Desaprensivos -como siempre aparecen- están hablando de una guerra entre República Dominicana y Haití.
Y lanzan argumentos creativos y estrambóticos sobre un escenario de guerra que se están inventando, para forzar al gobierno dominicano a invertir en armamentos y gastos militares, como si de verdad la soberanía dominicana estuviese en peligro.
Haití no tiene fuerzas armadas ni ejercito. El vecino país cuenta con una policía de 14 mil hombres, que no tiene capacidad para enfrentar a las bandas delincuenciales, encabezadas por el ex policía Jimmy Cherizier, alias Barbicue.
El argumento es que los haitianos estarían conspirando para desatar una guerra contra la República Dominicana, y que por eso hay que armar y reorganizar al Ejército Nacional, a la Armada y a la Fuerza Aérea. No sólo piden incorporar más hombres, sino comprar equipos convencionales y de guerra, además de aviones, embarcaciones, fusiles, bombas y tanques, para que podamos resistir la supuesta avalancha de haitianos que se nos viene encima. ¿Y no es un ejército que vendría?
Estos sujetos irresponsables, amparándose en el temor de muchos ciudadanos, dicen que ya las bandas violentas haitianas operan en nuestro país y que el gobierno no tiene capacidad para defender la soberanía. En realidad, desean que nuestros militares salgan a las calles a buscar haitianos para fusilarlos. ¿Es esto posible? Claro que no es posible, ni siquiera en la más draconiana imbecilidad.
Con este tipo de alarma se crea mucho daño al país y se incentiva un estado de ánimo fuera de la normal tranquilidad en que vivimos. A eso se añade que estos mismos grupos ultra nacionalistas dicen que los haitianos que viven en el país -que estos grupos suman irracionalmente sobre los 3 millones- podrían levantarse contra los dominicanos y crear el caos.
Y para completar el cóctel violento le añaden el componente supuestamente de complot de las Naciones Unidas y la OEA, para unificar a la República Dominicana con Haití.
Nada más irresponsable, irracional y alocado. Quienes hablan de estos supuestos escenarios se presentan como predicadores de la nacionalidad, de la paz y del cuidado de la nación. Y aseguran que su advertencia es para evitar que los “enemigos de la patria”, los dominicanos que sostenemos que no hay posibilidad de tal guerra, sigan predicando a favor de la unificación con Haití.
Nuestro señalamiento es que perdieron el juicio o su contacto con el pensamiento lógico. Que han propagado una versión que no pasa de ser un deseo suyo, de una guerra entre dominicanos y haitianos, y que su mayor interés es una tragedia que borre lo que Francia y España hicieron como potencias europeas en el siglo XVIII y XIX, cuando con la mediación y participación de la Iglesia Católica, se repartieron las tierras de América.
Los dominicanos hemos sido y seguimos siendo personas de paz. No aspiramos ni deseamos ninguna guerra con los haitianos. Los haitianos sufren de la falta de institucionalidad, y carecen de un gobierno con fuerza y recursos para enfrentar a los delincuentes. Ese es un problema que los haitianos -en el ejercicio de su soberanía- deberán resolver.
El gobierno dominicano ha postulado en Naciones Unidas y otros escenarios internacionales por la paz y la normalidad en Haití. Nuestro presidente Luis Abinader ha sido muy claro en el sentido de que la República Dominicana no tiene solución para los problemas haitianos, pero está interesado en que esos problemas queden resueltos con el apoyo de la comunidad internacional.
El Ministerio de Defensa ha dicho que la frontera dominicana está bien protegida, y que no hay riesgos ni posibilidad de violencia del lado nuestro de la frontera. Hubo violencia en Juana Méndez, en CODEVI cuando turbas penetraron en esa empresa de zona franca, del lado haitiano, propiedad de dominicanos y alteraron el orden, agredieron algunas personas, y se tuvo que suspender las operaciones. La empresa ha retornado a la normalidad y las autoridades de Haití han garantizado, hasta donde les resulta posible, la seguridad.
Reiteramos, entre Haití y República Dominicana no hay escenario de guerra ni puede haberlo. Nuestro país seguirá protegiendo la frontera, para cuidar y salvaguardar los intereses dominicanos, incluyendo vidas, negocios y recursos, y no hay bandas haitianas que puedan prosperar contra nuestra soberanía.
Es una pena que políticos irresponsables de Haití estén patrocinando, en su territorio, versiones parecidas a las desaprensivas voces que en nuestro territorio se frotan las manos en espera de una imposible confrontación.