Por fin, un alto funcionario del gobierno de Estados Unidos reconoce que la República Dominicana ha dado apoyo a su vecina República de Haití.
En efecto, el secretario adjunto de Estado para Asuntos del Hemisferio Occidental, Brian Nichols, destacó este jueves en el Senado de EEUU que República Dominicana ha acudido en auxilio de Haití.
Importante resulta, además, que las autoridades estadounidenses comprendan la necesidad de que Haití supere la crisis y progrese, para que se materialice un desarrollo de los dos países de la isla La Española de manera armoniosa.
"Mucho del éxito de la Española depende de un Haití próspero y exitoso. República Dominicana ha prosperado y se ha desarrollado, pero sería un país más exitoso si tuviera un vecino que también fuera próspero y estable", declaró ante el Subcomité del Hemisferio Occidental.
El senador Robert Menéndez convocó al organismo del gobierno estadounidense para discutir sobre el plazo dado por el Consejo de Seguridad de la Secretaría General de las Naciones Unidas para decidir qué hacer en Haití, y que vence el 15 de agosto.
El secretario general de las Naciones Unidas, Antonio Guterres, debe elaborar un informe y presentarlo ese día sobre las posibles acciones que se pueden implementar en Haití para encarar el asunto.
En la citada reunión, el senador Robert Menéndez sesión que "República Dominicana es un buen aliado de EEUU, es una democracia fuerte aliada en el fortalecimiento de la democracia en la región".
Ojalá que el gobierno y los políticos de EE.UU, demócratas y republicanos, comprendan la urgente necesidad de ayudar al pueblo de Haití a superar la crisis, para poder recuperar la normalidad y emprender el camino hacia el anhelado bienestar.
Pero que al mismo tiempo comprendan que el país que ellos consideran aliado estratégico y socio confiable, República Dominicana, sería el más perjudicado si la situación de Haití se empeora, como todo indica que podría ocurrir.
Es hora de pasar de las palabras a los hechos. Si nos consideran sus aliados y socios, deben comprender nuestras preocupaciones frente a un problema que no creó la República Dominicana ni tiene la capacidad, en materia de recursos, para resolverlo.