Día de las madres

Este domingo se conmemora en la República Dominicana el Día de las Madres. Todo un acontecimiento cultural, emocional, comercial y de recuerdos. Desplazamientos, fiestas, regalos, celebraciones, visitas a los cementerios y recuerdos y añoranzas por la persona más importante en la vida de los seres humanos: El ser procreador, la persona que te trajo al mundo, que te incubó durante nueve meses, o siete, y a través de la cual te alimentaste, y luego de nacer el ser humano más adorable, cariñoso, comprensivo y que justifica todos tus pecados.

La celebración pudiera ser más grande, más ardorosa, más entusiasta y hasta más costosa. Eso no es lo que las madres desean para su día. Desean justicia, bienestar, salud, educación, tranquilidad. Desean que sus hijos sean seres humanos dignos, que todo cuanto hagan sea con justicia, calidad, solidaridad, y que nadie dañe a sus hijos. Es una celebración que por más críticas que se formulen se mantiene incólume, como parte del capitalismo y del mercantilismo, porque celebrar, festejar, abrazar y regalar a mamá todo cuanto sea posible se justifica. Todo nuestro amor para las madres. Nuestra compasión para los que no la tienen porque ya se fueron, nuestra solidaridad para los que las tienen enfermas, con dificultades para encontrarse con ellas, por la lejanía.

Nuestro amor a todas las madres del mundo. Y nuestro respeto por las que van a ser madres. Nuestro abrazo a todas las mujeres, y nuestra adhesión a la lucha de las mujeres por alcanzar la igualdad, la equidad de género y el control de sus decisiones sobre sus cuerpos. Los religiosos, los políticos y los machistas siempre aspiran a controlar las decisiones de las mujeres en su sexualidad, libre elección o sobre cómo mantener maniatadas a todas las que llevan el pesado lastre del signo femenino, que están limitadas en sus roles, dentro o fuera de las iglesias, en muchas empresas, donde no tienen igualdad salarial, o en muchos países donde se les obliga a ir detrás de los hombres y seguir sus políticas, o se les mutilan sus genitales.

Apostamos por las madres dominicanas. Nuestro respeto y nuestra solidaridad en un día de reconocimiento, que no compensa todas las demás celebraciones que debemos hacer por ellas durante todo el año.

Las elecciones en Colombia

Los colombianos van este domingo a las urnas. Un proceso político que ha sido seguido de cerca con mucho más interés que cualquier otro anterior, porque se ventila la candidatura puntera de Gustavo Petro, un exguerrillero que al parecer lleva todas las posibilidades de salir triunfante, y si no gana la presidencia primera vuelta, sería uno de los que calificaría para segunda vuelta.

América Latina ha seguido una tendencia, que pareciera pendular, de inclinarse en este período por los candidatos izquierdistas, en todas sus expresiones, desde los moderados a los más radicales. Acaba de ocurrir en Chile. Ya ocurrió en Argentina con Alberto Fernández o en México con Andrés Manuel López Obrador, y pasó recientemente en Honduras, con Xiomara Castro. Otros países que tienen gobiernos de izquierda surgidos en distitnas coyunturas, son Bolivia, Perú, Nicaragua, Venezuela y Cuba. Brasil irá a un proceso electoral en los próximos meses y la tendencia pareciera favorecer al Partido de los Trabajadores y el su líder histórico, Luis Inácio Lula da Silva, quien ya gobernó dos períodos y fue sucedido por su compañera de partida Dilma Rousseff, a quien las fuerzas conservadoras dieron un golpe de Estado amparándose en una jugarreta legalista.

Gustavo Petro se enfrenta a tres candidatos presidenciales relevantes, comenzando por Federico Gutierrez (Fico) del Movimiento Creemos Colombia, de derecha, seguido de Sergio Fajardo, de la Coalición Centro Esperanza, y Rodolfo Hernández, empresario y populista de derecha, quien ha repuntado en los últimos meses pese a su discurso carente de sustancia.

Colombia ha vivido un largo proceso de violencia y guerrillas, pero desde los acuerdos auspiciados por el presidente Juan Manuel Santos con las FARC, el país ha cambiado y poco a poco ha reconstruido una posibilidad de desarrollo pacífico. Del gobierno que ahora concluye amplios sectores del país suramericano se ha llevado una amarga frustración. Se espera que con este proceso electoral puedan cerrarse algunas de las brechas y divisiones que se han abierto por las diferencias sobre el cauce que debe seguir el proceso de paz y el rumbo que debe tomar la economa.

Nuestro abrazo a Colombia en este proceso electoral.