¿Qué tienen en común FondoMicro, el Banco de la Pequeña Empresa, BanFondesa, Banco ADOPEM, las zonas francas de Santiago, Megacentro, el desarrollo y créditos de las Mipymes, Banco ADEMI y tantas otras instituciones financieras del país, que se vieron obligadas a mirar y ponderar las microempresas, las pequeñas y medianas empresas para ser receptoras de financiamiento?
Hay un nombre y una historia: Mario Dávalos.
FondoMicro, que en realidad es el Fondo para el Financiamiento de la Microempresa, realizó este lunes un homenaje y recordación de Mario Dávalos, y con justa razón lo consideró un padre y maestro de uno de los sectores de mayor dinamismo en la economía dominicana, que en sus números supera la economía formal.
Marina Ortiz, como directora de FondoMicro, y su equipo de trabajo quisieron recordar a Mario Dávalos por sus aportes, enseñanzas, condición de maestro, tallerista, educador y responsable de fomentar la sistematización de la información sobre la microempresa en la República Dominicana.
Estaban presentes los representantes de las instituciones que apoyó Mario Dávalos, había presidentes de las mayores entidades financieras, directores de las organizaciones creadas y fomentadas por Mario, la principal autoridad reguladora del sistema financiero, intelectuales y profesionales, que ofrecieron testimonio del don de bien de Mayito, de sus enseñanzas, de sus insólitas salidas ante los más curiosos problemas, y también estuvo su familia, encabezada por su esposa, Rosalina Perdomo, su hijo Mario Dávalos Perdomo, sus hijas María Eugenia y Alicia, quienes revelaron los dos hogares de homenajeado: Su propia casa, en Arroyo Hondo, y su oficina en FondoMicro.
Frank Moya Pons escribió que “nos quedan de él sus enseñanzas, su modelo de hombre de bien bendecido con una inteligencia superior, dedicado al servicio de los demás, para el cual nació dotado de un inmenso espíritu de entrega”.
Hace apenas un mes que falleció Mario Dávalos, el 17 de mayo de 2024. Fue filósofo, moldeado por la Compañía de Jesús, y se formó como economista, lo que lo llevó a gerencia grandes proyectos, emprender e investigar, y fue el pionero en las publicaciones de investigaciones sobre temas como El Taller, El salón de Belleza, El Colegio y la Escuela, de diversos autores, que dieron sostenibilidad a las teorías de Mario Dávalos sobre el potencial de las microempresas en el país.
Fue el autor del libro Las Microempresas: El coloso desconocido de las economías en Desarrollo, publicado por FondoMicro en 1998, y estimuló publicaciones como El Colegio. La Antropología de la Educación en la República Dominicana, Microemepresas y Turismo en la República Dominicana, Pequeñas y Medianas Empresas en la República Dominicana, La Pequeña Empresa. Diagnóstico, Retos y Recomendaciones de Políticas, Tamaño, Eficiencia y Uso de Capacidad en las Pequeñas y Medianas Empresas de la República Dominicana, Microempresas y Seguridad Social en la República Dominicana, Micro, Pequeñas y Medianas Empresas en la República Dominicana, Pelo Bueno, Pelo Malo: Un Estudio Antropológico de los Salones de Belleza en la República Dominicana, Sondeo sobre las Microfinanzas en la República Dominicana, Peligros del Sobreendeudamiento en las Microempresas de República Dominicana, Capacidad de las Micro, Pequeñas y Medianas Empresas de Ofrecer productos y Servicios a los Gobiernos Municipales, Análisis del Marco Jurídico de las Micro, Pequeñas y Medianas Empresas en la República Dominicana.
Mario Dávalos fue un intelectual, trabajador incansable y el sostén de FondoMicro para impulsar el conocimiento y capacidad de desarrollo de las micro, pequeñas y medianas empresas dominicanas. Sin su aporte, su empeño, es muy probable que el país no hubiese avanzado del modo en que lo ha hecho, impulsando la creación de instituciones públicas y privadas para desarrollar la capacidad de crédito formal del sector.
Andy Dauhajre, responsable de comprometer a Mario con FondoMicro, dice de él que fue realmente un SuperMario: “Volaba a la geografía en crisis que requiriese su brillantez, experiencia y honestidad. A pesar del tiempo que estas delicadas tareas consumían, Mario logró estar presente para realizar la más difícil e importante tarea que tiene un hombre, la de guiar a sus hijos, enseñarles con su ejemplo los principios y valores que debemos asumir para alcanzar la felicidad de la familia y contribuir al desarrollo integral de la nación que nos ha acogido”.
Inés Aizpún, periodista, escribió don Mario era “un hombre de una conversación elegante, cultismo, discreto y educado como solo los hombres inteligentes lo son. Muy valorado en el campo de la investigación económica, pero siempre a una distancia prudente del ruido mediático o de los aplausos individuales”.
Gustavo Volmar, economista, dijo de Mario que “no hay duda de que la disciplina, moralidad y austeridad que primaron en su formación jugaron un papel fundamental, pero contó también con el respaldo de su admirable esposa y, más adelante, de sus hijos”.
Marina Ortiz, directora de FondoMicro, dijo que más que un jefe Mario “fue un líder que se ganó el respeto, la admiración y el afecto de todos los que le conocimos y, más aún, de quienes trabajamos con su usted. Su sencillez, su calidad humana, y moral, su honestidad, su trato amable y respetuoso, su humanidad para saber ponerse en lugar del otro y tener la capacidad de apoyarles sin escatimar esfuerzos solidarizándose hasta con situaciones personales son atributos que le hicieron una persona excepcional”.
Junto con FondoMicro y las entidades que le homenajearon al cumplirse el primer mes de su partida, Acento deja constancia del extraordinario hombre de bien que fue Mayito y de su temple para el trabajo, la solidaridad y el compromiso con el país. Siempre será recordado.