Nuevamente el país se ha visto precisado a tomar medidas para evitar el desagüe del río Masacre, que compartimos con Haití, porque dos individuos, exsenadores de aquel país, siguen agitando y provocando inquina entre los dos países.
Todo el mundo sabe que el desgobierno en Haití es mayúsculo, y que el desempleo en la zona donde los dos agitadores "enchinchan" el ánimo es de aproximadamente el 80 por ciento.
El Instituto Nacional de Recursos Hidráulicos (INDRHI) podría hacer un estudio y aclarar las posibilidades técnicas, si existen o no condiciones, para el desvío de las aguas del río Masacre.
Hace algunos años el ingeniero Fausto de León ya adelantó conclusiones sobre las posibilidades que tendría el lado haitiano para sustraer las aguas del Masacre. No hay ninguna posibilidad, por la altura de los terrenos utilizados, y para tener éxito habría que construir un dique de almacenamiento de agua que sí ayudaría a trasladar el caudal hacia territorio haitiano.
Eso es lo que debe procurar el gobierno dominicano: Que se construya un dique y que se almacene el agua para el exclusivo beneficio del territorio haitiano.
El canal que se construye en este momento a instancias del ex senador de Haití, Jean Kitó, quien aprovecha el desgobierno en su país para provocar situaciones extremas con la República Dominicana.
Como no hay posibilidades reales del desvío del rio Masacre, y como este conflicto podría incentivar a irracionales locales a presionar al gobierno para tomar medidas más duras, habría que pensar con cuidado las decisiones que hasta el momento se han adoptado.
El cierre de la frontera es una acción inadecuada. Hay un comercio binacional que favorece ampliamente a la República Dominicana. No es correcto mantener la frontera cerrada, porque son muchas las familias y productores locales que dependen del negocio fronterizo. El cierre de la frontera inmoviliza muchas cosas, y principalmente el comercio y la producción. Y no se logra que estos señores cambien de actitud.
Los haitianos están sembrando blocks y con eso no consiguen resultados favorables, porque las aguas del río permanecerán en su estado natural.
No es necesario que el ministerio de Defensa movilice equipos pesados, como acaba de hacerlo, con la intención de destruir lo que ya han excavado los haitianos. Estamos con un conflicto que no tiene sentido. Ni el exsenador irresponsable que crea el conflicto tiene posibilidad de construir un dique, ni el precario gobierno haitiano está ni puede estar en eso.
Las autoridades tienen información en sus manos y podrían perfectamente actuar para apaciguar los ánimos de los extremos en Haití y en República Dominicana, sin necesidad de mantener el cierre de la frontera ni movilizar equipos pesados para la zona de Dajabón.