El doctor Leonel Fernández, presidente y candidato presidencial del partido Fuerza del Pueblo, reaccionó a los resultados de las elecciones municipales del domingo 18 de febrero mediante un breve discurso transmitido la noche del pasado jueves 22 a través de la radio y la televisión.
El partido que ganó las elecciones, según el doctor Fernández, fue el de los abstencionistas. Esa es su versión. Ya se ha visto que el abstencionismo en las municipales del 18 de febrero no fue distinto del que se registra en la historia de este tipo de comicios.
Fernández ha dicho: “Nunca habíamos experimentado algo parecido, que desde un partido de gobierno se trazara una línea orientada a disminuir el nivel de participación electoral de los votantes de la oposición”.
Para el doctor Fernández “Se procuraba que los votantes de la Fuerza del Pueblo y de la oposición no pudieran ejercer el derecho al voto y como prueba irrefutable de que fue una estratagema urdida con inocultable intención malévola está el hecho de que el mayor índice de abstención estuvo en las localidades con mayor número de electores, como la provincia Santo Domingo, el Distrito Nacional y Santiago, donde alcanzó por encima del 65 por ciento”. Exactamente parecido a la abstención en las elecciones municipales de 2020 y las del 2016.
Cándido Gerón publicó (1999) un libro titulado “Juan Bosch: la traición a un símbolo. (Matices de una conjura electoral 1996”. En ese libro se publica una carta que Adriano Sánchez Roa, ex administrador del Banco Agrícola, que entonces era un dirigente del Partido Reformista, envió al entonces presidente Leonel Fernández en la que cuenta las penurias que vivieron él y su familia, por acusaciones de corrupción que le hizo el primer gobierno del PLD (1996-2000) Y dice, entre otras cosas, las siguientes:
“Usted debe recordar, Señor Presidente, que yo le ayudé económicamente, igual que al Vicepresidente Fernández Mirabal, y que no sólo mantuve el Comando Agropecuario, formé el Frente Patriótico de Elías Piña con sede en mi propia casa, sino que hice aportes millonarios a través del contratista que usted y todo el mundo político conocen, y que además compré millares de cédulas adversas a la causa, acción ésta decisiva en el triunfo del Frente Patriótico”.
Una cosa es lo que discuten en sus reuniones internas, privadas, y otra el discurso que dirigen al público en general y a sus seguidores no vinculados a sus partidos.
Explica el señor Sánchez Roa que esas pruebas las mantuvo en reserva confidencial para no dañar la carrera política del presidente Fernández, y le advierte que “sabemos que con las cédulas (fotografiadas) que se adquirieron fue que el Frente Patriótico superó la votación del Partido Revolucionario Dominicano (PRD) y el Acuerdo de Santo Domingo (ASD)". Es decir, con cédulas compradas le robaron el triunfo electoral al doctor José Francisco Peña Gómez. De acuerdo con lo afirmado por Sánchez Roa, quien luego sería senador y abandonaría el PRSC para ingresar al PLD, Leonel Fernández fue el beneficiario directo de aquel fraude de 1996.
Y esa acción fraudulenta no fue sólo reformista. Por eso Adriano Sánchez Roa le escribió a Fernández que “aún conservo las fotos y grabaciones de las dos visitas que -pasada la Primera vuelta de 1996- me hizo el Vicepresidente a mi casa para que motivara a cercanos colaboradores del Presidente Balaguer en la formación del Frente Patriótico”. Y le cita los casos de dos miembros del Comite Central del PLD “que recibieron aportes y vehículos alquilados en la campaña del Frente Patriótico”.
Finalmente le agrega al entonces presidente Leonel Fernández: “Quiero que usted se entere de que adversarios políticos suyos viven insinuándome la revelación pública de aportes que hizo Juan Moya, a través de Jorge Luis Collado a su campaña presidencial, así como el origen de los 48 millones de pesos que recolectó para el Frente Patriótico el contratista que dirigió la comisión de finanzas formada en el Palacio Nacional”.
Y cómo no recordar que para la campaña presidencial de 2012, siendo Leonel Fernández presidente de la República, dijo en la ciudad de Nueva York que las simpatías e intenciones de votos del candidato del PRD, Hipólito Mejía, tendrían forma de cambiarse con la inversión de 40 mil millones del presupuesto nacional. Precisamente, sería en el gobierno de Danilo Medina que se revelaría que Fernández entregó el gobierno con un déficit sobre los 150 mil millones de pesos.
Cuando Leonel no pudo conseguir una nueva reelección en el 2012, recogió firmas y las entregó al PLD con el concepto de que las carretillas de firmas que consiguió eran votos. Entonces dijo, al resignarse ante la imposibilidad de su reelección: "Estos dos millones 200 mil firmas, que son dos millones 200 mil votos, los pongo a la disposición del PLD para lo que el partido decida”.
El resto de la historia es conocida: Danilo Medina reformó la Constitución y se reeligió en 2016, pese a la oposición interna de Fernández, que en un discurso se autoproclamó "guardián de la Constitución". En 2019 Fernández fue derrotado por el danilista Gonzalo Castillo en las primarias del PLD, y optó por marcharse y pactar con el PTD para crear su actual partido Fuerza del Pueblo.
El expresidente dijo que FP había logrado inscribir a más de dos millones de firmas, y él suponía que serían votos. Obvio, su partido ni los demás obtuvieron votos cercanos al número de militantes o miembros, lo que no es una tragedia, porque en las elecciones congresuales y municipales, así como en las primarias, no vota la mayoría de los inscritos en los padrones de los partidos. FP, por ejemplo, obtuvo 520 mil 352, lo que representa un 14.5% del sufragio general, y un 7% del padrón de votantes.
Los líderes políticos son actores de varios escenarios. Una cosa es lo que discuten en sus reuniones internas, privadas, y otra el discurso que dirigen al público en general y a sus seguidores no vinculados a sus partidos.
No sabemos qué habrá discutido el presidente Fernández con los más altos dirigentes de FP, en sus reuniones internas de estrategia. Pero seguro que difiere mucho del discurso difundido el jueves, en el cual echó manos de argumentos que no sostienen sus afirmaciones y denuncias.