La invasión de Ucrania por parte de Rusia tiene a todo el mundo con los dedos cruzados, esperando que el desenlace ocurra pronto y que no haya consecuencias desastrosas, que impliquen más muertes, y ninguna escalada de la guerra hacia movimientos más cruentos tanto en Ucrania, en Rusia, o en los países del báltico y de la frontera con Rusia, que en el pasado fueron parte de la desaparecida Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas.
Vladimir Putin desea restaurar el poder perdido por Rusia y quiere vengar la humillación sufrida por los rusos con la caída del imperio soviético en 1992, luego de que Mijael Gorbachov aplicara la Glasnost y la Perestroika.
Aparte del pueblo ucraniano, que sufre las peores consecuencias de este enfrentamiento post guerra fría, por su interés de ser miembro de la OTAN y de la Unión Europea, todos los países del mundo están pasando por una situación inverosímil, con los aumentos de precios en todos los productos, incluyendo materias primas, combustibles y productos terminados. Este fin de semana sólo con el anuncio de que Estados Unidos y Unión Europea analizan un bloqueo a las compras de petróleo procedente de Rusia, el salto en los precios fue impresionante. Pasó de los 90 dólares el barril a 125 dólares. Si la medida se hace efectiva, para endurecer el cerco económico y financiero sobre Rusia, es probable que el precio del barril se eleve aún más.
La crisis migratoria que está creando este conflicto tendrá repercusiones gravísimas en los países de la región, cercanos a Ucrania, como Polonia, Finlandia, y los europeos que han aceptado recibir migrantes ucranianos. La tragedia contra poblaciones civiles, por ataques militares y destrucción de infraestructura estratégica, es una crueldad pocas veces vistas en el mundo. Los rusos han destruido varios aeropuertos ucranianos, y han atacado objetivos nucleares, con posibilidad de generar una tragedia universal, especialmente en Europa.
La atención universal a esta invasión tiene justificación. Las personas más sencillas y de todos los sectores sociales se hacen las mismas preguntas ¿Que podría pasar con este asunto de la invasión rusa en Ucrania y qué le espera a la humanidad con una presidente como el de Rusia, Vladimir Putin, que amenaza a todo el mundo con frecuencia?
Nadie tiene respuestas que tranquilicen a los que se hacen estas preguntas. Vladimir Putin y su ejército siguen un plan y están aplastando a los ucranianos. Destruyen sus instalaciones militares y edificaciones donde viven millones de personas. Millones están migrando. Como no pueden hacerlo en aviones, caminan cientos de kilómetros, llegan a las fronteras más cercanas y piden refugio.
Mientras tanto, como consecuencia de la invasión a Ucrania se han adoptado medidas de golpeo a la economía rusa, se ha cercado el mercado de consumidores rusos, se le han quitado los derechos para uso de cuentas bancarias en occidente, tarjetas de crédito, se han congelados las reservas rusas en bancos de todo el mundo. Los servicios de internet, redes sociales, noticias, procedentes de Rusia han sido bloqueados. Aunque el ejército ruso ataca Ucrania, el gobierno ruso recibe los datos del cierre de operaciones científicas, financieras, deportivas, y que ya no hay posibilidad de que Vladimir Putin siga expandiendo su influencia en el mundo democrático. Hasta los chinos han cejado un poco y se reservan el derecho de no ser parte de lo que hace Rusia en Ucrania. Eso sí, los chinos saben que son beneficiarios directos de esta crisis, porque de alguna manera Rusia podría quedar en los brazos protectores de la República Popular China.
Otros beneficiarios de la estrategia rusa de mostrarse como el oso feroz, con la invasión a Ucrania, son la OTAN, Unión Europea y Estados Unidos, que no tienen que hacen más esfuerzos en su pugilato estratégico contra Putin y Rusia. La invasión a Ucrania ha sido la muestra más poderosa para que el mundo entienda que este presidente ruso, frío, insensible y amenazante es una bestia con la que no es posible hacer alianzas, ni negocios, ni tratados. Y pese a su poderío militar, a partir de ahora Rusia será un país apestoso e irracional, que estará fuera de la gracia del mundo democrático.
Rusia es culpable, por demás, de la inflación mundial, de la hambruna que genere esta invasión, de la crisis migratoria agudizada que trae consigo, y del armamentismo que se despierte a partir de ahora, como ya ha quedado demostrado con el aumento desproporcionado que ha realizado China al presupuesto de su aparato militar y de defensa, como lo harán todos los países de Europa, que seguirán con el temor del feroz oso ruso que vive en su cercanía.