos llegaron a tildar de genio político y que llegó a dominar todos los géneros literarios. Me refiero, a Joaquín Balaguer. Pero llegado un día cualquier y de manera extraña, tuve que lidiar con mis emociones que me presionaban para que narrara mis conversaciones con este hombre que fue seis veces presidente de la República y que no se dejó vencer por el monstruo llamado Trujillo, de quien fue su más certero escribano por espacio de 30 años.
¿Acaso es un invento de quien esto escribe en cuanto a que, entre Balaguer y Fidel Castro, hubo un intermediario?
Y fue de esta manera que me decidí a contar aquellos secretos que él me reveló en la intimidad. Las concepciones y actitudes de su vida íntima y el ejercicio del poder, Balaguer nunca las puso de manifiesto ni siquiera a muchos de sus familiares más cercanos. Confieso, en este caso, que fui un afortunado al documentar episodios que nadie conseguirá pergeñar porque ya duerme el sueño de la inmortalidad.
En cuanto a lo que he publicado sobre mis conversaciones con Balaguer, he recibido muchos ataques de gente ignorante y de otros que no me perdonan que este humilde servidor pudiera establecer diálogos continuos y de envergadura con este gladiador de la política; pero los que estudian el comportamiento humano parten de las hipótesis de que las frustraciones y las impotencias generan todo tipo de incomprensión de algunos sujetos que las suplen con sutilísima travesura.
Por lo general, dicen los psicólogos, la vida en determinados individuos se torna insignificante y adoptan disfraz, como las máscaras de Giovanni Papini, agregaría quien escribe, al no lograr cierto protagonismo. Entonces, no tienen otro modo, que criticar hasta volverse impersonal, como todo personaje de novela que vive en el fango de su propia metamorfosis.
A Balaguer hay que estudiarlo a partir de las circunstancias y que solo su genio político pudo sobrevivir a ella; a partir de la antropología cultural y su accionar en la vida pública no difiere en nada con su coherencia y sus hechos negativos y positivos que obviamente tienen gran importancia para el estudio de las generaciones que no lo conocieron o no lo comprendieron.
En primer lugar, habría que partir del Balaguer que en los 12 años de sus primeros gobiernos tuvo que aceptar las imposiciones de los Estados Unidos de Norteamérica para mantenerse en el poder; el Balaguer, que también gobernó en medio de prejuicios, odios y antagonismos como consecuencia de la Revuelta de Abril de 1965; el Balaguer que no pudo detener los enfrentamientos de las izquierdas con los miembros de la Policía Nacional.
El Balaguer, cercado por la CIA y que tuvo que pasar por alto muchas de sus acciones represivas para mantenerse en el poder y soportar además la injerencia de la Gulf and Western y la Falcombrige, donde se planificaron los asesinatos del veterano periodista Orlando Martínez, Guido Gil y, por último, el caso de Narciso González (Narcisazo), crimen cometido por fuerzas incontrolables y que el general Rafael Guerrero Peralta, con la responsabilidad que lo caracteriza y uno de los generales de más confianza de Balaguer, luego de la desaparición del general Neit Rafael Nivar Seijas, repudió el hecho cuando llevaron el cadáver moribundo de Narcisazo a la jefatura de la Policía Nacional y conminó a los sujetos que lo trasladaron hasta allí, irse de inmediato con el cuerpo a otro lugar.
Algunos sujetos que participaron en esa acción abominable todavía viven y se les observa en las avenidas manejando vehículos todoterreno y asistiendo a los mejores restaurantes y almorzando con comunistas que han vivido siempre del cuento; que critican y acusan a Balaguer de sanguinario, pero se niegan a confesar sus crímenes y de los dineros que recibieron del coronel Caamaño en Cuba para allanar el terreno de su expedición en 1973. Los nombres de la lista les fueron suministrados a Balaguer.
Y qué decir de las reuniones en las que participaron algunos dirigentes comunistas con nombres y apellidos con el ingeniero Carlos Morales Troncoso, en la Gulf and Western en su calidad de accionista minoritario y donde se planificaron varias acciones políticas, según revela Balaguer.
¿Acaso es un invento de quien esto escribe en cuanto a que, entre Balaguer y Fidel Castro, hubo un intermediario?
¿Acaso es un invento de mi persona que entre Fidel Castro y Carlos Morales Troncoso, existió una amistad por varios años. Ambos, según revela Balaguer, se conocieron en el lugar llamado, Varadero, Cuba?
Y qué decir también de los dirigentes comunistas pertenecientes al Movimiento Popular Dominicano (MPD) que recibieron armas y dineros del general Antonio Imbert Barreras.
Por qué esos comunistas no divulgan los nombres que el coronel Caamaño le suministró al doctor Emilio Ludovino Fernández, donde describe los nombres de aquellos que lo traicionaron. Se recuerda, Ludovino Fernández, fue el enlace de mayor confianza que tuvo el líder de la Revuelta de Abril de 1965. Bastaría hurgar en los documentos y cartas que se conservan en un lugar seguro para entender la falsa de algunos destacados revolucionarios que participaron en los acontecimientos de 1965 y que viajaban a Cuba para entrevistarse con Caamaño con el beneplácito y los dineros que recibieron de los agentes de la CIA, cuyo centro de operación, ya lo he mencionado, estaba ubicado en el sótano de la Galería de Arte Moderno, hoy, Museo de Arte Moderno.
Algunos dirigentes comunistas se resisten a narrar los seis intentos de golpe de Estado contra Balaguer, donde la izquierda estuvo involucrada y que Balaguer me contó cómo salvó la vida una noche al regreso del Palacio Nacional a su residencia ante una llamada del profesor Juan Bosch, que le advirtió del complot. ¿Acaso este hecho es una fabulación de quien esto escribe?
¿Acaso, el golpe de Estado que un sector militar comprometido con el Partido Revolucionario Dominicano (PRD) iba a llevar a cabo en contra de Balaguer y que se suspendió porque el líder de esa organización política, doctor José Francisco Peña Gómez, dijo que no quería otro baño de sangre similar al 24 de abril de 1965, es una ficción?
Por qué esos dirigentes comunistas no escriben y se niegan a narran de cómo los generales Rafael Guerrero Peralta y Juan Bautista Rojas Tabar, estaban enterados de una asonada en contra de Balaguer por parte de militares y civiles partidarios del líder José Francisco Peña Gómez, y para evitarla, desplegaron amplios corredores militares.